Nada se sabe de Terelu Campos (53 años) desde que a principios del mes de noviembre se sometiera a un injerto de piel en uno de sus senos en la Fundación Jiménez Díaz como consecuencia de los problemas derivados de su doble mastectomía. A lo sumo, se ha dejado ver junto a su madre María Teresa Campos (77) a las puertas del hospital en sus revisiones médicas, pero siempre muda y con profunda cara de dolor. Muchos se aventuraron a hablar de que su silencio obedecía a una estrategia para crear interés por su vuelta mediática, pero JALEOS ha podido confirmar que no: Terelu lo está pasando realmente mal.
La mayor de las hermanas Campos ya contaba con la posibilidad de que los dolores -tras practicarse una doble mastectomía e implantarse nuevos pechos- existieran, pero, según la información que maneja este periódico, en las últimas semanas las molestias están siendo "insoportables". Una situación límite y desesperante que la lleva a acudir al hospital "con más frecuencia" de la que le gustaría: "A veces rabia de dolor". La incomodidad que padece hace que la tertuliana "no pueda pasar sin tomar morfina".
Es el único remedio que "la alivia" del tormento en que a veces se convierte su postoperatorio. Por otra parte, este medio ha conocido que Terelu "está desesperada" por regresar a su rutina de trabajo en Sálvame. Entiende que en estos momentos la mejor medicina para ella es la obligación que acarrea el trabajo, pero los dolores "la tumban" bastante. No cabe duda de que esta etapa que le ha tocado vivir la tiene "más triste y apagada" que nunca. Desea que todo pase y quede cuanto antes atrás. Sin embargo, de momento debe asumir que su presente pasa por el reposo y la calma: "Las amigas la sacan de casa cuando pueden para que se distraiga".
Su línea de joyas, 'abandonada'
Según pudo conocer JALEOS hace unos días, no solo de la televisión se ha apartado la mayor de las hermanas Campos a causa de su difícil convalecencia: también de su negocio de joyas. Lo tuvo que "abandonar solo de manera temporal" hasta que su salud mejore. Fue el pasado mes de abril cuando Terelu ponía a la venta su primera colección; una línea de anillos, pulseras, pendientes y collares. La malagueña se aventuraba en el mundo del diseño con alhajas en oro y en plata que esperaba "que gustasen mucho", según sus propias palabras.
Según la información que sigue manejando este periódico, "lo ha dejado todo en las manos de su hermana Carmen Borrego (52) y su cuñado José Carlos Bernal". En realidad, ellos nunca han estado fuera del proyecto, ya que han bregado codo con codo con Terelu a la hora del lanzamiento. "A Carmen no le pilla de nuevas, ella está muy metida en TRLU, incluso a veces mucho más que la propia Terelu", se aseguró a este medio.
Una vuelta incierta y preocupada por su madre
Desde que el pasado mes de octubre la enfermedad le diera de nuevo un zarpazo -puede que peor que el vivido con su primer cáncer, por inesperado-, Terelu no ha dejado de estar permanentemente en el pensamiento y los rezos de su madre María Teresa. En estos meses la familia Campos ha hecho piña en torno a la colaboradora; de hecho, tanto Teresa como Carmen Borrego se han convertido en las portavoces del estado de salud de la enferma, ya que por su parte solo ha reinado el silencio. El mismo mutismo que ha reinado en ella durante los últimos días cuando se ha querido conocer su versión sobre el escándalo que ha salpicado a su madre tras la denuncia de su asistenta María. Nada ha querido opinar y nada se conoce acerca de su regreso a la televisión. Hay quien se atreve a asegurar que su retorno no obedece tanto a sus dolencias como al hecho de que Terelu no goce en estos momentos de la actualidad necesaria para ocupar una portada de revista o un plató de televisión de primer orden.
Lo cierto es que la decisión de Terelu de someterse a una operación de mastectomía ha sido una de las más difíciles de su vida. Una decisión que le ha llevado a pasar "el miedo más horrible del mundo", ya que se trata de una intervención muy agresiva. A diferencia de otras, es el paciente el que decide si someterse a ella o no para reducir el riesgo de futuros cáncer de mama en personas con una alta probabilidad de padecerlo. Y eso es exactamente lo que hizo la colaboradora, evitar de todas las formas posibles que su hija Alejandra Rubio (18) tenga que pasar por ello. Todo un gesto de absoluta generosidad por parte de la malagueña. El problema es que el peaje está siendo un tanto elevado.
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