Yo no sé cómo lo ha vivido el resto del mundo, pero yo he sentido un bochorno extraño este miércoles viendo Gran Hermano DÚO Límite 24 horas, de esos que te sobrevienen y con los que te dan ganas de no ser español, de vivir en otro país. A poder ser, muy remoto y lejano. Y es que, en la casa de Guadalix se ha vivido un juicio, de esos sumarísimos, de los más mediáticos de España, de los que el país se echa a las calles: los concursantes, juzgados por el pueblo. El populacho los condena o les otorga la libertad. Y en medio de este zafarrancho, una letrada de altura, Emilia Zaballos, una eminencia que ya hizo sus pinitos en De buena ley y que cuando decía que iba a deliberar -cada diez minutos- en realidad corría a partirse la caja al baño. No la culpo, es lo mínimo.
Los españoles frente al espejo, cara a cara contra nosotros mismos. Esto es lo que somos y lo que nos merecemos. No crean que los juzgados reales son muy diferentes. Una abogada que, pese a la toga y la seriedad impostada -a menudo se ha notado cómo se mordía los carrillos para no descojonarse viva- no podía evitar frases como "¿Vais a decir la verdad con ayuda de Ambrosia?" -una supuesta amante inexistente de Antonio Tejado (32 años)- o "¿Dirá usted, Ylenia Padilla, la verdad incluso con el tiki-tiki o la promesa?"
Como ven, todo muy riguroso y formal. Se nota que señoría lleva años inyectándose en vena dosis ingentes de telerrealidad, de tan amiguis que es de la casa, de Mediaset. Bastante normalita ha salido. El caso es que los concursantes, en el ecuador del concurso, se han sometido a una especie de veredicto popular que ya se inauguró en otro Gran Hermano -VIP- con Belén Esteban (45) y Olvido Hormigos (48). Desempolven memoria y se acordarán.
Viene a ser algo parecido a un juicio de verdad; con sus acusados, sus testigos, sus defensas... Oye, y dentro de lo que cabe, se ha hecho este miércoles una justicia que no veas, histórica. De las que ya no se ven. Ahí tienen a Kiko Rivera (35). Sí, vale, la jueza lo ha declarado inocente de haber vendido su intimidad familiar, pero, ¿qué? ¿Yo no soy ciudadano? ¿Yo no tengo pensamiento único, capacidad de discernir y de ir contra la masa? ¡Pues para mí ha salido condenado! Por listillo. Y muy muy en firme, de esos juicios para los que no cabe recurso alguno. ¿Que por qué tanta inquina por mi parte? Porque no todo vale, y como pueblo que soy: ¡AQUÍ EL JUEZ SOY YO! Porque Hacienda somos todos.
Lo que me ha enervado soberanamente este miércoles y lo que me ha hecho retorcerme incómodamente en el sofá, ha sido cuando Irene Rosales, su mujer, secundada por este, ha JUSTIFICADO la deuda que han librado con Hacienda de una forma vergonzosa. Ahí la tienen, habla Irene: "Hubo un tiempo que decidí no pagar a Hacienda para tener dinero en mi casa". ¿Perdona? ¿He oído bien? Encima, como al hijo de Isabel Pantoja (62), a Irene Rosales la jueza la absuelve y declara inocente después de soltar semejante burrada. ¿En qué mundo vivimos? Se lo traduzco a ustedes: vamos, que si alguna temporada os viene mal pagar a Hacienda, bah, no lo hagáis, que tampoco pasa nada. Lo importante, oye, es tener bien llena la nevera.
Estamos de acuerdo en que esta jueza hace un papel, es de esas que previamente se empapan un guion y salen a escena a interpretar; que sí, que no somos tontos. Pero, cuidado con las lecturas ligeras que se hacen sobre según qué temas. El pueblo ha hablado. Como detalle interesante: mientras Irene confesaba su crimen, Kiko se mantenía con la cabeza gacha y una actitud quejumbrosa, lastimera incluso. Pobre de Kiko, ha debido pasar las de Caín. Todo, mientras mi padre, y media España, se desloma para pagar facturas y salir de esta crisis. Vale, quitémonos peso que estamos hablando de Gran Hermano DÚO. El caso, como decía, es que ni Kiko ni Irene han sido condenados: ni ella ha sido tibia ni él ha vendido su vida. Con lo último estoy de acuerdo, pero ¡nunca con lo segundo!
Irene, la estafa de Juan Miguel y el aquelarre a María Jesús
Irene es una pésima concursante, no ha dado ningún tipo de juego y lo único que juega en su favor es la cordura y la sensatez. Es una mujer que, poco a poco, se ha ido desempolvando conforme transcurría el programa, pero siempre muy modosita y con buenas palabras. No se le ha conocido palabra más altisonante que otra -salvo alguna gresca con su marido- y, por tanto, ¡HA SIDO TIBIA! Que no es malo serlo, pero al César lo que es del César. A mí no me gusta alguien que empieza a asomar la patita cuando quedan días, horas, para que termine el concurso.
Y, por no irme a la antípoda de repente, seguimos en esa línea: Juan Miguel es un mueble, un tipo que se está riendo de la audiencia, un funambulista que intenta no mojarse en ningún berenjenal y ahí lo tienen, en la final. ¿Puede entrar la Guardia Civil y arrestarlo, por favor? Y con esto voy a cerrar por hoy: el juicio descarnado y sumarísimo que se le ha hecho a mi María Jesús Ruiz (35), a mi ganadora de Gran Hermano DÚO.
La tía se ha tenido que comer casi 40 minutos de ataques furibundos de sus compañeros mientras que el juicio de los demás ¡ha sido un paseo en barca! ¿Es eso justo? Padece penalidades la lamentatriz de Jeremías incluso ante un juez. Nadie entiende su sufrimiento, toda la casa contra ella. Alegan que se hace la víctima y que se ampara, perdone Dios, a la Virgen de la Cabeza. Qué menos, después de todo lo que la hacen sufrir. Huelga decir que la han condenado en firme... ¡y todo por confesarse en el Confe y por llamar perros judíos a todos los miembros de la casa! ¿Habrá derecho? Ay, Dios.
Finalistas: Kiko Rivera, Irene Rosales, María Jesús, Juan Miguel y Alejandro Albalá
Porcentajes: 14,4 / 34,4 / 17,1 / 9,5 / 24,6
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