El documental de Lazos de sangre de los Rivera de Televisión Española casi ha sido más el de los Ordóñez, pues Carmina Ordóñez y su padre, el matador de toros Antonio Ordóñez han tenido un el mayor peso. Tanto, que incluso se ha oído por primera vez en dos décadas el testimonio de Pilar Lezcano, viuda de Antonio, con el que el diestro se casó catorce meses después de que éste enterrase a su primera esposa.
Un 'sí, quiero' que fue visto por Carmen y su hermana Belén como una traición. "Era como si le hubiese robado a su padre", recuerda Pilar, quien no tuvo en sus palabras intención de remover trapos sucios pasados, y que incluso pidió perdón por si alguna vez hizo daño a alguien.
Carmina, señalada por los diversos testimonios como "una niña pija", "caprichosa, malcriada por el entorno familiar" se casó con el torero Francisco Rivera Paquirri para salir de casa antes de cumplir la mayoría de edad, y aunque tuvieron dos hijos, su amor evolucionó por caminos diferentes.
El pasado de Carmina como modelo
Y es que mientras él hacía una vida de deportista, ella abrazó las fiestas y la noche, y mientras él se ponía el despertador para madrugar y salir a correr, ella aún no se había recogido de la velada de la noche anterior. Pese a todo, él la amaba e intentó recuperarla, hasta el punto de regalarle un collar de esmeraldas el día que fueron a firmar la separación.
El resto, gracias a la prensa rosa, es de sobra conocido. A Carmina no le gustaba trabajar, y se dedicó a la vida pública y a las revistas del corazón; del único trabajo del que hubo mención en el programa fue su breve etapa como modelo, y definía la profesión como "muy dura, sobre todo por los madrugones". Pasaría de nuevo por el altar con Julián Contreras, con quien tuvo a su tercer hijo, Julián, y una vez más con el bailarín Ernesto Neyra (56).
Una historia esta última que Julián Contreras (32), hijo de Carmina, ve como "una nebulosa opaca" de la que no entra a valorar, aunque no duda en aclarar que para él Carmuca -como la llamaban en casa- era una mujer entrañable, que Carmen fue su amada madre, y que Carmina fue una víctima de las dos primeras.
Un ejemplo para otras mujeres maltratadas
Con especial tacto se ha recordado cómo en el año 2001, Carmina Ordóñez denunció en el programa Crónicas Marcianas haber sido víctima de violencia de género durante su relación con Ernesto Neyra. Un llamamiento que la convirtió en diana de un linchamiento público, en una era en la que las hogueras eran más difíciles de prender pues no había herramientas como Twitter; de hecho, menos piedras han sufrido otras personas como María Jesús Ruiz (35) que llegó a admitir hace no mucho en Sábado Deluxe que acusó de violencia machista a su expareja en un momento de despecho.
En este Lazos de Sangre de los Rivera, Julián también ha recordado con amargura cómo mucha gente creyó "que mi madre vio una oportunidad para crear expectación", de hacer exclusivas y de pasar por caja con una historia que muchos tildaron de inventada. Aunque recordemos que vivíamos en una España en la que si un hombre mataba a su mujer era un crimen pasional, un asunto de celos. Así, se habló de cómo Ordóñez vivió por esta denuncia "una opresión y una violencia casi institucional", pero que sirvió a otras mujeres que sufrían la misma lacra social para dar un paso al frente.
Según el testimonio de la abogada y política Cristina Almeida (73), pese a que el juez dijese en el auto que ella no tenía perfil de mujer maltratada, muchas víctimas dijeron "anda, mira, esta también" y actuaron al respecto, y Boris Izaguirre (52), amigo de Carmen y colaborador de Crónicas Marcianas, lamentó no haber hecho "más caso de lo que ella nos quería decir".
"Reparte la herencia, mujer, que te vas a quedar tranquila"
Por su parte, como es de sobra conocido, Paquirri se casó en segundas nupcias con la cantante Isabel Pantoja, de la que en el programa han vaticinado que de haber seguido Paquirri a su lado "habría colgado la bata de cola y se hubiese encerrado en casa a tener hijos". Con la cogida mortal que se llevó a Francisco Rivera en la plaza de toros de Pozoblanco, la familia Rivera quedó desquebrajada, en especial, a la hora de repartir la herencia.
Así, se apunta que Isabel acudió a la finca Cantora y antes de que formalmente se cumpliese las voluntades del testamento la tonadillera "abrió la caja fuerte, y lo que hubiese o no hubiese, la caja se quedó vacía", según el testimonio de Antonio Rivera, hermano de Paquirri, quien aprovechó la ocasión para pedirle que distribuya las pertenencias del diestro.
"Repártelas, mujer, que hasta tú vas a descansar y te vas a quedar tranquila", le imploró, en referencia a esos trajes de luces y otros tantos objetos personales que la Pantoja no repartió con la familia de su difunto. "Aborrezco a la gente que no tiene ética, que no es honrada, y ya he dicho mucho", afirmó por su parte Pilar Lezcano al respecto.
En la familia Rivera-Ordóñez-Pantoja muchas han sido las tiranteces que han surgido, con hermanos que de buenas a primeras tienen una relación intensa y a continuación la dejan de tener, y airean esos dramas sanguíneos en platós, libros y revistas. Pero es que, como dijo Julián Contreras sin darle ningún tipo de dramatismo, "mi familia tiene tendencia a los desencuentros".
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