Amaia Romero (19 años) es la voz inagotable de un sueño cumplido, la victoria de una joven que casi no cruza la pasarela en su primera interpretación en Operación Triunfo y la imagen del éxito relegado a un segundo plano.
La navarra, alzada como ganadora, ha jugado con la incógnita desde que salió de la Academia, momento en el que conoció los planes que la profesión musical le tenía preparados. Según ha podido saber JALEOS, Amaia ha tenido su agenda atada desde el día en el que salió del estudio de TVE, una situación que, de momento, se mantendrá hasta que se cumplan dos años de aquel momento.
Así, la pamplonesa, con las manos atadas y sin poder mover ni uno de los compromisos de su calendario profesional, convive entre los conciertos conjuntos con sus compañeros de edición y los que ella ofrece en solitario. Hay una estela, construida por la experiencia que marca el concurso, que le invade al asegurar que los ganadores siempre se quedan en la retaguardia de los segundos finalistas.
Desde la madrugada del pasado 6 de febrero -día de la final- los compañeros de Amaia han promocionado sus trabajos en solitario y los proyectos musicales con nombre propio, situación que no le ha llegado aún a la navarra. La joven mira orgullosa cómo sus amigos ya han sacado a la luz canciones y videoclips, e incluso, preparan discos de estudio para afianzar sus carreras individuales.
A pesar de llevar más de medio año fuera del lugar que le otorgó el éxito, poco o nada se sabe sobre sus ascenso en solitario. Amaia ha sido una de las caras importantes del festival Primavera Sound donde logró conquistar a todos con sus interpretaciones de los clásicos musicales. El fenómeno musical de la joven se extendió a su actuación en el Teatro Real del pasado 28 de julio donde el público se rindió a sus interpretaciones.
Pero todavía no ha visto la luz un proyecto propio en solitario. Sí lo ha hecho Aitana, segunda finalista, que se proclama como la gran apuesta de la edición por la inversión en su viaje a Los Ángeles para preparar un disco y la publicación de su primer sencillo. Mientras, la jugada por parte de la productora con respecto a Amaia ha pasado por su participación en conciertos individuales pero sin un proyecto con sello propio.
Los planes de la pamplonesa están atados en corto y su próximo paso es mudarse a Barcelona, ciudad en la que vive Alfred (21), su hermano Javier -convertido en su representante- y el lugar en el que nació su proyecto en la Academia.
Al mismo tiempo que desarrolla su profesión, su vida habitual ha quedado en la sombra y se ha tornado algo distinta. Amaia cambia de ciudad para seguir formándose en su sueño pero deja atrás la ciudad en la que ha vivido desde pequeña y sigue con un ritmo público que le ha hecho estar menos tiempo del que le gustaría en la ciudad foral.
En cuanto a sus propósitos laboras, Amaia es, por completo, un misterio sin resolver. Igual que en sus entrevistas, la joven mantiene un perfil bajo de cara al público, con pocas intervenciones en las redes sociales y en los medios de comunicación. Y es ahí, precisamente en las redes, donde sus fans empiezan a preguntar -y lamentar- la no existencia de un disco y ni una canción. Lo comentarios se suceden mientras el silencio continúa como una respuesta tenaz.
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