El 20 de agosto volvió a nacer, según sus propias palabras, pero tras un duro proceso de recuperación Manu Tenorio (43 años) está recuperando su rutina y normalidad. Después de ser víctima de un accidente casero que le produjo fuertes quemaduras tanto en los brazos como en la cara y pecho, el cantante ha regresado a los escenarios volando hasta Marrakech coincidiendo con uno de los peores momentos de su vida.
Sin duda un concierto que no podrá olvidar en su vida y a su regreso a España no ha dudado en confesar cómo lo ha vivido y como se encuentra después de difíciles semanas.
Manu, ¿cómo ha ido el concierto?
El concierto muy bien, ha merecido muchísimo la pena. La gente ha salido encantada y para un artista esa es de las mejores recompensas. Lo que pasa es que, bueno, a nivel físico no estoy al 100% obviamente, tengo las manos hechas un cristo y la verdad es que tengo que ir al hospital para que me cambien los vendajes y recuperarme un poquito más.
¿Cómo se vio cuando estaba allí? A lo mejor cuando se sube al escenario se olvida todo.
Me emocioné mucho realmente porque han pasado muchas cosas, como ya sabéis, en estas últimas semanas. Cosas que me han zamarreado emocionalmente la vida y volver otra vez al escenario con mis músicos, después del compromiso que tengo con ellos después de tatos años tocando juntos... me he emocionado mucho y ha estado muy bonito, la verdad.
¿El médico qué le ha dicho? ¿La recuperación va a ser lenta?
La recuperación va a ser lenta porque todos los temas de quemaduras llevan una recuperación tortuosa, un poquito lenta. Pero la lectura positiva es que no me va a quedar ninguna secuela y voy a quedar igual que antes, gracias a Dios.
Dijo que iba a investigar cómo había sucedido todo.
No es que quiera investigar en plan de buscar culpables, ni muchísimo menos, pero hombre, sí necesito saber qué ocurrió ahí, porque no fue algo fortuito ni un accidente así fortuito, sino que algo tuvo que pasar ahí porque no es normal que te reviente un contador en la cara.
¿Llegó a perder el conocimiento?
No, no llegué a perder el conocimiento. Realmente, y al final de una manera muy curiosa, no sé cómo, guardé mucha entereza, mucha cordura y directamente me mojé mucho los brazos y las piernas, porque lo primero que haces para las quemaduras es echarte mucha agua fría. Llamé a la policía, llamé a la ambulancia y ya cuando volvía a abrir los ojos ya estaba en la camilla con 27 millones de grapas en las manos.
Las maneja bien, ¿no quiere enseñarlas?
No, prefiero no enseñarlas porque me tengo que cambiar las vendas y la verdad que no está nada bonito.
¿Tiene más conciertos?
Dentro de nada tenemos otro concierto en Alicante y yo, como sea, quiero recuperar mi normalidad y mi ritmo de trabajo y mi rutina.
Y su guitarra.
Y mi guitarra, mi familia, mi niño, llevarle al colegio
¿Y el niño?
Yo estoy que me muero por verlo ahora realmente.
Ya ha empezado el cole, ¿mañana lo lleva?
Por supuesto, como siempre, como todos los días que lo llevo, seré el primero en llevarlo a su clase.
¿Qué le dijo?
Mi hijo es maravilloso. De verdad que tiene unos gestos, que a mí me han roto el corazón. Porque, como sabía que estaba malito, me besaba las manos y cuando hacía eso yo decía "no, cariño, que papá está bien, de verdad que está bien".
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