Amaia de España (19 años) se proclamó ganadora de Operación Triunfo 2017 el pasado lunes, pero ¿y ahora qué será de ella? La joven recibió por su victoria un cheque valorado en 100.000 euros y la puesta en marcha de un disco que llevará a cabo con Universal Music, lo que supone un camino hacia un futuro tan ambicioso como desconocido y para ello debe contar con los mejores asesores a su lado. En ese aspecto ella siempre lo ha tenido claro: su hermano es la persona en quien más confía.
Javier Romero se ha convertido en su asistente personal. Será el encargado de acudir a su lado a las reuniones con las discográfica y negociar su caché, administrar su agenda, aconsejarla a su favor y evitar que nadie se aproveche de su trabajo. Una tarea para la que es muy necesaria la buena conexión entre representante y representado. De eso no faltará entre ellos ya que existe un lazo aún más fuerte: el amor fraternal.
Pero es que además su vínculo de hermanos es fortísimo, en el que entran en juego la admiración mutua y el respeto, como demostró la propia Amaia cuando no dudó en colgar un vídeo en Instagram desde la Academia el día del cumpleaños de Javier y dedicándole su canción favorita. De hecho, esta es la última publicación en sus redes sociales, de las únicas cuatro que ha subido durante su estancia en OT.
Mientras ella cantaba en el concurso, su hermano estudiaba todo lo necesario para poder ayudarla cuando saliera, ya que por el mes de noviembre ya había cautivado al público por su voz y su carisma natural, por lo que tenía muchas papeletas para convertirse en la ganadora.
Javier posee un perfil impoluto y digno de un profesional entregado y consciente de la importancia de la especialización. Está graduado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Navarra; pero su currículum estudiantil continúa de forma amplia, pues se interesó por el Marketing Internacional y también se inscribió en un máster sobre Business Administration en la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona, lugar donde actualmente vive.
Su experiencia en el sector de las empresas, la innovación y las ventas tampoco se queda atrás, ya que ha trabajado como gestor de planificación en Volkswagen hasta desarrollador de negocio en una empresa de eventos. Además, ha ganado premios por su capacidad y mente para el emprendimiento de negocios y domina el catalán, el francés y el inglés.
Si todo este currículum fuera poco, el joven ha aprovechado los tres meses que Amaia ha pasado en la Academia para seguir curtiéndose como futuro asistente personal y mano derecha de su hermana. Se ha empapado de todo lo relativo al mundo musical desde la perspectiva de un representante y por eso ha querido aprender cómo funcionan los cachés de los artistas, el modo en el que gestionar su imagen, sus relaciones con los medios de comunicación, el valor de su trabajo, etc.
Javier quiere dejar que su hermana se dedique a lo que le gusta, a subir a un escenario y hacer disfrutar a los oyente y que siga creando esa magia que la ha convertido en la ganadora de OT. Que la joven viva despreocupada de los asuntos negociadores y que delegue tal responsabilidad en él, una persona en la que confía y que está más que preparada para afrontar ese nuevo reto.
Y es que el fenómeno creado alrededor de la pamplonesa no solo le ha cambiado la vida a ella, sino también al resto de su familia y sobre todo a su hermano. Sin embargo, la única experiencia televisada ha sido la de Amaia mientras la de sus familiares se llevaba a cabo desde fuera, sin cámaras, en la realidad. Esa realidad en la que ahora vive la triunfita, pero, eso sí, bien agarrada del brazo de su asistente favorito.
[Más información: Evitemos que Amaia se convierta en otra Rosa de España]