Isabel Pantoja (61): 'I' punto, 'P' punto como la denomina Mila Ximénez (65); la innombrable, la gafe, según dicen, porque se cargó un programa antes de que hubiera transcurrido un mes de su puesta en pantalla por inaugurarlo con una pieza suya. Probablemente la culpable de que no me haya tocado nunca ni unos eurillos en la primitiva desde hace más de veinte años, los que llevo hablando de ella. He llamado a una amiga bruja que me ha recomendado escribir estas líneas rodeada de un círculo de sal.
La mala suerte se ha vuelto a cebar con ella. No puede actuar en Puerto Rico, Estado Asociado de Estados Unidos, porque la legislación americana no concede el visado a personas con antecedentes penales como ella. Y para colmo, Carmen Gahona (62), la mujer de Chiquetete, una tanqueta capaz de engullir a Kiko Hernández pinchado con un palillo con el Vermouth, la ha mandado "a tomar por c…" en directo. Y lo ha hecho mediante una llamada gratuita que ha hecho historia en el programa. No le perdona a Isabel que no fueran al entierro de Manuela Pantoja ni ella ni su también sobrino Agustín.
"Si las grandes estuviesen vivas, ella estaría cantando en las fiestas de los pueblos, que es una copia de todas las grandes". Con Manuela, también conocida como "La Chumina" ha muerto "la última Pantoja", según su nuera, pero le ha dejado un legado: "Manuela me ha contado de Isabel lo más grande y voy a escribir en un libro todo lo que me contó". Y lo que no le contó se lo puede contar Chiquetete o yo misma.
La enemistad entre ambos primos no arranca de ahora, ni tampoco desde la separación del cantaor de flamenco de Raquel Bollo (42), el escabel en el que Isabel Pantoja amortigua sus penas. Hace décadas, cuando Camarón aún no cantaba lo de "Soy gitano, y vengo a tu casamiento, a romperme la camisa…" Chiquetete (69) le ofreció a Isabel participar en un concierto benéfico contra la exclusión de la etnia gitana. Al contrario que Lola Flores, de quien muy pocos saben que era paya prácticamente por los cuatro costados, durante una época Isabel, lejos de reivindicar su gitaneidad, la ocultaba.
La Pantoja era una gitana "vergonzante". Chiquetete se rebotó con toda la razón del mundo y ahí empezó el enfrentamiento con su prima del alma (Un inciso: lo del círculo de sal no está funcionando. Llevo cuatrocientas palabras y casi siete años sin fumar y me están empezando a entrar unas ganas locas de fumarme un cigarro).
Pues bien. Isabel Pantoja, tras el vendaval Ketama y Azúcar Moreno, cuando lo de 'ser gitano' comenzó a ser algo así como cool, con su maravillosa capacidad de adaptación bautizó el chalet donde tantas noches de amor pasó con Julián Muñoz (69) como Mi Gitana. ¡Fue la Pera! Como el nombre de la urbanización donde los paparazzi pasaron más tiempo en aquel verano fatídico de 2003, cuando Julián Muñoz sembró su ruina paseando arriba y abajo por las calles de Marbella.
Aún lo recuerdo, con su procesión de fotógrafos detrás, con el bracete pegado a "su gitana". Y ella repetía: "Dientes, dientes, que es lo que les jode". De creer a los que califican de gafe a Isabel Pantoja (me está empezando a doler el radio que me rompí de un balonazo cuando era portera de fútbol en la Complu) Isabel Pantoja es quien tiene la culpa de que Julián Muñoz (69) esté en la cárcel, y no el vídeo publicado por EL ESPAÑOL del ex alcalde bailando sevillanas. Las mujeres siempre fueron la perdición de Julián Muñoz, y especialmente Isabel Pantoja.
Isabel será o no gafe, pero lo que sí podría ser es una ingrata. Solo unos metros separaban la humilde casa donde vivía durante su infancia de la de su primo, Antonio Cortés Pantoja, hijo de la fallecida Manuela Pantoja, la hermana del padre de Isabel. Precisamente de su tío tomó prestado el interprete de Esa cobardía su nombre artístico.
Juan Pantoja, el primigenio Chiquetete, padre de Isabel Pantoja logró cierto éxito con una canción muy retransmitida en los años cincuenta en las emisoras que llevaba por título Que bonita que es mi niña. No tuvo suerte. Como Toni Genil, otro ex concursante de Supervivientes como Carmen Gahona, solo tuvo un gran éxito, y a duras penas podía sacar a su familia adelante.
Tantos apuros se pasaban en el hogar familiar que su mujer, doña Ana, la madre de la Pantoja, ex bailaora, tuvo que vender hortalizas por la calle. Recuperaba así una tradición familiar, pues su padre, abuelo de Isabel, era también verdulero y le apodaban "El lechuga". El panorama era desolador: cuatro bocas que mantener y sin apenas ingresos.
La niña apuntaba maneras de artista, y su padre habló con Chiquetete Jr, quien ya se dedicaba a la canción, para que se llevara a la primita como bailaora. Fue Antonio Cortés quien le dio su primera oportunidad laboral. Luego llegó Baldomero Negrón, con quien el grupo de Chiquetete estableció contacto. Negrón era un hombre muy rico y casado, empresario artístico que dicen que se hundió en la miseria tras quedarse prendado de la hechicera belleza de una jovencísima Isabel. Él mismo llegó a relatar que durante los casi dos años que Isabel actuó la tonadillera acabó a tortas con su socio y terminó por perder su sala, que llevaba el profético nombre de El Embrujo. Y colorín, colorado, ya seguiremos otro día. (Me da que me acaba de entrar un virus en el ordenador).