Carlos Lozano (55 años) ha sido el último de los famosos en caer rendido ante los últimos tratamientos estéticos. Concretamente, el actual defensor de la audiencia de Sálvame Diario ha aparecido en su segunda semana con el pelo rapado donde se veía, claramente, que se había sometido a un microinjerto capilar en la Clínica Menorca (Madrid).
En el programa de este miércoles se podía ver cómo en la zona frontal hay una parte del cabello, en forma de triángulo, donde el pelo es mucho más denso, e incluso mucho más oscuro. Según se puede ver en las imágenes anteriores del presentador, lo cierto es que con los años la densidad del pelo de Carlos había disminuido progresivamente. De ahí que el colaborador de Telecinco haya querido coger el toro por los cuernos y someterse a este tratamiento.
El microinjerto es una de las intervenciones más avanzadas para la recuperación del cabello, tanto para mujeres como para hombres. Se trata de recuperar pelo a través de un autotrasplante del cabello en un corto periodo de tiempo sin necesidad de hospitalización y con anestesia local.
El último de los famosos que se había sometido a esta intervención era Joaquín Prat (42) colaborador de Ana Rosa Quintana (61). Había prometido que si la Justicia decía que Pilar Abel no era la hija de Salvador Dalí se raparía la cabeza, y dicho y hecho. Tras el corte de pelo, acudió a finales de 2017 con las entradas tapadas gracias a microinjertos capilares.
[Más información: Joaquín Prat, el último famoso en hacerse un retoque capilar]
Nuevo defensor de la audiencia
Carlos Lozano se ha convertido en el nuevo defensor de la audiencia de Sálvame Diario en sustitución de María Teresa Campos (76), quien había abandonado sus intervenciones semanales en el programa para defender a la audiencia tras sufrir el ictus isquémicos en mayo.
Cuando Carlos Lozano bajó las escaleras de plató tuvo un recibimiento muy diferente a María Teresa Campos, y es que el presentador fue saludado entre besos tibios, llegando incluso Belén Esteban (44) a mostrar claramente que esta decisión no le hacía demasiada gracia.