En mitad de la polémica internacional por las gravísimas declaraciones de una mujer que lo acusa de violación, Cristiano Ronaldo (34 años) ha reaparecido y ha distraído la atención del mundo como mejor sabe hacerlo. En la rueda de prensa en Old Trafford previa al partido de Champions League entre la Juve de Turín, su nuevo equipo y el Manchester United -su equipo antes del Real Madrid-, el delantero ha exhibido un espectacular muestrario de joyas entre su mano y su muñeca izquierda.
En el dedo meñique, un impresionante anillo de oro y brillantes. En la muñeca, una pequeña pulsera de las mismas gemas y un poco más arriba de su extremidad, un increíble reloj de 424 diamantes blancos y rojos en su esfera y en la correa de la firma Jacob & CO.
Ha sido la propia marca la que ha definido a la pieza como "una obra de valor incalculable" y lo eleva al rango de "arte" ya que "están adornadas con gemas preciosas y raras, invisiblemente engastadas, elegidas específicamente para que combinan entre sí en color y forma". La esfera del reloj posee 15'85 milímetros de grosor y 47 milímetros de diámetro. Una de las grandes cualidades es que el reloj es sumergible hasta los 30 metros de profundidad. Su valor, algo más de dos millones de euros.
La vinculación de Cristiano Ronaldo con esta firma de relojes va camino de los seis años. Desde 2013 es embajador de Jacob & CO y en ocasiones anteriores ya ha lucido complementos de este calibre. El último que se recuerde, uno de diamantes valorado en 113.000 euros y que llevó en varias ruedas de prensa cuando vestía la camiseta merengue.
En lo personal, la vida de Ronaldo está dando últimamente más tumbos de la cuenta. Desde abandonase Madrid y pusiera pies en Italia junto a su novia, Georgina Rodríguez (24), y sus cuatro hijos, las cosas se han tornado especialmente negras. En lo profesional, tardó mucho tiempo en encajar su primer gol como fichaje estrella de la liga italiana y en su versión más íntima, ha tenido que lidiar con las acusaciones de Kathryn Mayorga, que lo hace responsable de una presunta violación que tuvo lugar en un hotel de Las Vegas en abril de 2009.
El caso de la joven ha vuelto a adquirir importancia tras el escándalo Football Leaks (que ha filtrado numerosos documentos confidenciales de varios equipos). En estas filtraciones quedaría constancia de que el portugués habría pagado 375.000 euros para comprar el silencio de Kathryn Mayorga, quien llegó a firmar un acuerdo.
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