Dicen que la realidad supera la ficción y en el que caso de Lucía Etxebarria (51) las historias de sus libros se quedan en nada comparados con todas las curiosidades que esconde su casa. Esta semana, el programa Ven a cenar conmigo mostraba el hogar de la escritora y además de dejar anonadados a sus invitados vip, Ana Obregón (62), Rappel (72) y Víctor Janeiro (38), dejó en shock a los espectadores por la existencia de un fantasma muy popular entre esas cuatro paredes.
"En mi casa pasan cosas...", comenzaba a decir la autora, una frase muy oída en la prensa rosa, ya que fue la que utilizó Paula Echevarría (40) la primera vez que se le preguntó por su divorcio. Pero no. Lucía no tiene problemas de separación sino todo lo contrario, ya que tiene un inquilino que no se va de su casa: "Las luces se encienden se apagan, libros que caen de las estanterías millones de veces. La broma entre mis amigos era que en esta casa reside el espíritu de Gustavo Adolfo Bécquer, porque me decían que quién más iba a contactar conmigo que otro escritor".
El hecho de revelar que el afamado escritor se dejaba notar por su vivienda fue un dato que no pasó desapercibido, pero tampoco su 'peculiar' modo de organización y sus estrambóticas decoraciones. Su cocina estaba repleta de 'cachivaches', sin sitio para meter siquiera un alfiler entre tanta olla, sartén, cuenco, vaso, plato...
Ya se lo decía a Obregón en cuanto la actriz entró en su casa y quiso cotillear. "No mires eso que me da vergüenza, esto es el caos...del caos surge la creatividad", le decía mientras la protagonista de Ana y los 7 intentaba sacar cosas de un rincón. "Me encanta el olor de tu casa, y este coche de aquí... ¿este coche qué es?", se extrañaba la bióloga al ver frente a ella colgado de la pared un enorme automóvil amarillo.
"Tiene una casa que está llena de historias..como raro todo, muchas cosas raras...", le confesaba Ana a Rappel minutos después cuando aprovecharon para mirar los detalles de la casa mientras Lucía se encontraba en la cocina ultimando los platos. "Las flores negras estas me dan mucho yuyu", obsevaba la actriz: "Necesito un mechero para quemar el mal aura". Y es que en medio de una de las rosas había pegado un ojo, algo que perturbó incluso a Rappel.
Una vez sentados en la mesa, Etxebarria quiso confesarse ante Rappel, experto en el más alla: "Se caen los libros constantemente, por la noche lo de los pasos que van y vienen vivimos ya con ello...". Al escuchar tales afirmaciones la siguiente pregunta de Rappel fue: "¿Tú sabes quién ha podido vivir aquí?", a lo que Lucía contesto de inmediato: "Gustavo Adolfo Bécquer, te lo prometo. Vivió en esta casa con su mujer".
"Pues Becker no era maléfico, pero te voy a ayudar. Si tienes una vela, pon una vela blanca. Antes de ponerla debes saber. Que si cuando la pongas permanece todo el rato quieta, es que aquí no hay ninguna energía que pueda molestar. Si hay algo que nos quiere decir algo, la vela oscila, y se vería claro porque aquí no hay corriente", explicó Rappel.
"Se mueve mucho eh...", expresa Obregón, "¿Está encabronado?", le pregunta Ana con cara de circunstancia al experto. "Hay algo, pero igual el espíritu está encantado de que aquí estemos todos", contesta con humor el vidente. Y es que los presentes tenían claro que alguien había entre ellos, pero no con malas intenciones.
Otro de los detalles curiosos que ha dejado la visita a la casa de la escritora es la 'advertencia' en su puerta principal. Escrito con rotulador permanente negro, Etxebarria tiene puesto de su puño y letra: "Cuidado con el perro (tiene sentimientos)". Toda una declaración de intenciones desde su posición animalista, algo que Víctor Janeiro -torero- y Rappel -amante de los abrigos de pieles- se dieron cuenta de ello desde el primer momento que abrieron el menú (vegetariano).