Hace tres años la familia de Carmen Sevilla (88 años) tomaba la decisión de ingresarla en una centro para que estuviera mejor cuidada, la residencia de mayores de Aravaca Orpea, en Madrid. La que fuera 'la novia de España' hacía tiempo que era una sombra de esa gran artista que enjoyada y con colores llamativos debido al alzheimer.
Desde entonces son muchos los que se quejan de no poder ver a Carmen Sevilla. Los últimos de ellos, sus buenos amigos José Manuel Parada (64) y Norma Duval (62), quienes han criticado que el hijo de la artista la tiene recluida en esta residencia, la que hace tiempo se convirtió en su último hogar.
Se trata de un centro geriátrico situado al norte de Madrid, en Aravaca, una zona residencial, tranquila y lujosa. La residencia en sí es un conjunto de instalaciones modernas que se distribuyen en función de la necesidades diarias de los usuarios.
Carmen Sevilla, concretamente, se encuentra en un apartamento privado de pequeño tamaño, la modalidad más exclusiva de la residencia de mayores Orpea. En los escasos metros cuadrados de este nuevo hogar, que nada que tienen que ver con su gran casa frente al templo de Debod (Madrid), la artista cuenta con todos los lujos y comodidades que pueda necesitar, además de un servicio de vigilancia de 24 horas. Un extra que su hijo quiso contratar para asegurarse de que a su madre no le faltara de nada y que conlleva un suplemento en la cuota mensual.
Independientemente del lugar de residencia, todas las habitaciones del complejo cuentan con televisor, teléfono y sistema de llamadas y de comunicación con el personal del recinto. Además, y a diferencia de otros centros, los residentes pueden personalizar la habitación a su gusto, como si se tratase de su propia casa.
El edificio donde se encuentra el apartamento de Carmen Sevilla cuenta con diversos espacios comunes y un amplio catálogo de servicios. Entre los sanitarios destaca el médico 24 horas, psicólogo, trabajador social, fisioterapia o terapia ocupacional, entre otros. Pero sin duda, los servicios más exclusivos son el de peluquería, odontología o podología.
El hijo, por su parte, confía en la discreción y la privacidad de este centro. Durante los tres años que lleva ingresada la información sobre su estado ha surgido con cuentagotas, y la mayor parte de las ocasiones se trataba de rumores sin fundamento. Los únicos que la visitan son su hijo y su mejor amigo, Moncho Ferrer.
Lo cierto es que hacía tiempo que el deterioro de la salud de la artista era más que evidente. Según reconocieron antes de su ingreso algunos de sus amigos más íntimos, la actriz no reconocía a nadie, ni siquiera a su propio hijo, y tan solo se limitaba a repetir algunas de las palabras que le mencionaban. La madre de la artista padeció la misma enfermedad y terminó muriendo a los 99 años en una residencia geriátrica.
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