El bailarín y coreógrafo Rafael Amargo (43 años) se sincerará esta noche, a partir de las 23.45 horas, en el programa de Telemadrid Sexo y Etcétera, con la sexóloga Lorena Berdún (44). Amargo revela por primera vez que se ha casado cuatro veces, que en su casa nunca hubo armarios y que no ve diferencia alguna entre amar a un hombre o a una mujer. Eso sí, reconoce que le cuesta muchísimo ser fiel con sus parejas. "Quien está conmigo sabe que la pileta la voy a volcar rápidamente", asegura.
"Soy un tío muy legal. Todo lo que hago lo hago con mucha cabeza y centrado cien por cien", aunque admite que es consciente de que puede parecer muy disperso y con un carácter rebelde que achaca a la excesiva atención de sus padres. "He vivido muchas cosas, pero de los 25 a los 38 años he vivido las más intensas. Fueron más que años locos: fueron años de cosas increíbles".
El bailarín reconoce la gran influencia de Chavela Vargas en su vida y relata en su conversación con Berdún la estrecha relación con la mítica artista que le llevó a dirigir el documental El amor amargo de Chavela. "Yo ya la conocía cuando fui a México para trabajar en un canal de televisión. No podía irme de allí sin verla y cuando me presente en su casa me dijo que me estaba esperando. A partir de ahí viví sus últimos años muy cerca de ella. Me dediqué a cuidarla".
Amargo afirma que nunca le han puesto trabas para bailar ni le han relacionado por ello con una tendencia sexual determinada. "Hay que ser muy hombre para bailar. En el fútbol son once hombres con una pelota, y en el baile estoy yo solo con mis pelotas". "En mi casa no había armarios. Siempre nos educaron en la tolerancia y con mucho amor".
Cuatro bodas y confesiones sobre su bisexualidad
Amargo le revela a Lorena Berdún que se ha casado más de dos veces. "Hasta cuatro". "Con un hombre me he casado, pero sin papeles. Era un buen productor de cine y teatro". Esta circunstancia no enturbia la relación con su exmujer. "Me llevo bien con la madre de mis hijos porque es una persona muy sensata con la que he compartido muchos años de mi vida".
"No hay ninguna diferencia –asegura- entre amar a un hombre o a una mujer. Es una cuestión de poder traspasar la barrera de la piel una vez que tú consideras que quieres a una persona". "Hay gente muy retorcida que piensa que se trata de vicio, pero se trata de amor. Las etiquetas son para el Facebook".
Sin embargo, Amargo confiesa que es "muy moro en las prácticas sexuales. Soy muy simple y antiguo".
"Creo que soy muy machista porque las relaciones que he tenido con mujeres las he visto como se han construido en mi familia; en cambio, con los hombres han sido más abiertas porque me puedo permitir otras licencias. Es una complicidad más de amigos".
Suya es la frase "un hombre puede ser una gran mujer en la cama" porque, según explica, es muy "dominante". "Me gustan los roles muy definidos y me gusta que un hombre pueda ser una gran mujer en la cama".
El bailarían cuenta que ha estado haciendo terapia para trabajar el amor propio. "Donde veía un poco de cariño ahí me quedaba. Todas las parejas hablan bien de mí porque me entrego. Soy muy romántico, lo vivo como los antiguos". Pero aunque cree en la fidelidad "me cuesta mucho ser fiel. Quien está conmigo sabe que la pileta la voy a volcar rápidamente".