Si nada lo remedia, María Teresa Campos (77 años) dejará de formar parte de los presentadores de Mediaset a partir del próximo mes de marzo, momento en que su contrato de larga duración con la cadena de Fuencarral toca a su fin. Sin duda, se trata de una fecha de vital importancia para la presentadora malagueña, que desde que echó el cierre su espacio musical Qué tiempo tan feliz anda esperando ese programa que nunca llega, esa promesa que no se materializa. Sin embargo, 2019 para la Campos constituía una pesada losa: en marzo todo terminaría si todo transcurría igual. Hasta el momento, nada ha cambiado y, según ha podido conocer JALEOS, "Teresa está desesperada por más que intenta mostrar seguridad".
La espera tiene a Teresa inquieta y, en su entorno más íntimo, se deja vencer por el desánimo y trata de imponer la cruel realidad. Según llega a este medio, a estas alturas del mes, ya lo daría todo por perdido con la cadena. O, lo que es lo mismo, empieza a asumir que Mediaset, esa casa por la que tanto dio, "no le va a renovar ese contrato de larga duración" que en su momento tantas esperanzas le depositó. Eso sí, se asegura a este periódico que María Teresa es de esas profesionales "de la vieja escuela, que hasta el último momento se mantendrá en silencio y esperando". Lo cual no quita que, en su fuero interno, ya haya comenzado a asimilar "su presente más inmediato".
Y no será por falta de ofertas laborales de otras cadenas y programas. Tal y como ha podido comprobar JALEOS, Teresa es consciente de que otros medios están interesados en sus servicios y no habrían dudado en descolgar un teléfono para hacerle ver su interés. Pero nada; ella se niega a despedirse de su público desde una casa que no sea la cadena capitaneada por Paolo Vasile (66). Esa no es, ni de lejos, la única cuestión que preocupa a la Campos; también está muy interesada en el bienestar laboral de sus hijas, Terelu Campos (53) y Carmen Borrego (52): "Sabe que a ellas la cosa les va relativamente bien, pero su sufrimiento siempre está; querría ver a Carmen dirigiendo y a Terelu presentando". En su desesperación, le encantaría que Mediaset le ofreciera "las condiciones de su contrato que expira a alguna de sus hijas".
Hace unos días, durante un acto público, Teresa Campos dio una respuesta que muchos interpretaron como una clara indirecta hacia Vasile y su stand by laboral. Todo ocurrió cuando fue preguntada por su nieta Alejandra Rubio (18) y la reportera apostilló: "No todos tenemos una abuela como usted, la reina de la televisión". Entonces, Teresa lo desmintió con una sonrisa congelada y unas palabras muy significativas: "Ahora soy la reina de mi casa". Interpretaciones aparte, en la actualidad María Teresa se encuentra sin trabajo y subastando, mientras tanto, algunos de los muebles de su casoplón de Las Rozas para mudarse a su nueva casa.
En busca del topo traidor
Fue precisamente unas imágenes de esa subasta en su casa que salieron publicadas en una revista del corazón las que hace unas semanas enfadaron sobremanera a María Teresa y le hicieron activar la búsqueda del topo traidor en su entorno. Y es que, según pudo conocer este medio, alguien debió haber filtrado la información acerca del día y la hora en que unos operarios se iban a desplazar a su casa: "Lo ha considerado una humillación innecesaria verse en una revista de ese modo. Está bastante dolida por las formas". Tanto, que se deslizaba su mayor objetivo en estos momentos: "Dar con la persona que lo ha contado, ya que solo lo sabían unos pocos". Entonces, ¿quién ha traicionado a la Campos?
En otras palabras, que Teresa está "pidiendo explicaciones". Lo cierto es que no es la primera vez que se filtra a los medios de comunicación información interesada sobre la presentadora y, según le han hecho ver en más de una ocasión personas allegadas, como Mila Ximénez (66), la filtración viene de su núcleo más próximo. Incluso, se atrevió a dar el nombre de una de las mejores amigas de Campos. Así las cosas, Teresa no gana para disgustos.
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