No es ningún secreto que a Gema López (47 años) le gusta cuidarse. La colaboradora de Sálvame no duda en compartir con sus seguidores sus trucos de belleza para lucir siempre estupenda. ¿El último al que se ha sometido y con el que consigue un vientre plano? El drenaje linfático.
Se trata de un procedimiento que la madrileña realiza en su propio domicilio gracias a unas esterillas de masaje que hacen presión en la zona del vientre para aumentar el flujo sanguíneo y linfático.
Con esto consigue evitar que se acumulen los líquidos, recuperar la firmeza en el abdomen, dotar de elasticidad la zona y eliminar toxinas indeseada, como explica la propia Gema en su última publicación de Instagram.
Es un procedimiento cada vez más habitual, ya que produce unos resultados similares al de la liposucción sin necesidad de pasar por quirófano. El único requerimiento para que el resultado sea visible es que se debe hacer de manera continua.
Pero estos no son los únicos secretos que esconde la belleza de Gema López, ya que la periodista también se ha realizado una serie de tratamientos estéticos para huir de los signos de la edad, como desveló JALEOS hace unas semanas.
Puestos en contacto con la clínica estética de la doctora Barba, lasegura que no se ha sometido a ninguna cirugía para rejuvenecerse, pero sí a varios pequeños retoques para mantener la juventud.
El aspecto "tirante" de su piel se debe a un láser facial que suele tener un precio de 1.000 euros. Sin embargo, para evitar estar alejada del trabajo mucho tiempo (sobre todo en su profesión, donde la memoria es muy corta) este tratamiento se puede realizar fraccionado.
Apenas hay arrugas en su rostro porque "se ha puesto toxina botulínica en el tercio superior de la cara", según explica la experta. Con este procedimiento, que tiene un precio aproximado de 500 euros, se consigue un efecto lifting sin cirugía, se reducen las arrugas y se frena la aparición de nuevas líneas de expresión.
La colaboradora de Sálvame también se ha realizado un retoque en la punta de la nariz: una rinomodelación para elevar esta parte del rostro, con un precio cercano a los 1.000 euros.
"Estudiando su cara no parece que se haya hecho ningún tratamiento para mejorar el óvalo facial, que tiene ligeramente desdibujado, ni en la papada, que tiene mínimo acumulo de grasa submentoniana", explica la especialista. Se trata de "pequeños retoques sin cirugía".
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