Amador Mohedano (63 años) está atravesando uno de los peores momentos de su vida, su situación es insostenible. Según las últimas informaciones, el hermano de Rocío Jurado estaría arruinado, hundido y con una importante deuda con Hacienda: 350.000 euros. Una delicada coyuntura que se habría recrudecido en los últimos años al verse sin ingresos ni ofertas profesionales; tanto que el que fuera empresario y mánager de éxito no tiene en la actualidad dinero ni para pagar el teléfono móvil ni comprar tabaco.
Lo cierto es que desde que falleció La más grande en 2006, Amador no levanta cabeza y no encuentra suerte en ninguna de sus aventuras empresariales. Pero, ¿cómo ha llegado el padre de Rosario Mohedano (39) a esta irreversible situación económica y personal? ¿Dónde comenzó para él esa situación sin salida? JALEOS ha hecho un repaso por su entramado empresarial y por sus propiedades.
Según reza el Registro Mercantil, el patriarca de los Mohedano figura en dos empresas, de las que se desconocen los movimientos económicos así como su solvencia. La primera es Mohedano Managment S.L. Se constituyó en 1990 para la gestión y representación en exclusiva, o no, de artistas, intérpretes y ejecutantes de obras artísticas, literarias o musicales. Se trata de un entidad en la que Amador ha figurado desde el comienzo como administrador único y que, de seguro, vivió la época de bonanza y prestigio profesional gracias a que el chipionero era el representante de su célebre hermana. Una vez fallecida la Jurado, y con un sendero profesional nada halagüeño avivado por los desencuentros familiares, Amador comienza a probar suerte en otras actividades lejos de la representación artística. Se trata de Exclusivas Mohedano S.L. Se constituyó en 2011 para la "1. Construcción, instalaciones y mantenimiento, 2. Comercio al por mayor y al por menor. Distribución comercial. Importación y exportación, 3. Actividades inmobiliarias, 4. Actividades profesionales, 5. Industrias manufactureras y textiles, 6. Turismo, hostelería y restauración".
Dos años más tarde, el marido de Rosa Benito se lanza a una nueva aventura bajo el nombre de aquella frase que su mujer 'bautizó', Este es mi momento... S.L. En esta empresa figuraba como administrador único en 2013, pero en ese momento fue sustituido por su hija, Rosario Mohedano Benito. Esta entidad vio la luz para la adquisición de toda clase de inmuebles, rústicos y urbanos. La contratación y ejecución de obras y la construcción de toda clase de edificaciones; rehabilitación y reconstrucción de los referidos inmuebles". Una vez más, Amador prueba suerte en un sector alejado de los escenarios y la televisión.
Tan solo un año más tarde, el exmánager sorprende apostando por la hostelería con la taberna La Kedá en el municipio gaditano de Chipiona. Este local se prometía como una nueva meca del flamenco, del rebujito, del olé-olé y del famoseo andalú. Sin embargo, muchas son las informaciones que apuntan a que a los meses de su apertura, pasado el boom de lo novedoso, La Kedá habría comenzado a flaquear. Lejos de rendirse, en 2015 Amador quemó su último cartucho con la discoteca La más grande en Sanlúcar de Barrameda y en homenaje a su hermana Rocío Jurado. En esta ocasión, parece que la suerte tampoco le sonrió. Para colmo de males, en esos años se estuvo gestando la infructuosa apertura del museo dedicado a La más grande en Chipiona. Un proyecto que, motivado por los frenos burocráticos y familiares, no ha llegado a ver la luz en la actualidad y que, por tanto, no ha reportado ningún tipo de beneficio económico para Amador.
Ante este pobre legado empresarial, las deudas han ahogado a Amador. Tal como detalla la revista Semana, en marzo de 2016, la Agencia Tributaria le reclamaba 71982,46 euros más 5083,35 euros de intereses y 1000 euros de costas. En junio del mismo año, 68144,22 euros, 4826,55 de intereses y 1500 de costas. Unas sumas cuyos intereses en julio de 2017, apenas un año después, habían aumentado exponencialmente. Todos esos impagos han ascendido a 140115,21 euros, 5000 de costas y 12177,73 de intereses. Un adeudo asfixiante al que el patriarca de los Mohedano no le ve solución ya que cualquier posible ingreso se lo arrebataría Hacienda.
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