El mal sabor de boca que dejó el temporal lluvioso del pasado 2018 en la Cabalgata de los Reyes Magos celebrada en el corazón de Madrid, ha provocado el miedo en muchos de los presentes en la tarde de este sábado en la zona VIP. Un área reservada por cuarto año consecutivo para personas con discapacidad o riesgo de exclusión social.
La incertidumbre que se respiraba en los 'tronos azules' ha sido inversamente proporcional a la ilusión que transmitían los rostros de los niños allí presentes. Algunas personas, nerviosas, han hecho cola desde las dos de la tarde para ocupar y no perder el sitio.
El frío, que se ha apoderado de la capital, ha pasado a un segundo plano dando paso a una tarde mágica y llena de la más pura inocencia. Y si no que se lo digan a las decenas de familias que comentan a este periódico que se conocen entre ellas, precisamente gracias a la Cabalgata anual de Reyes Magos de Madrid. Sus hijos se han hecho amigos a raíz de venir todos los años.
En la parte de la izquierda, las cinco primeras filas son para niños que vienen del hospital. A partir de la sexta fila, han tenido que hacer cola y han venido mucho tiempo antes. Podían quedarse sin su plaza. Este periódico ha hablado con la familia de Mencía. La pequeña diez años y está en silla de ruedas. Es la sexta vez que ocupa uno de los 40 sitios destinados a sillas de ruedas en la Cabalgata.
Su sonrisa transmite ilusión por ver a Gaspar, su rey mago favorito. Pero hay algo que ha cambiado para ella y sus padres: las largas esperas y una enorme cola de más de 100 personas para conseguir su sitio durante el épico espectáculo.
Siempre venían con invitación, pero este año las cosas han cambiado: "Antes veníamos con entrada, pero este año hemos tenido que jugárnosla haciendo cola. Todo ha cambiado a peor, de hecho el año pasado nos quedamos sin plaza porque las invitaciones se repartieron entre asociaciones que no estaban muy relacionadas con la discapacidad", afirma la mamá de la pequeña con movilidad reducida.
Su madre tiene sentimientos encontrados: por una parte, agradece a Manuela Carmena (74 años) el poder disfrutar junto a su pequeña de una noche mágica. Pero la realidad es que siente cierto descontento por "su mala organización", lo que ha provocado "serias dificultades" para la familia.
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