Amaia Romero (19 años) está viviendo en primera persona lo bueno y lo malo de ser un personaje público. Hace solo unas semanas, la cantante tuvo que ver cómo una revista hacía pública las imágenes y el vídeo de su ruptura con Alfred (21). Ahora, la calle ha vuelto a ser testigo de su nueva ilusión: el cantante Diego Ibáñez, del grupo Carolina Durante.
Las fotografías dan fe de una relación joven, que está empezando con la ilusión propia de la edad y los inicios. Los jóvenes, fuertemente abrigados, pasean por las calles de Madrid tras ofrecer un concierto en una conocida sala de fiesta de la capital. La pareja habla, seguramente de música (pasión que les une), hasta que llega el momento que confirma el romance: un beso en plena calle del que dejan constancia las fotografías de ¡HOLA!.
La ganadora de OT, con una mano sobre la nuca del músico, le da un romántico y ligero beso al artista, que mantiene los ojos cerrados todo este tiempo. Durante su paseo por Madrid esta complicidad también es visible con arrumacos y caricias.
Estas fotografías confirman una relación de la que se llevaba hablando semanas tras la sonada ruptura de Amaia y Alfred. Diego empezó a sonar como el nuevo amor de la pamplonica tras colaborar con el grupo musical en uno de sus temas Perdona (Ahora Sí que sí). Unión musical que también los llevó hace unos días a subirse al escenario junto a ellos en una sala de conciertos de la capital.
¿El problema de todo ello para Amaia? La sobreexposición de su vida pública está sobrepasándole. Hace poco más de un año era desconocida, anónima, y podía salir a la calle sin que todo el mundo la reconociese. "Hubo una temporada que tenía como un montón de cosas que hacer y no tenía tiempo de hacer nada y cuando estaba con mi familia o gente con la que tengo confianza, todo me sentaba mal, era como si yo fuese el centro del mundo", comenzó explicando Amaia en una entrevista al medio musical independiente Jenesaispop.
Posteriormente aseguró que su hermano tuvo que darle un toque de atención: "Me tuvo que decir mi hermano: 'Oye, Amaia, es que estás'. Me di cuenta, dije "es verdad". Empecé a llorar y, bueno, bueno, fue un poco...".
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