Ángel Antonio Herrera (54 años) ha vuelto a ponerse ante la cámara tras años alejado de los telespectadores de alcance nacional. Su reaparición se ha producido en el programa Arusitys de la Sexta, donde tiene una sección propia, Esto no es Hollywood, que se llama igual que su último obra que representa un diccionario de famosos. Su intervención fue muy polémica y tildada de machista, pero lo más sorprendente ha sido su nuevo aspecto, nada que ver con el rostro que agitaba a los famosos en Tómbola.
Lleva más de 25 años en el periodismo y su etapa más afamada data precisamente entre los años 1997 y 2004, etapa en la que su rostro era uno de los protagonistas junto al de Karmele Marchante (72), Jesús Mariñas (76) o Lydia Lozano (58) en su espacio rosa de Telemadrid. Esa continua presencia del periodista en el programa del corazón más visto de aquel entonces -y que fue pionero en su temática y en el que se basaron después Salsa Rosa y Sálvame- hizo que su cara se convirtiera en una de las más reconocidas del país y que aún se retenga en la memoria de todos pese a que tras la última emisión de Tómbola se refugiara en la radio y en las columnas de opinión.
Su melena oscura hasta los hombros y repeinado, sus patillas, su mirada afilada y su estilo playero con la camisa abierta por el pecho luciendo collar es ya parte del pasado. El Herrera que se mostró ante las cámaras de este martes se muestra con el pelo desaliñado, con arrugas de expresión propias de la edad y algo hinchado. Y los estilismos más arriesgados que solía usar han mutado en simples camiseta básicas en negro, ese sí es un color que siempre ha empleado mucho en sus looks.
Esta vuelta a la televisión -el formato que le dio la auténtica fama- ha supuesto toda una revolución en redes sociales. Y es que durante su época en Tómbola el universo de la red aún no estaba descubierto hasta tal punto lo que imposibilitaba el hecho de comentar lo que ocurría en los programas, pero en la actualidad lo es y de ahí que Herrera no se haya librado de las críticas. Pero eso no es algo nuevo para él, ya que su acidez e intensidad al comunicar siempre ha sido su máxima. Porque a pesar de que su cara en un primer golpe de vista haya resultado irreconocible, su voz y su forma de expresarse pertenece indudablemente al Ángel Antonio que hacía botas de sus butacas a los famosos más guerreros.
Cambio físico y cambio de casa
Hace exactamente dos años, el periodista ponía en venta su ático en el centro de Madrid. Tal y como publicó en su momento JALEOS, el cartel de 'se vende' le duró apenas un mes, ya que consiguió un comprador que pagó los 750.000 euros que pedía.
El piso constaba de 155 metros cuadrados con privilegiadas vistas a la catedral de La Almudena y el Palacio Real. Y es que según informó la fuente a este medio era una "casa muy golosa por su localización y por su precio de salida", un atributo unido a su gran salón, tres dormitorios con baños en tipo 'suite' y una lujosa terraza. La razón por la que Herrera decidió deshacerse de este inmueble es porque estaba buscando otra residencia similar, en la misma zona pero de mayor tamaño.
Sin cambios en su vida sentimental
Herrera, a pesar de vivir durante décadas de las informaciones del corazón, él para sí es muy celoso de su intimidad y mantiene la discreción en ese aspecto de su vida. Solo algún puntual acto público ha dejado atestiguar relación sentimental del periodista con su compañera de profesión Carmen Ro, quien lleva años a su lado. Ella trabaja en Cuatro al día, el programa vespertino de la segunda cadena de Mediaset presentado por Carme Chaparro (46), pero anteriormente ha sido parte del matinal de TVE1 conducido por María Casado (40), así como colaboradora en RNE y en varios medios digitales.