Miguel Ángel Silvestre (36 años) está atravesando uno de sus momentos más duros tras la muerte de su padre, Miguel Ángel Silvestre Vara, a los 65 años de edad. El actor, que se ha trasladado este miércoles hasta Castellón para acudir al velatorio, ha querido compartir un emotivo mensaje con sus seguidores en sus redes sociales:
"Mi padre dio su vida por mi. Me permitió elegir a pesar de quitarse él. Me dio sus horas de sueño en más de una ocasión. Recuerdo un verano en el que lo desperté a las 2:00 porque mi novia se había enamorado de otra persona y me dedicó un paseo por la playa hasta las 7:35 cuando él, ejerciendo de padre, decidió por mi que ya era momento de descansar y volver a empezar.
Nunca me pidió nada a cambio a pesar de haberme gastado casi todo su dinero en querer ser jugador de tenis. Lo único que quería es que yo fuera feliz y tuviera las oportunidades que él no había tenido.
Me siento muy afortunado de haber tenido un padre tan generoso. Hoy he descubierto en su funeral el impacto de mi padre en muchísimas personas. Tenía una gran bondad. Ayer se marchó mi padre, y el amigo al que llamaba a la hora que fuera para compartir una emoción.
Gracias Papá. Descansa en paz".
Miguel Ángel Silvestre Vara era un conocido y reputado fisioterapeuta de Castellón, donde regentó durante décadas una clínica en la calle Herrero de la capital. Local en el que trató a numerosos deportistas de Castellón.
Miguel Ángel Silvestre recibiendo el apoyo de los suyos frente al tanatorio.
El actor acudió este miércoles al tanatorio de la localidad donde tenía lugar el velatorio. Se le veía cabizbajo, destrozado, vistiendo de luto y recibiendo el apoyo de los allí presentes, entre los que destacó su madre, su hermana y su buena amiga y expareja Belén López.
Padre e hijo estaban muy unidos, y el actor no dudaba en presumir de esta buena relación en sus redes sociales. En agosto de este año, Miguel Ángel compartió una emotiva imagen abrazado a su padre junto a un comentario que no dejó indiferente a sus seguidores:
"Las mejores siestas. Papá. Me acuerdo muchas veces de las siestas que hacía de pequeño después de comer apoyado en el pecho de mi padre, con sus manos tocándome la cara. Luego al despertarme me tomaba un helado y a jugar por ahí... un vida sin preocupaciones...Gracias papá por hacerme confiar en que a pesar de las adversidades, no había nada de que preocuparse", escribía en sus redes sociales.
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