A principios de octubre, Antonio Carmona (52 años) vivía el gran susto en su vida: era hospitalizado en coma inducido tras sufrir una infección de origen desconocido durante la implantación de “unos implantes dentales, que se infectaron y le complicaron la respiración”.
Una experiencia cercana a la muerte que este martes recordaba en El Hormiguero. “Se puso la cosa muy chunga. Las primeras 48 horas dijeron que se pusieran a rezar. No fue por unos implantes. Tenía algo encapsulado ahí, alguna bacteria y dio la cara a la hora... Yo me hacía homeopatía, unas inyecciones…”, explicaba.
“Estaba de Dios. Me operaron dos veces y la segunda me indujeron el coma. Me dejaron así una semana para ver que estuviera todo en orden. Yo no me enteré de que iba a a pasar”, añadía el cantante, que acudía a promocionar su disco Obras son amores.
“Tengo sensación de haber estado en un sitio donde he estado durmiendo. He visto ángeles. No sé si por los medicamentos o porque soy muy creyente. Me cuidaron varios ángeles: mi mujer, mi madre y mis dos hijas. Y luego dos que estaban al final de la cama: vi a mi padre y hasta a Ángel Nieto. Y cuando los vi, dije: qué chungo está esto”.
Sin embargo, todo fue bien hasta el punto que su mujer Mariola Orellana ideó una broma que recuerda con humor. “Quería ponerme una peluca blanca para que me creyera que había estado quince años”, contó.
También bromeó con el hecho de pasar por quirófano para operarse la nariz. “Cuando estaba ahí decía: ‘Si no puedo cantar, decía de presentarme al Récord Guinness. Yo soy capaz de quitarme ocho gafas’".