Está claro que desde que se puso al frente de Operación Triunfo en TVE la fama de Roberto Leal (38 años) ha alcanzado cotas altísimas. Todo el mundo quiere saber de él, conocer cómo se encuentra tras despedir el concurso, ahondar en su parcela personal más allá del presentador. Hasta ahora, él ha sorteado la intensidad de la fama con la simpatía y buen hacer que lo caracterizan. De hecho, no duda en responder personalmente siempre que puede a cada uno de sus seguidores en las redes. Un primor de persona.
Sin embargo, existe un límite que no se debe pasar y en el caso de Roberto se ha intentado burlar de la peor de las formas. Al menos, así lo ha denunciado en sus redes sociales la mujer del andaluz, la periodista Sara Rubio.
En la tarde del 7 de febrero, alguien se hizo pasar por un trabajador de una empresa de reparto y mensajería para fines deleznables: "Hacerse pasa por una compañía de mensajería para sacarme la dirección de mi casa es jugar muy sucio. Compañeros, Roberto Leal jamás se ha negado a nada, y si dudan, pregunten porque igual se sorprenden con su accesibilidad", han sido sus palabras en Twitter.
En su queja pública, Rubio no ha dudado en destacar que en esa casa vive una niña pequeña de 7 meses y que hay cosas que no se deben tolerar. Rápidamente, su marido ha secundado sus palabras por la misma vía: "Muy poca clase. Es mejor y más bonito ir de frente. Solo espero que estén a la altura de las circunstancias. Las cosas no se hacen así". Esta es la cara menos amable de la fama a veces y Roberto Leal la ha vivido de la peor de las maneras.
'OT', su cambio en todos los sentidos
Leal es el chico de moda en televisión, el presentador del momento, una de las estrellas revelación de la pequeña pantalla desde que, el pasado mes de octubre se convirtiese en el conductor de Operación Triunfo en su regreso a Televisión Española. Y, a pesar de que entonces algunos seguidores del talent show se mostraron escépticos sobre la elección del sevillano, cuatro meses después, se ha metido a todo el mundo en el bolsillo y ha cambiado la opinión de los que dudaban de su papel. Su proyección se ha disparado a la vez que su atractivo, el cual ha dado un cambio de 180 grados en diez años.