Si con Nerón ardió Roma, con Cayetano Martínez de Irujo (55 años) arderá Sevilla y los Alba. Tras celebrarse la misa en la capital Hispalense por el cuarto aniversario de la muerte Cayetana de Alba, el duque de Arjona y conde de Salvatierra encendió la mecha: "Si no hubiera sido por mi iniciativa, los perros de Liria hubieran tenido mejor tumba que mi madre", comentó en petit comité.
Él fue el impulsor para que, a través de aportaciones empresariales y anónimas, se recaudara el dinero suficiente para que la aristócrata más querida fuera enterrada en el mausoleo de la Hermandad de los Gitanos, que tanto veneraba la ilustre señora. Si quedaba cualquier resquicio de duda del mal rollo existente entre los hijos de Cayetana, las declaraciones de Cayetano las despejan: "Soy como un marciano en la casa de Alba".
El jinete no podía contener la emoción. Decir que lloraba a lágrima viva sería quedarse corto en palabras. El hijo favorito de Cayetana, como lo demostró fehacientemente en vida la noble al vender la exquisita tiara 'La Rusa' realizada en platino y miles de diamantes para que Cayetano pudiera comprar el caballo Gigoló en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, estaba destrozado. En el aire se palpa que la tristeza que siente no es por su madre, sino por la ausencia de sus hermanos.
Sobre si la relación es buena o mala entre ellos y por qué no están con él, responde: "Yo me hago la misma pregunta. Es incomprensible. Yo desconozco una razón de peso. Yo he organizado esto porque si no, no lo organiza nadie, pero es totalmente incomprensible cuando por nuestro padre se hicieron quince años de misa por qué al segundo año ya estábamos dos y al tercer año la organicé yo y estoy solo. No lo entiendo. No tengo nada más que decir".
Y añadió que "cada cual siente como siente y cada cual es dueño de su conciencia. Yo sé que Fernando quería venir y al final no ha venido. No sé si hay alguna razón, pero si la hubiera, se resuelve dentro de casa". El día antes, el diario ABC publicó una esquela que dejó estupefactos a sus lectores porque más de uno pensó que se trataba de una inocentada por la forma en que estaba escrita. Sobre este hecho, el conde de Salvatierra comentó que "la esquela dice todo lo que tiene que decir y ya está. Ni es mi papel ni nada. Cada uno es dueño de su conciencia. Y cada uno interpreta la cosa como puede porque desgraciadamente somos personajes públicos".
La duquesa dejó escrito en su testamento que es en la Hermandad del Cristo de los Gitanos donde quería que se la honrara y recordara ya que en vida fue su segundo proyecto personal más importante. Para este acontecimiento tan emotivo el servicio religioso lo ofició el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, que no sólo fue un el confesor de finada sino también un amigo muy querido por todos los Alba. De hecho, fue quién casó a Cayetana con Alfonso (67) y a Fernando Fitz-James Stuart y Solís-Beaumont (28), XV duque de Huéscar y futuro duque de Alba, con Sofía Palazuelo (28).
En estos duros momentos, Cayetano sí ha estado arropado por las personas que más quiere, sus hijos mellizos Luis (17) y Amina (17) y su novia, Bárbara Mirjan. También estuvo, como era previsible, su viudo, Alfonso Díez (68), y algunos amigos de la duquesa, como Curro Romero (84), Carmen Tello (63)y los diseñadores Victorio (68) y Lucchino (64). Antes de marcharse, Cayetano quiso dar las gracias a todas personas que acudieron a la misa procedentes desde varios puntos de Andalucía a los que saludó uno a uno en el interior del templo.
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