Vuelve Jesulín (44) a los ruedos… y yo no estaré allí, como tampoco Belén Esteban (44) pero le desearé que "corte muchas orejas y muchos rabos" como ha dicho la de Paracuellos, algo molesta porque a estas alturas pretenda, según ella, que su hija vaya a verle. "Aterriza, que ese mundo fantasioso no existe. Aterriza, porque vives en un mundo que no es real", manifestó la de Paracuellos en Sálvame.
Según ha publicado JALEOS, los sesenta y cinco mil euros que habría cobrado por volver a los ruedos son muy pero muy reales, pero el diestro -afirma una fuente cercana que le conoce bien- "no vuelve por dinero, tiene una economía más que saneada que le permite vivir con desahogo".
Por dinero está claro que no es. Sesenta y cinco mil euros no es una cantidad tan desorbitada. Sí lo era lo que cobró en el programa Splash, donde percibió 200.000 euros a sabiendas de que estaba poniendo en riesgo su maltrecha columna por lanzarse al agua de espaldas desde siete metros y medio de altura.
Los antitaurinos, muy activos en las redes sociales, se están saliendo con la suya… Ya no solo hay gente a la que le da vergüenza decir que le gustan las corridas. Hay periodistas que han llegado a perder trabajos por ese motivo y han tenido que meter tajo en el currículum a todo lo que olía a cuernos. Unas palabras de consuelo. Hasta Letizia, que formó parte de la peña taurina de la Facultad de Periodismo en la Complutense, se ha pasado al lado oscuro. Manda a su marido a que se queme por él.
El hecho más significativo es que paguen más a Jesulín por tirarse de un trampolín que por ponerse delante de un toro. Me pondrán verde por esto, pero me parece muy triste que niños de seis años prefieran "campear" con el videojuego de moda hasta el punto de hacerse pis en la cama, a jugar a maletillas con el trapo rojo de la cocina en el patio o en el parque como hacían los niños hace mucho tiempo. En las promos de la corrida Jesulín se nos ha presentado como el nuevo superhéroe de Marvel con capote rosa dispuesto a hacer que cambien las cosas.
El draculín de los mordisquitos en el cuello
Atrás quedaron los felices noventa, cuando el diestro era capaz de galantear incluso a Carmen Romero, entonces diputada por Cádiz, la mujer del entonces presidente de Gobierno, Felipe González (76). Fue en una cena organizada por la diseñadora Ubriqueña Ana Camargo para presentar su colección en el Palacio de Gaviria. Jamás nadie vio reírse tanto a Carmen Romero que entonces contaba con 46 años, dos más de los que ahora tiene Jesulín, entonces un chavalín lleno de frescura y naturalidad con una risa tan chispeante como su mirada.
Aún no había llegado el "Toa, toa, toa, te necesito toa, toa", ni las corridas gratuitas para mujeres organizadas por Antena 3 donde las aficionadas le lanzaban bragas. Ni tampoco Belén Esteban.
El diestro comenzó a adoptar la curiosa costumbre de dar un ligero besito que no llegaba a ser mordisquito en el cuello de las mujeres a las que saludaba. Era apenas perceptible, como el parpadeo de una mariposa.
Nuestro draculín taurino no pretendía acosar a nadie, estaba convencido de que hacía un favor a las receptoras de sus sutiles y disimulado ósculos… No voy a criticarle. Hay que reconocerle al torero el mérito de la democratización del mundo del cuerno ¡Cuantas cenicientas hay en su currículum! Reales o supuestas, la lista es interminable: Juani, conocida como la "lechugas" por la descripción de las presuntas posturas no taurinas que practicaban; Gema, Mari Carmen , Natividad Expósito…. Y por supuesto, Belén Esteban y María José Campanario (39).
Al contrario que muchos colegas, Jesulín no ha buscado esposa ni pareja entre los grandes apellidos de la ganadería, la aristocracia o la moda. Jesulín siempre ha sido el que ha llevado los garbanzos a casa, tanto para él como para la mayor parte de su extensa parentela. Nunca dio demasiada importancia al dinero, y dejó que su padre, antaño conocido como el tigre de Ambiciones, hiciera y deshiciera, cuentan, con funestas consecuencias para la economía familiar.
Las famosas bragas que sacaban de quicio a Cristina Sánchez
Maximino Pérez, el hombre que lo ha contratado en la corrida que tendrá lugar este domingo en Cuenca, donde coincidirá con Juan Padilla y Cayetano Rivera -si dios quiere- no cree que vuelva a vestirse de luces: "Yo creo que va a ser la última vez… Aunque cualquiera sabe. Igual corta 3 o 4 orejas y le entra en gusanillo. Hay que resaltar que durante tres décadas ha sido una de las máximas figuras del toreo. Su figura une a varias generaciones, como simboliza el segundo anuncio promocional de la corrida con la abuela y el nieto".
Habrá lleno seguro. Tiene tirón, pero es que además el coso de Cuenca, una de las ciudades más bonitas del mundo, es tan pequeño que una vez Enrique Ponce cogió la bota que le lanzó, y tras beber y darle la vuelta para lanzarla y devolverla, ésta se salió de la plaza. Y esto que os cuento es absolutamente verídico.
¿Qué se puede decir de Jesulín? Que es generoso, e indudablemente muy mandón y algo machista por mucho que lo niegue. Solo hay que recordar que él mismo dio un ultimátum al representante de su madre para que la sacase en menos de 24 horas del programa Campamento de Verano en Telecinco.
Tanto él como Francisco Rivera se negaron en más de una ocasión a compartir cartel con Cristina Sánchez, y a pesar de ello la matadora hablaba con admiración del torero para este medio en una entrevista con Juan Diego Madueño: "Me ponía negra que le tiraran las bragas. ¿Pero dónde vamos?, decía entonces. Estas mujeres tirando las bragas… Tremendo. Estaba luchando por darle una seriedad, una dignidad, para que no me tomaran a cachondeo, y ver a las mujeres después tirando bragas… Uff. ¡A mí no me han tirado un calzoncillo en la vida! Me ponía negra. Jesulín de Ubrique fue un fenómeno. Ojalá hubiera 20 como él ahora. Que luego su vida fuera de los ruedos fue otra cosa, pero movió masas, llenaba las plazas, y ha sido muy buen torero. En la vida se tiene que hacer todo con naturalidad".
No se me ha ocurrido nadie mejor que Jaime Ostos para que me hable de Jesulín. Lo describe como "un torero profesional, muy seguro técnicamente, domina la lidia… y mata como todos, unos días mejor y otros peor. No es un torero de arte, como Curro Romero, pero es un torero correcto". Le pregunto si estará este domingo en la Plaza y esto es lo que me contesta: "Ni aunque me pagaran cuarenta mil euros".
María Ángeles Grajal, que ha escrito mucho sobre toros, experta como su marido, pero mucho más diplomática, sale al quite y da este capotazo: "Somos grandes amigos suyos, y es un torero muy valiente, duro, clásico… Muy buena persona, pero es que estamos de vacaciones. Nosotros somos más de Talavante, de El Juli, de Morante, de Perera".
A Jaime Ostos siempre le pudo la sinceridad y por eso he querido hablar con él. La continencia verbal nunca fue lo suyo… Esto es lo que suelta con respecto a Belén Esteban y sus recientes declaraciones: "Ni me ha interesado en mi puñetera vida ni me va a interesar nunca, solo es una mujer que lleva toda su existencia aprovechando un polvo de Jesulín".
La fibromialgia, un tema muy serio
¿Quién estará en la plaza? Su hermano Víctor (39) no, torea en Ávila. Su cuñada, Beatriz Trapote (37) está embarazada de seis meses. Y el piloto está trabajando. Si va o no va Carmen Bazán, o su famoso padre, o la tía Lali, a mí me da igual. Me gustaría ver a María José Campanario, porque eso sería una buena señal. La fibromialgia no es ninguna broma. Es una enfermedad muy padece un 2,5% de la población mundial, en un 90 % mujeres, y se ha frivolizado mucho con un tema muy serio a costa de la esposa de Jesulín. Hay mucho desconocimiento sobre esta enfermedad, que no tiene cura por el momento. El hecho de que la sufran las mujeres en su inmensa mayoría provoca que algunos médicos aún se permiten dudar de las existencia de esta enfermedad y deriven a los pacientes a los psiquiatras por aquello de que las mujeres "son un poco histéricas".
Y como el dolor es imposible de medir desde fuera, a veces tienen serias dificultades para obtener bajas médicas o la incapacidad permanente. Eso si es machismo, y no lo de los besitos de Draculín de Jesulín.