María Teresa Campos (77 años) no está atravesando por su mejor momento desde que el cáncer volviera a la vida de su hija Terelu Campos (53) y esta tuviera que someterse a una delicada doble mastectomía. Desde entonces la matriarca del clan no respira tranquila y no se separa de su hija mayor, a la que ha acompañado a cada una de sus revisiones médicas. Fue precisamente en su última visita al médico cuando le habrían hecho ver que sus tejidos mamarios no estarían recuperándose como debieran y, por tanto, este pasado miércoles tuvo que ser intervenida de nuevo.
Sin duda, un duro varapalo para el estado anímico de la enferma, pero también un rasgón que ha zarandeado a María Teresa de la peor de las formas. Sin embargo, tal como ha podido conocer JALEOS, días antes de que Terelu ingresara en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz su madre recibió una emotiva visita que la insufló de fuerza. Ni más ni menos que la de uno de los hijos de Edmundo Arrocet (68), Maximiliano. Junto a su mujer y su pequeño hijo Leo, el joven ha visitado España "con motivo de su cuarenta cumpleaños. Quería estar junto a su padre y Teresa".
Para tal fecha clave, este medio ha podido saber que Teresa y Edmundo "llevaban días" organizándole una fiesta sorpresa a Maximiliano. "Han estado todos cenando en un restaurante, ha habido regalos por parte de Teresa y le ha venido de maravilla esa desconexión. Tiene muy buena relación con el hijo de Bigote, el cual se ha preocupado mucho por la salud de Terelu", desliza a este medio alguien muy cercano al entorno de las Campos. No solo el vástago del humorista ha aprovechado su visita para recuperar el tiempo perdido con su padre y la familia de la presentadora malagueña, sino también "para reencontrarse con amigos suyos de La Moraleja".
Preocupación y severas secuelas del ictus
Aparte de la natural preocupación de una madre por la enfermedad de su hija, este medio pudo conocer hace unas semanas que María Teresa continúa sufriendo algunas secuelas del ictus isquémico que padeció en mayo de 2017. La Campos de vez en cuando se ve aquejada de fuertes pitidos en los oídos que "le molestan", una clara consecuencia del ictus que padeció. En concreto, esta enfermedad lleva por nombre acúfeno y la que fuera presentadora de Qué tiempo tan feliz la padece "de vez en cuando", tal como deslizaba una fuente a este periódico.
Contrato de arras de su casoplón, firmado
Tal como desveló JALEOS hace unas semanas, el contrato de arras con el que María Teresa venderá de una vez por todas su casa de Molino de la Hoz ya se encuentra firmado. Una gran alegría si se tiene en cuenta el tiempo que lleva Teresa queriendo deshacerse de su casoplón para irse a vivir junto a Edmundo a un lugar más pequeño y cercano a los domicilios de sus hijas. Y es que, siempre ha dejado patente las magnas dimensiones de su casa.
Esta impresionante mansión fue adquirida por la veterana presentadora de Telecinco hace algunos años como "patrimonio familiar", como ella misma lo ha definido en más de una ocasión. "Yo no he sabido invertir en nada y eché todo el dinero aquí", ha asegurado en alguna entrevista. Se trata de dos casas fusionadas. Y es que, Teresa compartía techo e instalaciones con su hija Carmen Borrego, su yerno y su nieta. Sin embargo, con los años la benjamina del clan se mudó y María Teresa se quedó sola en semejante mausoleo, tan solo acompañada, al principio, por el servicio y, más tarde, por su pareja Bigote. "Es una casa demasiado grande para dos", ha opinado la malagueña en este tiempo.
Ante este panorama, optó por ponerse en manos de algunas agencias inmobiliarias. Entre ellas, Engel & Völkers -una de las más reconocidas entre los vips- para que le gestionaran la venta por 4,5 millones de euros. Tras meses de mala suerte y de promocionarla en entrevistas como la que le concedió a Bertín Osborne (63), un día el anuncio de la casa desapareció del portal y un comprador llamó a su puerta.
[Más información: María Teresa Campos y Terelu, preocupadas con la nueva vida de Alejandra Rubio]