Desde allá por 2009 cuando se estrenó 21 días, Samanta Villar (42 años) ha conseguido crear un sello propio en televisión rápidamente reconocible para el público contando la realidad en primera persona, sin artificios. Un estilo que, no obstante, no ha estado exento de polémica debido a sus reportajes que han ido desde pasar tres semanas fumando porros, vivir sin papeles o metiéndose en la industria del porno.
“No tengo límite. No pienso mucho las consecuencias cuando digo las cosas. Sí que pienso a veces que soy una persona de expresión muy contundente. Como soy muy intensa, me gusta la intensidad, me gusta transmitir intensidad también. Y como soy muy apasionada, me gusta transmitir esa pasión”¸ admitía este domingo en Chester.
“Mi libertad ha tenido que ver con mis padres. Nunca me han inculcado ningún miedo. A amigas mías les decían: ‘Ay, ten cuidado por la calle a esas horas a ver que te va a pasar’ y a mi jamás me dijeron esto. Me ha ayudado a ser muy libre y a explorar mi vida”, explicaba.
Con una invitada así, obviamente Mejide no quiso pasar la oportunidad de preguntar a Villar si realmente busca la polémica o sale de una manera natural. “Yo sí que busco historias de impacto. Yo no me pongo a pensar qué puedo hacer yo para que genere una polémica. Yo busco historias que rompan los esquemas. No hago esto por egocentrismo, sino porque es una buena historia”.
“Una de las críticas que más me enervó de 21 días era una que decía que aquello era una pantomima (…). La gente que se cree que yo hago esto porque piensa que soy una egocéntrica no ve más allá. Yo no hago esto por egocentrismo, lo hago porque es una buena historia, es distinto”, comentó.
En este contexto, Mejide preguntó por uno de aquellos charcos del pasado que tanta polémica le generaron: 21 días haciendo porno. “Jugamos con la ambigüedad. Todo el mundo pensó que si ‘lo haces’ es como actriz pero, efectivamente, jugué con la ambigüedad de las palabras porque al final yo hice porno, pero como directora. Generamos una expectativa que no cumplíamos y es una cosa que jamás volverá a pasarme”, recordó.
“Pero si yo quiero mañana prostituirme a 3.000 euros el polvo, ¿por qué no lo puedo hacer? Hay prostitutas que les encanta su trabajo y la gente dice que eso no puede ser ¡pues claro que sí! Yo he ido, convivo con ellas, son mis amigas, tienen una asociación, yo soy la madrina… Ahora me vienes a decir que todas son esclavas o víctimas, o locas, o viciosas… La explotación sexual es horrible, además el proxenetismo es delictivo también, y yo esto lo condeno con todas mis energías (…) Una prostituta me dijo una vez: ‘Si hubiera menos pobreza, habría menos putas. Si hubiera menos estigma, habría muchas más”.
La maternidad
Asimismo, tampoco rehuyó de sus polémicas presentes, como su particular revolución sobre el papel de ser madre. Su testimonio rompe con el discurso público establecido hasta el momento. “Entiendo que me pueda criticar si tuviera a mis hijos en desamparo, los insultara, los maltratara... Pero cuando te digo que son lo más importante de mi vida, pero que no me ciega para decir que es un sacrificio descomunal, que no sepas distinguir…"
"Siempre somos las mujeres las que juzgamos a las mujeres que no viven esto como se debe vivir. Sale una mujer diciéndote cómo se debe vivir y si no lo vives así, la culpa es tuya. ‘Eres egoísta, inmadura, oportunista’, te dicen. Todavía muchas mujeres no entienden el poder que tenemos al aceptar que otras mujeres vivan su vida en la diferencia”.
“Siempre nos han contado lo bonito. Hay una parte de sacrificio, de llevarte al límite, de hasta llegar al dolor físico por agotamiento… Si me llegan a contar antes, a lo mejor me lo pienso antes. Ahora no renuncio a mis hijos, pero si mi madre me dice que al ser madre voy a cambiar de profesión, que voy a dejar de ser periodista para ser cuidadora, te digo que no. No me hice cuidadora, enfermera o trabajadora social. No me interesa ese tipo de trabajo. Este trabajo, el de ser madre, es un trabajo 24 horas al día 7 días a la semana no remunerado de cuidadora”, explicó.
“Los amo con locura. Y claro que me compensa. Yo no digo eso. Lo que digo es que a todos los que vienen detrás, que no tienen hijos, hay que explicarles todo”, continuó. “No puedo decir que ser madre es lo mejor que me ha pasado en el vida cuando llevo tres semanas sin dormir”.
“Pero te compensa...”, le comentaba Risto. “Es tramposo. Tú no haces un cálculo coste/beneficio con un hijo. Es amor puro. Si me tiro a jugar con mis hijos y soy como una leona y los cachorros… Todo lo que sea amor es lo mejor de la vida. Pero eso ya nos lo han contado”.