Anita Matamoros (18 años) acaba de alcanzar la mayoría de edad, pero a pesar de su juventud ha sabido explotar la fama que rodea a su familia y labrarse una profesión en las redes sociales. Joven, exuberante, guapa, rubia e 'hija de', la joven tiene todas las cualidades para convertirse en toda una estrella en esto de las influencers.
Aún así, JALEOS ha podido averiguar en exclusiva que dentro del sector de las jóvenes instagramers Anita no tiene la mejor reputación. Todo lo contrario, en lo que se refiere a sus compromisos profesionales este periódico ha descubierto la desastrosa faceta a la hora de trabajar de la hija de Kiko Matamoros (61) y Makoke (47).
"No vamos a volver a trabajar con ella", comenta una fuente que trabaja en el sector de las influencers pero que prefiere mantener el anonimato. Trabajaron juntos hace cerca de un año, cuando la joven todavía era menor de edad pero ya se perfilaba como uno de los pesos fuertes dentro de las 'hijas de' instagramers.
Puede que fruto de esta inmadurez propia de la edad la joven no "tuviera conciencia de lo que significa un contrato". Gracias al número de seguidores que tenía Anita fue seleccionada para trabajar con una importante firma internacional con la que se embolsaba en torno a 3.000 euros por publicación. Sin embargo, tanto los que trabajaron con ella como la marca tuvieron una experiencia más que negativa.
"Cuando tienes un contrato que te pagan esas cantidades, y además tienes un tiempo prudencial a la hora de entregar los trabajos, se espera una responsabilidad", algo que ella no demostró. Según esta fuente la joven no cumplía con los requisitos mínimos ya no de la marca, sino de una influencer: "No aparecía el logo de la marca, no se preocupaba por el entorno (se sacaba la fotografía en el portal de un edificio), presentaba las fotografías fuera de tiempo".
Lo único que hacía Anita que sí hacen otras compañeras de su sector es intentar colar a la familia en este contrato. La hija de Kiko Matamoros ofreció lo que en el mundillo se conoce como un "pack familiar": que le pagaran un poco más de dinero y en la publicidad del producto también aparecerían su hermano, Javier Tudela (24), y su cuñada (personajes que no interesaban a la empresa, que buscaba un perfil concreto en el que solo encajaba la joven).
Una situación que no se restringió a una sola ocasión, sino que se repitió varias veces. Al final, la marca acabó tan descontenta que no volvió a trabajar con la compañía que contrató a Anita (con el consiguiente perjuicio para todas las personas que trabajan en esa empresa y la pérdida de un contrato grande), "nunca más se supo del cliente". Además, esta fuente afirma que tuvieron que prescindir de Anita, viendo la falta de compromiso.
Sin embargo, ahí no terminó todo, y es que cuando las cosas se pusieron mal para ella su entorno pareció despertar para defender a Anita. Tras zanjar el contrato con la joven, sus "coleguitas" (término utilizado por esta persona para referirse a los que rodean a la hija de Kiko Matamoros) incluso amenazaron a los responsables de esta empresa, argumentando que ellos conocían a gente en televisión, y si seguían con sus planes de despedir a Anita se arrepentirían.
En definitiva, una joven de solo 18 años que consigue grandes sumas de dinero por una publicación, pero que no se lo toma en serio. El principal problema que esta fuente percibe en Anita es el ego desmedido que tiene. Proveniente de una familia que ha vivido de su imagen y de quiénes son, la joven puede pensar que tiene la "vida solucionada dedicándose a esto, porque es un dineral fácil".
Sin embargo, detrás de esas poses despampanantes, parajes paradisíacos y sonrisas por doquier, hay un gran trabajo tanto de la influencer como de los profesionales que diseñan la campaña para la marca. Un trabajo que, si no se toma en serio, se puede terminar teniendo la mala reputación de Anita.
Hace solo unas semanas la joven celebraba su 18 cumpleaños por todo lo alto en una discoteca de Madrid, rodeada de sus amigos y familiares más cercanos y patrocinada por una marca de complementos. Solo un día después la joven no quiso responder a las preguntas de la prensa, solo "posar".
El padre explicaba que la joven no quiere dedicarse al mundo de los medios del corazón, por lo que no contestará a sus preguntas ni concederá ninguna entrevista. Tanto es su deseo de mantenerse alejada de este sector que incluso se mudará a Milán en septiembre para comenzar sus estudios en la universidad.
Sin embargo, se espera que siga manteniendo su 'trabajo' como influencer, tanto en Instagram como en YouTube donde ya acumula más de 300.000 seguidores en todas sus redes. ¿El vivir lejos de su familia y de forma independiente la ayudará a tomarse más en serio esa profesión?
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