Jorge Javier Vázquez (48 años) ha publicado una carta en la que relata cómo se encuentra tras su hospitalización el sábado pasado en el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela de Madrid por una "hemorragia subaracnoidea de origen aneurismático". En el escrito publicado en Lecturas, el presentador explica que ha "sufrido un ictus y un aneurisma" y aprovecha para agradecer las muestras de cariño recibidas.
El colaborador de Sálvame empezó a sentirse mal el martes, "comienza a dolerme la cabeza", pero con un ritmo de vida tan ajetreado y multitud de compromisos profesionales, Jorge Javier lo achaca al cansancio. Conforme pasan los días el dolor continúa aumentando, hasta el punto de que en la gala del jueves de GH Dúo ni siquiera puede elevar la voz "porque me retumba de manera insoportable en la cabeza".
El sábado, sin embargo, toma la decisión de ir a urgencias. El presentador explica que ese día empezó a pensar en el "tumor que mató a mi padre y a su tía" y llega a pensar en su muerte, en cómo se lo contará a su madre: "Imagino qué haría si me dijeran que me queda poco tiempo de vida y concluyo que no me daría por tirarme a las calles y quemarlas. Al contrario. Me gustaría charlar mucho con gente de diversas creencias y aprender a morir en paz".
A las doce del mediodía decide acudir al servicio de urgencias del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela de Madrid, donde los médicos le descubren una "manchita" en el cerebro tras realizarle un escáner. Los especialistas descartan en ese momento que sea el tan temido tumor que le hizo pensar en su muerte horas antes, y le explican que lo más probable es que se deba a un problema bascular congénito. ¿El inconveniente? Para confirmar el diagnóstico necesitan realizar una resonancia, pero los sábados no las hacen. Así, el presentador tiene que permanecer ingresado y explica que lo que piensa en ese momento es en que no podrá presentar el Sábado Deluxe ni podrá actuar en la obra de teatro prevista en Tudela: "Es la primera vez que suspendo una función y agradezco enormemente la comprensión y el cariño con el que reaccionan los gestores del teatro. Volveremos, claro que sí, en cuanto nos sea posible", asegura.
Jorge Javier explica que ese sábado que permanece ingresado su programa, el Sábado Déluxe, se convierte en su mejor acompañamiento: "Paseo por las cadenas y no hay otro programa que me haga sentir menos solo". Aunque su programa solo es el sonido de fondo en este ingreso, el que de verdad está siendo su principal apoyo es "P." (su expareja). No se ven desde hace un año, y Paco ha estado a su lado en todo momento para ayudarlo en todo lo que ha necesitado, incluso realizando tareas tan mundanas como traer un café, acercarle las gafas o darle el mando de la televisión.
Así pasan los dos días hasta que, finalmente, el lunes por la mañana le hacen la esperada resonancia en la que los médicos descubren una "manchita de sangre" que es la causa de los dolores que padece y le comunican que tienen que hacerle un cateterismo para descartar complicaciones. O eso pensaban los médicos. Tras terminar esta prueba, el doctor le informa en el mismo quirófano que han "visto algo gravísimo" y tienen que operarle de urgencia. "Diagnóstico: aneurisma congénito que ha desembocado en una pequeña hemorragia. Ha sido leve. Podría haber sido peor. Muchísimo peor", explica el presentador.
Como personaje público que es, y consciente del mundo en el que se mueve, uno de los primeros pensamientos de Jorge Javier es que debe ofrecer informaciones públicas sobre lo que le está sucediendo. Pero no lo hace porque ni siquiera sabe exactamente qué le ocurre: "No es que quiera ocultar información, es que no la tengo. Entre por un dolor de cabeza que tenía pinta de migrañas y ahora me veo metido en una historia rarísima".
Antes de la operación, el presentador recibe los ánimos de P. (que "sigue al pie del cañón"), de Paolo Vasile (66) y de Adrián, un compañero de Sálvame que le trae un detalle de Belén Esteban (45): la imagen de San Judas Tadeo que la de Paracuellos siempre lleva consigo y que ahora el presentador tiene en la mesilla de noche de la habitación del hospital.
Horas después Jorge Javier despierta en la UCI, "todo ha ido bien", y recibe la visita de los dos hombres que han marcado su vida (en lo personal y en lo profesional) y que han demostrado ser un gran apoyo en estos momentos tan duros: P. y Paolo Vasile.
El médico le ha explicado que también ha sufrido un ictus que podría haber hecho que el resultado de todo este mal trágico pasara de ser malo a trágico. Ahora le toca descansar, recibir la visita de su madre y de sus hermanas y, "sobre todo, vivir. Podría haber pasado, pero no me ha sucedido nada. No quiero perder el tiempo pensando en lo que pudo haber sido. No. Sólo quiero pensar en como estoy: vivo", explica para terminar la carta con un escueto y significativo "gracias".
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