Se le llenan los ojos de lágrimas cuando escucha el sonido de una caja y un tambor. Los acordes de un coro carnavalero despiertan en Paz Padilla (49 años) la nostalgia de aquella niña cuya infancia fue tan dura como feliz. "Nos alimentábamos de pan duro y huevos cascados", sentenciaba en su última entrevista con Bertín Osborne (63) en el contexto del programa Mi casa es la tuya. Como muchas familias del gaditano barrio de la Viña "en la época", los Padilla vivían al día y dependiendo en determinadas ocasiones de la bondad de los propios vecinos o los comerciantes autóctonos de la Tacita de Plata.
"Mi madre nos ha puesto mucho pan tostado. Hablaba con la panadería de la esquina y el panadero le daba el pan duro del día anterior. Mi madre cogía el pan, lo mojábamos para que se pusiera más 'blandito', lo tostaba y comíamos pan con manteca". A la anécdota del pan se suma la de los huevos cascados y la fruta "con algún golpe". Ídem respecto a su primera comunión: "El traje no era mío. Era prestado y me lo quitaron a los diez minutos. [...] No tuve convite, no tuve nada. A la gente le hacía ilusión la comunión por la fiesta, pero en mi caso hubo poca fiesta...".
Tornando la vista atrás y contemplando su situación actual, Paz se considera una afortunada. Una mujer privilegiada que, a pesar de vivir con una economía más que boyante, ha intentado inculcar a su hija, Anna Ferrer (21), los valores básicos de la austeridad, la humildad y el esfuerzo. Sin embargo, los negocios de la gaditana dentro y fuera de la pequeña pantalla han facilitado que Anna haya gozado de todo aquello que la vida privó a su madre. Frente a los siete hermanos que vivían en el pequeño piso del casco histórico de Cádiz, Anna es hija única, una situación que la distancia aún más de la infancia de su madre.
Paz y Anna, 21 años vividos de forma muy diferente
Con 21 años, la edad de Anna, su madre tenía una vida diametralmente opuesta a la suya. Mucho antes de que Paz llegase a tener su primer casting para acceder al programa Genio y Figura, el que le reportó la fama, la humorista trabajaba como auxiliar de clínica del hospital Puerta del Mar en Cádiz. En la cara opuesta de la moneda, Anna Ferrer a sus 21 estudia cuarto curso de Economía en la Universidad Carlos III de Madrid.
Sin interés por el foco mediático y centrada en su labor universitaria, la joven realiza las veces de youtuber e instagrammer a través de sus redes sociales, su principal fuente de ingresos en estos momentos. Anna se acerca a los 248.000 seguidores en Instagram y más de 101.000 suscriptores en su cuenta de YouTube. Un apoyo masivo de fans que le reportaría, según fuentes consultadas por JALEOS, algo más de 2.000 euros por publicar una simple fotografía (o 22.000 euros por un vídeo) con las pautas correspondientes que subraya la marca que decide contratarla para promocionar su producto o servicio.
La reina Midas de la televisión y los negocios también ha posado su mano dorada en el canal de YouTube de su hija Anna. Manteniendo las distancias con el universo redes sociales -con el que Paz mantiene un constante amor-odio-, la presentadora se prestó a hacer un vídeo juntas cuyo título era: "¿Cómo es tener una madre famosa? ¿La mejor broma? ¿Discutimos? PREGUNTAS Y RESPUESTAS". Aquel clip se catapultó como el -segundo- más visto de su canal con más de 679.000 visualizaciones.
Paz y Anna, Cádiz y Londres
Mientras que Paz Padilla pasó toda su infancia y adolescencia en Cádiz, Anna ha vivido a caballo entre Madrid y Barcelona, ciudad natal de su padre, Albert Ferrer, donde permaneció algo más de siete años. Y no solo en las dos grandes ciudades españolas sino que el pasado año viajó hasta Reino Unido para disfrutar de una beca Erasmus.
Organizada, responsable y centrada en sus estudios evitando cualquier polémica, la hija de Paz seleccionaba uno de los mejores centros académicos del país, la prestigiosa universidad de Loughborough, ubicada en el condado de Leicestershire, lugar al que Padilla acudía en visita siempre que tenía un minino hueco en agenda.
Madre, hija y -ahora- amigas, lo cierto es que ambas han vivido dos vidas completamente distintas. Dos generaciones marcadas e influenciadas por factores externos circunstanciales. Pero unidas, en cierto modo, por su éxito actual no solo en lo personal sino también en sus antagónicas facetas profesionales.
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