Con lazos rosas, pañuelos del mismo tono en la cabeza y con la consigna de solo lanzar mensajes positivos. Sí se puede salir del cáncer de mama. La fuerza del pañuelo rosa. Estos han sido los ingredientes que este jueves han presidido el evento organizado por la Asociación Española Contra el Cáncer bajo el sello de Ausonia. La temática, el cáncer de mama. A la mesa redonda ha asistido -entre algunas eminencias en la materia- una Terelu Campos (52 años) visiblemente emocionada y con un atuendo en el que predominaba el rosa fucsia. Sacando una sonrisa de donde solo hay nervios e incertidumbre a escasas horas de someterse a una doble mastectomía, la colaboradora de Sálvame ha aprovechado para contar cómo ha encajado este segundo zarpazo de la enfermedad. Y el tsunami que supuso.
"El primer cáncer lo viví como un proceso más solitario y no me quejaba nunca. Me lo tragaba todo. Tanto, que mi familia me decía que, por favor, me quejara. Solo lloraba a solas en el baño. En este segundo cáncer me desmoroné en la misma camilla nada más decírmelo. No soy la misma de hace seis años", se ha sincerado la hija de Teresa Campos (77). Sin poder evitar beber agua cada cierto tiempo y elevar la mirada mientras suspira en los puntos más arduos, la malagueña ha confesado que no le gusta que la denominen como alguien fuerte: "Yo sé lo que llevo por dentro, no me gusta que me digan 'Eres muy fuerte'. Hay que ser muy cuidadoso con las palabras que empleamos porque parece que ser fuerte es que te afectan menos las cosas".
No es tanto ser de hierro como saber sortear las embestidas del camino con otras herramientas: "Hay que saber caer para levantarse. Dejarse ayudar no significa ser menos fuerte. Ahora dejo que mi familia sea mi bastón en algunos momentos. Esto es una faena muy gorda, pero afortunadamente hoy en día hay más concienciación social. El cáncer no es igual a muerte, sino a esperanza y a confianza". Para Terelu, el mejor mensaje que se le puede enviar a la sociedad, a esas mujeres que batallan en su guerra particular es el que sigue: "Al cáncer se le gana la batalla". Eso sí, Terelu ha mostrado este jueves su lado más reivindicativo y terrenal más allá del optimismo: para investigar se necesita dinero. "Hay que recaudar dinero para esas investigaciones, ¿de qué me sirve a mí que se invierta en carreteras si puedo estar muerta?", ha rematado la colaboradora. A escasas horas de que llegue el sábado, el día de su operación, la mayor de las hermanas Campos solo desea que la cosa pase rápido y llegue "el domingo cuanto antes". Clave en su entereza hay dos factores: quererse mucho a sí misma y "confiar ciegamente en su equipo médico".
Al cierre del evento -íntimo en el que apenas había prensa en comparación con otras convocatorias- JALEOS ha podido conocer que Terelu "no quería atender a los medios" en esta ocasión, que solo pretendía algo "íntimo" antes de su intervención quirúrgica en la Fundación Jiménez Díaz: "No quería hacer mucho ruido, solo cumplir con Ausonia ya que hace unos meses estaba en quirófano y no quería que acabara el año sin hacerlo". Tan discreta ha querido ser este jueves con su cáncer que, en rueda de prensa, y ante la pregunta de su operación del sábado, la malagueña ha respondido escuetamente: "De eso no me apetece hablar ahora. Ya lo conté todo ayer (en Sálvame) y, sinceramente, me merezco una parcela íntima para mí. Soy una persona pública, pero también persona".
Quirófano tras cortarse el pelo
Antes de someterse a la operación, hace unas semanas Terelu decidió cambiar de imagen. Eso sí, siempre desde la responsabilidad, como así explicó la presentadora en el especial Las Campos: Cambio Radical. "Sólo tengo que decir que soy una persona responsable. Lo he sido, lo soy y siempre lo seré", aseguró Terelu defendiéndose de aquellos que le han tachado de ser una persona frívola e irresponsable.
Finalmente, el programa mostró este cambio radical, que simplemente se limitó a un corte de pelo y un teñido con mechas, que recordaba al mismo look que llevó hace unos años cuando fue diagnosticada por primera vez con cáncer de mama. "Una cosa es cortarte el pelo y otra es que lo pierdas, te crezca y te vayas adaptando. Cuando yo tenía este pelo había pasado un año y ocho meses. Llevaba años queriéndomelo hacer, pero no quería darle un disgusto a mi madre, que le llevara a un recuerdo malo. Pero lleva un momento que no puedes vivir con tantas ataduras", comentó.
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