Ana Obregón (64 años) ha presentado este martes la nueva línea de ampollas de la firma La Cabine, y ha aprovechado para atender a los medios allí congregados. La actriz ha explicado qué nuevos proyectos tiene entre manos, cómo se encuentra su hijo Álex Lequio (26) de salud y cuál es su rutina de belleza.
Además, la protagonista de Ana y los siete ha vuelto a criticar a Alessandro Lequio (58). Lo cierto es que en el último año, cuando el hijo de ambos ha protagonizado una intensa lucha contra el cáncer que le diagnosticaron, Ana lo dejó todo para estar a su lado. No así el italiano. Un hecho que la actriz ha atacado de manera indirecta en sus últimas entrevistas. La última de ellas este martes, cuando ha mencionado, en varias ocasiones, que ella ha ejercido de "madre y de padre".
¿Cómo se cuida?
No me cuido nada. Mira, en el último año me he cuidado con los body lotions que dan en los hoteles, me los ponía en la cara. Porque con todo el lío se me olvidó llevarme nada. Creo que soy la persona que menos se cuida de mi entorno.
¿Y cómo cuida el ánimo?
Con yoga y con meditación, y me ha ayudado muchísimo.
¿Qué es lo que más le preocupa de su físico: la firmeza, las arrugas...?
Me preguntas en un momento que no me preocupa nada. O sea, me preocupan cosas más importantes. Pero es cierto que ahora parece importar más el verse bien. Yo nunca me he puesto en mi vida un bótox (que me da pánico) ni inyecciones...
Creo que hay un exceso de caras todas que parecen hinchadas, como de globos estirados. Hay demasiada exigencia y narcisismo en todo eso. Claro que te apetece verte bien, con cosas que puedas hacer y que sean asequibles para ti, porque no tenemos ni tiempo ni dinero.
¿Es constante con los tratamientos?
No, las ampollas son fáciles. Yo lo que no soy es de una crema de ojos, otra de tal...
Ya se ha confirmado que regresa a la televisión como concursante de Masterchef. ¿Es usted cocinillas?
No, no. A ver, esto quiero que quede muy claro, soy la peor cocinera del mundo. Me encanta comer bien, pero cocinar... lo cierto es que tampoco he tenido tanto tiempo, porque me he dedicado a trabajar, a ejercer de madre y de padre, llegar a casa tarde del trabajo... pues imagínate. Me iba a las siete de la mañana y volvía a las ocho de la noche, y lo que me apetecía era estar con mi hijo.
¿Cuál es su plato favorito?
Mi especialidad son los huevos revueltos. De hecho, estos siete meses que Álex y yo hemos estado en Nueva York, pues hemos comido casi siempre huevos revueltos.
Somos lo que comemos, ¿va a aplicar lo que ha vivido en el último año para cambiar su dieta?
No, porque además soy una persona que sé donde están las vitaminas o los antioxidantes. Yo sé lo que hay que comer, lo que no sé es hacerlo porque no he tenido tiempo. Bastante hacer de madre y de padre; y trabajar. Es que, claro, no podía hacer todo.
Entonces, el otro día por el Día de la Madre se fueron a un restaurante, ¿no?
Pues el Día de la Madre dije: "Voy a probar a hacer algo", y al final sí acabamos en el restaurante.
¿Se está preparando de alguna manera para el concurso?
Pues lo cierto es que como estos se han pasado negociando durante tanto tiempo, cuando me han confirmado ya que habían llegado a un acuerdo con mi representante... pues voy a hacer un curso intensivo a partir del miércoles. Voy a aprender a pelar una cebolla (risas).
¿A Álex se le da mejor que a usted?
Pues como yo: cocer la pasta, hacer una tortilla... Supervivencia. Pero la verdad es que el concurso me apetece mucho, y ganar. Sobre todo porque dan un premio que quiero donar a la fundación Fero para la investigación del cáncer.
¿Qué le ha dicho Álex sobre su participación?
Me ha dicho: "Pero, mamá, cómo vas a hacer Masterchef si no sabes cocinar", y mi madre lo mismo, me ha dicho: "Pero los vas a envenenar", y le he dicho que ya, que les llevaré omeoprazol a los chefs antes de probar mis platos.
Al verla tan radiante, da la sensación de que todo va fenomenal en lo profesional y en lo personal.
Todo va bien, fenomenal. Lo cierto es que he estado radiante desde el primer momento. En este tipo de enfermedades el ánimo y la actitud es el 80 por ciento, a parte del tratamiento. Y, la verdad, es que siempre he estado animada porque mi hijo me ha dado una lección de fortaleza.
Él me veía animada, yo le veía animado, y siempre para adelante. De hecho, es lo que le intento inculcar a todas las familias que estoy visitando en los hospitales que están pasando por lo mismo.
Se refiere al final de la lucha contra la enfermedad hace un mes, ¿por qué esa fecha?
Porque nos han dicho que todo va bien. No el alta, porque en este tipo de enfermedades es a los diez años, y ahora lo que le tocarán serán revisiones.
¿Seguirá confiando en la Clínica de la Universidad de Navarra?
Sí.
¿Cómo está Álex de ánimo?
Él está fenomenal. Mi hijo me ha dado una lección de vida brutal. Yo nunca pensé que fuera mi hijo el que me enseñara, siempre pensé que eran las madres las que impartían lecciones de vida a sus hijos.
¿La ha cambiado esta experiencia?
Es que ya tengo otras preocupaciones. Relativizas los problemas. A veces veo gente a mi alrededor quejándose, que tiene su familia con salud. Y digo: "Yo también era de estas, que me quejaba por tonterías. ¡Madre mía, cómo me gustaría volver a quejarme por tonterías!".
¿Ha echado en falta a alguien a su lado?
Fíjate, era tal la fuerza interior que me salió, que no sé de dónde me salió, estando a 6.000 kilómetros de mi familia, mis amigos y todo, solos los dos mano a mano siete meses. Son muchos días de hospital, y mucha gente ahora me pregunta, ¿pero qué hacías? Hospital, ánimo y la verdad es que me dio mucho por lavar todo, todo el rato. Ahora lo veo como una pesadilla, como si no hubiera ido conmigo.
Al final se tiende a olvidar todo lo malo...
Reseteamos para poder sobrevivir, lo tengo como en una nube.
¿Qué ha sacado en positivo?
Es un aprendizaje de vida. Sobre todo yo que todo en mi vida había sido súper maravilloso, he sido muy curranta, muy profesional... pero tengo que admitir que siempre he sido muy afortunada. He tenido éxito en las series y en los programas que he hecho. O sea, todo era color de rosa.
Ya empecé con lo duro hace cuatro años, cuando a mi madre le dio un ictus. Pero no pasa nada, es un aprendizaje y para arribar.
¿Qué tal se encuentra su madre?
Mi madre está con las secuelas y así, pero fenomenal. Mejor que esté así y que no se haya enterado en profundidad de todo lo que está pasando.
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