Plácido Domingo (71), Sara Baras (46), Niña Pastori (40), Ara Malikian (49), el guitarrista riojano Pablo Sáinz Villegas (40), Los Secretos y la Orquesta Clásica Santa Cecilia, bajo la dirección artística de Carlos Narea han protagonizado una noche irrepetible para los aficionados madridistas y los amantes de la música. Las entradas se agotaron a las dos semanas de haberse puesto a la venta, allá por finales de diciembre.
Esta noche el Teatro Real ha sido el escenario de Real: El Concierto, un acontecimiento que se ha podido seguir en España y en todo el mundo a través de Realmadrid TV, la web del club merengue y la aplicación oficial del mismo.
Los beneficios de la gala se destinarán íntegramente al proyecto sociodeportivo que lleva a cabo la Fundación Real Madrid en 35 centros de acogida de internamiento de menores. Había mucho que celebrar, la Fundación cumple 20 años y el espectáculo tenía lugar 24 horas después de la lección de superación y fuerza que dio el club al vencer al Paris Saint Germain. La victoria se consiguió en los últimos diez minutos de un partido que difícilmente olvidarán los aficionados del club que más copas de Europa atesora en sus vitrinas.
Nuria González, la esposa de Fernando Fernández Tapias lo explicaba así a su llegada al teatro:”Ha sido un partido fantástico. Lo vimos en casa con mucho nerviosismo y entusiasmo, y estamos profundamente orgullosos de ser madridistas”. Nuria, que acudió acompañada por su hermana, tenía muchas expectativas puestas en el concierto: “Hay artistas como Los Secretos que me recuerdan a mi época de juventud, y voy a disfrutar mucho. Y además, tener aquí a Plácido Domingo es un honor para todos”.
El joyero Moises Chocrón, uno de los patrocinadores de la gala, también habló para EL ESPAÑOL y resaltó los valores que encarna el Real Madrid. “Uno de los mejores clubs del mundo, que está llevando a cabo una labor impagable con su Fundación”. Fue un concierto para la historia. Bertín Osborne, impecable con un smoking de corte perfecto, ejerció de maestro de ceremonias. Llegó al Teatro Real dos horas antes del inicio del concierto. En la fila de butacas, durante los ensayos, estuvo acompañado por su hijo pequeño, a quien explicó los pormenores de la fabulosa interpretación de el Concierto de Aranjuez por parte del guitarrista riojano Pablo Sáinz Villegas, uno de los mejores del mundo.
También Ara Malikian, entre bambalinas, disfrutó de la compañía de su pareja, la actriz Natalia Moreno, y de su hijo Kairo, de tres años de edad, a quien llevaba con mucho cuidado de la mano para que no tropezara con los cables. El gran violinista libanés reside en España desde hace mucho tiempo, pero no es sólo su mujer y su pequeño lo que le retienen con nosotros: “Pocos lugares tienen la luz de Madrid, y me fascina también la hospitalidad de los madrileños. En Madrid se vive mucho en la calle y eso me ha inspirado para quedarme aquí. Ha sido una decisión de la que nunca me he arrepentido”.
El artista niega la calificación de excéntrico con la que se le suele tildar: “No creo serlo… Me han colgado esa etiqueta y hasta la de revolucionario, pero no lo creo. Lo que soy es un gran tímido que hace lo que le gusta a su manera”. La música para él está hecha para gozar, para divertirse: “recomendaría a todos los jóvenes aventurarse con la música para convertirse en un ser humano más sensible, despierto y atento a las oportunidades que te da la vida”. La interpretación de Malikian, deliciosa, conmovió e hizo reír a todo el mundo. También la actuación de Sara Baras, gran amiga suya y con quien ha colaborado en numerosos espectáculos, que no prueba bocado antes de salir a escena. El público se rindió ante su soberbio trabajo.
Fueron muchas las personalidades que asistieron al concierto. Desde Cándido Conde Pumpido hasta el ex director de la Guardia Civil Arsenio Fernández de Mesa. Genoveva Casanova fue una de las invitadas que más expectación despertó. Más delgada, con un jumper negro de Adolfo Dominguez, lució joyas de Chocrón. No quiso pararse apenas en el photocall. Demasiadas preguntas que no quería contestar esa noche. ¿Quíén era el misterioso acompañante con el que fue fotografiada recientemente? ¿Es cierto que no fue vetada en la cena de Nochebuena de su excuñado, el duque de Alba? ¿Qué opina de la nueva pareja de José María Michavila? La bella mexicana se limitó a sonreír y agradeció a los fotógrafos su presencia.
También acudió Carlos Falcó, acompañado de su esposa, Esther Doña, así como Miriam Ungría, con un aspecto magnífico y renovado. Entre los asistentes estaba también el director de EL ESPAÑOL Pedro J. Ramírez, acompañado de su esposa, la letrada Cruz Sánchez de Lara, ataviada con un vestido negro de escote asimétrico de Azzaro y un abrigo rojo de Felipe Varela. La ministra Isabel García Tejerina posó junto a Moisés Chocrón, que esperó hasta el último momento a una apurada Lydia Bosch, que corrió con sus altísimos tacones por el vestíbulo para poder entrar antes de que empezara el concierto.
Vestida con un traje de chaqueta verde de terciopelo, estaba deslumbrante. Llegó a tiempo para aplaudir a Pablo Sáinz Villegas, que debutaba anoche en el Teatro real. “Hacerlo aquí, con la guitarra, siendo un instrumento tan vinculado a nuestra cultura y a nuestro país, es para mí una celebración de nuestras raíces, de nuestro instrumento, que, siendo tan local se ha convertido en tan universal. Es popular en Argentina, en Brasil con la bossa nova... es capaz de adaptarse a todas las identidades culturales y musicales de nuestro país”. La guitarra sirve, en opinión del riojano, “para crear puentes de comunicación, para crear vínculos... Es un puente de comunicación emocional entre los seres humanos y convierte este mundo en un poquito más humano. Y hacerlo aquí en esta catedral de la música clásica es un gran honor”.
Para Pablo, la guitarra se toca con la razón, las manos, y el corazón: “Es la reconciliación de todo ello, la técnica con la emoción, con la razón, cuando creas ese equilibrio que te lleva a estratos más profundos de la conciencia humana”. Un buen ejemplo es el caso de Glenn Tipton, colega suyo, salvando las distancias. El guitarrista de Judas Priest ha estado tocando diez años sufriendo Parkinson sin que nadie lo supiera. “Una historia como la suya es muy importante porque de lo que se trata en esta vida es dar lo mejor de nosotros mismos. Si podemos empujar todas nuestras capacidades para hacerlo, va a ser un reflejo inspirador para muchas personas. Para eso estamos, para dar nuestra mejor versión y que otros se sientan inspirados por ello”.
Pablo, que ha tocado en salas como como el Carnegie Hall en Nueva York, la Philharmonie en Berlín, Tchaikovsky Concert Hall en Moscú o el Musikverein en Viena, empezó a tocar con tan sólo seis años. A esa edad, sus padres le regalaron una guitarra de mayor que abultaba más qué el: “Era como un contrabajo. Pero los niños son de plástico. Y la mano izquierda, a fuerza de estirarse creció dos centímetros más que la derecha y ahora es una ventaja, porque puedo llegar a otros trastes de forma más fácil. Al final esto muestra cómo la naturaleza y la vida te ayudan a desarrollar lo mejor de ti mismo. Si eres constante, crees en ello y sabes poner la pasión suficiente”.
Las palabras de Pablo Sáinz Villegas son palabras que definen el espíritu de un club como el Real Madrid, que ha vuelto a demostrar de lo que es capaz. Plácido Domingo, uno de los madridistas más entregados del mundo, se emocionó al cantar el himno con todo el teatro al finalizar el concierto.