Este domingo me he aburrido como una ostra viendo MasterChef Celebrity. Es la primera vez que ninguna de las pruebas me mantiene en alerta y con el corazón en vilo. Suelo zambullirme en cada plato y cada tesitura o gresca entre fogones, pero este último programa ha sido un tostón de narices. Creo que tengo la razón de soberano aburrimiento: la falta de disputas. Uno, que tiene alma de follonero, se duerme con el buenrollismo. Y es que, desde que se fue la semana pasada la gran Carmen Lomana (70), las cocinas del concurso parecen un convento de monjas. ¡Se piden hasta perdón! ¡Habrase visto! Allí nadie alza la voz por encima de nadie, todos se llevan de maravilla y Antonia Dell'Atte (58) parece haberse tragado a sor Ángela de la Cruz.
Por eso digo que la clave está en la expulsión de Lomana, porque esta le tenía cogido el punto a la italiana y sabía chincharla y llevarla al extremo y darnos esa carnaza que nos gusta ver en el reality. Porque, no nos engañemos; este programa no es solo cocina. Vale, tampoco es solo enfrentamiento, pero, antes del adiós de Carmen, había adquirido un sabio punto intermedio entre Sálvame y Torres en la cocina. Ahí estaba su éxito y su aquel. Insisto, cuando repesquen a Lomana volverá a ser aquello el patio de colegio -privado- que lo ha hecho grande. Seamos francos; si esperan bulla chunga por parte de Boris Izaguirre (52), pongan Gran Hermano VIP.
El único que ha asomado la patita esta semana ha sido Santiago Segura (53) y no me ha gustado en absoluto porque en él se esconden una formas tiranas y poco sanas que entre Dell'Atte y Lomana no existían. Luego hablaremos de ello. Lo de la falta de guerras no solo lo piensa un servidor, sino también el populacho.
Pese al tedio que me ha producido, el programa ha comenzado con innovaciones insólitas. De entrada, las cabezas pensantes se han llevado por primera vez al plató de grabación las neveras particulares de los concursantes para la primera de las pruebas. Se trataba de cocinar con los ingredientes que cada cual se había dejado en su frigorífico antes de salir de casa -menos mal que no concurso porque la mía está pelada-, y debían abordar diversos platos con intolerancias varias, como a la lactosa, al marisco, a los frutos secos o a la fructosa. Hay que decir que los menús eran complicados y que, además, los iban a probar a ciegas los amigos de cada concursante y, por tanto, debían elaborarse seis raciones de cada plato. Ahí es nada.
¡Vamos a lo interesante! El caso es que estaban ellos en todo lo suyo, entre los nervios y el reloj a contracorriente, cuando me he fijado en Mario Vaquerizo (44). El marido de Alaska (55), en un momento dado, se ha acercado a su nevera y, además de coger algunos ingredientes que le hacían falta, ha abierto una lata de cerveza y se la pimplado. "Vitamina B, be de cerveza", ha asegurado con sarcasmo.
Rápidamente, las redes han ardido. Lo siento, pero no tengo más remedio que censurar esa actitud. ¡Exijo que se le amoneste por hacer eso! Sobre todo, porque no es un buen ejemplo para una cadena pública -aquí sueno un poco mojigato, lo sé- y, ante todo, porque sus compañeros están en clara desventaja. Por ejemplo, Dell'Atte ha bromeado con una botella de vino blanco que tenía en su nevera, pero no se la ha llevado a su puesto de chef ni la ha abierto.
En definitiva, un gesto que no ha estado nada bien y que se debe censurar cuanto antes. Han sido unos segundos de nada, pero este que escribe lo ha captado. No seré yo quien critique el consumo de alcohol, pero en esas circunstancias es otro cantar. No tengo más remedio que hacerme una pregunta con cierta mala baba: a tenor de la naturalidad con la que Mario se ha bebido la cerveza, ¿es la primera vez que lo hace? ¿O es una costumbre ya habitual en el concurso? Lo cierto es que las redes sociales se le han echado encima, y no solo eso; hay quien piensa que se ha achispado con la cerveza, y que ese ha sido el motivo por el que se ha trabado a la hora de nombrar la intolerancia en la que estaba trabajando -ha dicho "fructuosa" en vez de "fructosa"-, y por el que se ha puesto a llorar cuando se ha reencontrado con sus amigos en la cata a ciegas. "Ay, que se nota un poco la exaltación de la amistad típica de la cerveza", han comentado en Twitter.
Centrados en la cocina, el plato que ha presentado Vaquerizo daba bastante pena, él mismo lo ha reconocido: "Es un plato muy ordinario. De tanto como emplatamos, no sé si soy cocinero o decorador". Bromas aparte, se ha llevado una gran reprimenda por parte del jurado, aunque sus amigos invitados han reconocido de inmediato su elaboración. Si es que, como te conoce un amigo... Y hablando de amistades, uno de los colegas que ha apoyado al cantante se ha llevado una buena lluvia de comentarios en la red por su vestimenta.
En esa cata a ciegas de la primera prueba ha habido de todo, como en la viña del Señor. Y no solo hablo de los platos -que algunos eran para salir corriendo sin mirar atrás-, sino que allí se han mezclado todo tipo de rostros conocidos en una especie de verbena de pueblo mal improvisada. Gentes variopintas y que, en conjunto, parecían sacadas de un experimento extraño a lo Saw. Se han dejado caer un José Mota (53) que no sabía muy bien qué hacía allí, el doctor de cirugía estética Monereo -el cual ha saludado muy efusivamente a Boris Izaguirre y Vaquerizo. Ay, que eso huele a visitas de estranjis-, Topacio Fresh (44), Florentino Fernández (45) y Cayetano Guillén Cuervo (44), entre otros.
Pero lo más sorprendente, y lo que ha sublevado en chanzas a Twitter, ha sido la presencia de algunos amigos de Antonia Dell'Atte. ¡Amigos! Claro, teniendo en cuenta que la que fuera enemiga de Ana Obregón (63) tiene un carácter que ríete tú de Ángel Garó (53), las redes se han preguntado si la italiana en realidad tendría amigos. Ha sido la comidilla de la noche. "Antonia, ¿con amigos? ¿No los habrá alquilado?", han sido los comentarios más sagaces. Pues no, oye, parece que tiene buena gente que la quiere. Claro está, amigos que no viven con ella, porque Antonia me cae muy bien pero debe dejar sordo a quien se le ponga en frente con esos berridos desaforados.
Volvamos a la cocina. El caso es que la primera prueba la han superado con creces Santiago Segura y Dell'Atte. En general, hay que decir por justicia que la italiana ha tenido una noche bárbara, está tomándoselo muy en serio y, desde que Lomana no está, su cocinado es mucho más profesional. De entrada, ha conseguido un hito del que nadie la creía capaz: hacer una tortilla sin huevo y que no se notara. Pese a que Santiago también se ha lucido con su plato, la ganadora de los 4.000 euros de la prueba ha sido Antonia, la cual se ha emocionado. ¡Ella, llorando! El mundo al revés. ¡Hay sentimientos dentro de la histriónica ex de Alessandro Lequio (58)!
Antonia, la preferida del jurado, y un Boris disperso
La prueba de exteriores de esta semana también ha sido muy diferente. ¡Y lujosa! Vamos, que ha sido irse Lomana y comenzar a innovar. Ay, si es que se la tenía manía, como bien decía ella. El caso es que los concursantes se han ido, ni más ni menos, que a un crucero de una conocida compañía. Si bien los primeros días han sido de vacaciones, luego han tenido que cocinar para 100 comensales de los pasajeros. Cabe destacar en este punto la opinión de las redes sociales, las cuales no han tardado en hacer ver la publicidad subliminal que se gasta la pública.
Más allá de esto, el caso es que los concursantes tenían un reto muy importante en este crucero. Los ganadores de esta prueba de exteriores se convertirían, directamente, en semifinalistas y debían elegir los grupos por consenso al no haber capitanes predestinados. Tras unos minutos de deliberación, el equipo rojo lo han conformado Paz Vega, Segura y Ona Carbonell; y el azul, Boris Izaguirre, Dell'Atte y Mario Vaquerizo. Debían imitar la elaboración del chef del barco y hacer una especie de bufet libre.
Desde un primer momento, se ha notado a leguas la predilección del jurado Pepe Rodríguez (50) por Antonia Dell'Atte, a la cual ha bautizado como la capitana sin serlo y en un momento dado le ha advertido por lo bajini: "Si se duerme Boris, lo despiertas". El cocinado de esta prueba ha sido muy soporífero y exento de emoción para el espectador, salvo por dos momentos cumbre.
El primero, marcado por el agobio de Santiago y la líquida pasta choux que no le salía ni para atrás, y por el soberano corte que le ha dado Samantha Vallejo-Nágera a Dell'Atte al espetarle un 'a mí no me hables así' cuando esta se ha sulfurado más de la cuenta. El segundo ha sido la bronca que han protagonizado los dos equipos. Y es que, se han robado cosas descaradamente; unos han birlado las mangas pasteleras y los otros los simpas.
Unos ladronzuelos que han hecho una prueba de exteriores bastante penosa. Al menos, así lo creo yo y lo consideran las redes, porque el jurado, al final, solo se ha dedicado a alabar a los dos equipos. En especial, al azul, al de Antonia La Predilecta, como la voy a llamar a partir de ahora. "Habéis trabajado en equipo y, en parte, es un trabajo de Antonia. Me siento muy orgullosa de ti", le ha asegurado Pepe. Unas alabanzas que huelen a final y que Twitter ha aprovechado para verla como ganadora.
Hay que ver cómo cambian las cosas, ¿eh? Al principio, Antonia era nefasta, e incluso fue expulsada, y ahora se postula como una finalista. ¡Qué maravillosas son las repescas! Háganme caso, TVE, y llamen a Carmen Lomana. ¿Se imaginan un duelo entre las dos en la Gran Final? Anda, piensen un poco en la mala gente como yo que solo busca la confrontación
El enganche entre Santiago y Paz
Tengo que decir que me alegro enormemente de la expulsión de Santiago Segura. Ha sido más que merecida. Nunca me ha parecido un buen cocinero, ni mucho menos un buen compañero. Esta semana lo ha demostrado con la pobre Paz Vega. A mí la actriz me despierta una ternura extraña, vete a saber por qué. Y este domingo ha recaído sobre ella toda la ira del cineasta. Si bien desde el principio de la noche se apreciaba el mal rollito entre ambos, con contestaciones bordes, ha sido en la prueba de exteriores, en el crucero, cuando Segura ha sacado su peor cara.
Al contrario que en el equipo azul, en el rojo ha reinado el egoísmo puro y duro. Cada uno iba a lo suyo. El colmo han sido los nefastos profiteroles que no le han salido al cineasta; su masa estaba muy líquida y Paz, como Pepito Grillo, no hacía más que repetirle que aquello necesitaba más harina. ¡Como si a ella le estuvieran saliendo los gofres, que daban un asco tremendo!
Por eso, Segura ha explotado cuando Jordi Cruz (39) le ha hecho ver las advertencias de su compañera: "Pero, ¿es que Paz es chef? ¡Si no ha sabido hacer un gofre" Y más tarde, en la eliminación, ha seguido descargando: "¡Quién mierda le ha pedido su opinión! A un tío que está destruido, 'es que lo has hecho mal', ¡pero tía, déjame tranquilo! ¿Quién te ha preguntado tu opinión?" Un revés que la aludida ha encajado encogiéndose de hombros. ¡Inadmisible! ¿Quién se cree Santiago que es? Vale que Paz haya sido follonera, pero no se merecía aquello. De todas formas, ella no se ha molestado mucho porque cuando han echado a la calle a Santiago ¡le ha pedido un papel en Torrente!: "No te olvides de mi personaje". Paz, un poquito de dignidad, hija.
Semifinalistas del concurso: Antonia Dell'Atte, Boris Izaguirre y Mario Vaquerizo.
Expulsado: Santiago Segura.
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