"Bárbara Rey (68 años), su nombre suena con fuerza como fichaje de Supervivientes", ha sido uno de los titulares que ha bailado estos días en los medios digitales. No es algo nuevo; de hecho, ya se había hablado de su nombre en anteriores ediciones. Ganas hay de verla en estado puro en plena selva, y muchas. Ella lo sabe y se ha dejado mecer, estos años ha permitido que le regalen los oídos. Pero, ¿será 2018 el año en que acepte? Al otro lado del teléfono, silencio inicial: "No sé de dónde ha salido eso, porque no es verdad".
Entonces, ¿lo desmiente totalmente? "Bueno, a ver, yo lo que digo es que a mí nadie me ha dicho nada. Yo no he hablado con nadie, no me han propuesto nada", responde divertida. Se ha llegado a publicar que ya tiene las pruebas médicas realizadas, insiste JALEOS. "Tampoco es verdad, yo no me he hecho ninguna prueba. Estoy flipando". En ese momento, Bárbara se relaja y habla con sinceridad: "Todo sería cuestión de proponérselo. Yo ya tengo una edad, aunque tampoco soy muy mayor y sé que ha ido gente mucho más mayor que yo. Me lo han propuesto muchas veces, pero es que ahora...estoy en un momento muy relajado y fuera de esto".
Su hija, Sofía Cristo (34), sí experimentó la aventura en una de las antiguas ediciones y confiesa la actriz que consejo le ha pedido: "Es algo que debe ser muy especial y un reto bonito, pero también sé por mi hija que requiere de mucho sacrificio y es muy duro. Hay que pensarlo muy bien". Además de por lo estimulante, supone un gran impulso económico; ¿es verdad que su participación salvaría su maltrecha economía, como se ha dicho? "Cada uno elige ir a Supervivientes por razones personales y privadas. De mi economía no pienso hablar, me vaya como me vaya. Eso sí, ya dejo claro que no necesito ir a ningún programa para ayudarme de ese modo".
Una vida casera y feliz en Totana
Hubo un tiempo, no hace mucho, que el nombre de Bárbara Rey sonaba con fuerza en pleno escándalo real. Su posible romance con el rey Juan Carlos I (80) hizo correr ríos de tinta y ella misma tiró de su consabido juego de palabras para ni confirmar ni desmentir. Los platós la requerían y ella fue selecta. Sin embargo, un día quiso cortar de raíz, harta de estar "desaprovechada" en televisión y de sortear una mano negra que nunca la ha dejado respirar profesionalmente, según ella.
Su pueblo natal, Totana, la homenajeó con el premio Máscara de Oro 2017 y decidió quedarse en Murcia, volver a sus orígenes. Allí no es la famosa, es María García García, rodeada de su familia y amigos de toda la vida. Tan a gusto está sin la etiqueta y el estigma que lleva impreso su nombre artístico que reconoce que volver al ruido mediático cada día le cuesta más.
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