Después de unos días muy complicados debido al infarto de miocardio que sufrió Iker Casillas (37 años) hace un par de días, Sara Carbonero (35) demostró que es una profesional y no faltó al desfile que cada año organiza la marca Calzedonia y con el que ella ya se había comprometido hace mucho tiempo.

Con la compañía inmejorable de Paula Echevarría (41), Ariadne Artiles (37), Yon González (32) o María Pombo (25), la periodista no perdió detalle del desfile que estuvo repleto de rostros conocidos que lucieron los nuevos diseños como fue el caso de Rocío Crusset (24), Sandra Gago (23), Malena Costa (29) o Juan Betancourt (28).

¿Cómo es la vuelta al trabajo después de lo que ha pasado con Iker?

La verdad es que se trataba, sobre todo, de dar un mensaje de normalidad, yo tenía este compromiso desde hace un montón de tiempo, hicimos en febrero las fotos de la campaña en Punta Cana y yo sentía que tenía que estar aquí. Él es el primero que me ha animado a que viniera, está todo muy bien. Es verdad que voy a estar las horas mínimas para volver, no voy a aprovechar ni me voy a quedar en Ibiza ni nada de eso pero bueno, normal. Estamos contentos porque ha salido todo muy bien, lo hemos dicho.

¿Plantea tomarse el trabajo de otra forma?

No, eso no tiene nada que ver. Lo peor que podemos hacer en la vida es coger miedo. Es verdad que estas cosas sirven para muchas cosas positivas como, por ejemplo, relativizar, no enfadarse por tonterías, vivir el ahora, ser conscientes de que pasan estas cosas y que un día estás aquí y al día siguiente no. Para eso sí, pero como para coger miedo o trabajar menos no, porque a mí esto me hace muy feliz y no tiene nada que ver.

¿Cómo está Iker?

Pues bien, está muy bien, la verdad es que ya lo contó él, está bien, tranquilo en casa, muy relajado, recibiendo un montón de visitas, ahora mismo está todavía asimilando un poquito lo que fue pero es que le han dicho que va a tener una vida 100% normal entonces.

¿Indicaciones?

Es que esos temas médicos y delicados me parecen bastante privados. Yo creo que lo más importante es que le han dicho que podrá hacer una vida 100% normal.

En el momento de la noticia usted estaba lejos.

En esto tampoco voy a entrar, estaba en Madrid subiendo a un avión, volvía en ese momento, no adelanté mi vuelta ni nada de eso, pero creo que son detalles que no interesan. Yo iba a volver ese día porque había terminado mi trabajo y estaba cogiendo el avión de Madrid a Oporto, estaba muy cerquita.

Me imagino que los niños en este momento son una inyección de vitalidad.

Sí, al final los peques, como en todo, ayudan mucho a animarte, a sonreír. Los niños son un chute de energía, son mucha alegría.

Además, en estos momentos tuvo una visita que le alegró.

No lo sabía, Isabel es así, está completamente loca, ella sabía que si me decía que venía le iba a decir que no, con el bebé tan chiquitito, así que ni me lo consultó.

¿Cómo lo hizo?

Me mandó una foto cuando estaba a 100 kilómetros de Oporto, me mandó la típica foto que ponía Aveiro y, nada, pues muy emocionada porque siempre vienen bien en esos momentos, también para desconectar un poco del momento hospital. Ella ya lo sabe todo.

¿Cómo está su recién nacido?

Precioso. También lo habéis visto, el otro día puso una foto, tiene un mesecito, ya te digo que está muy loca. Pero muy bonito y muy bueno.

¿Es buen paciente Iker?

Sí. La verdad es que sí, no se ha quejado demasiado, ha tenido mucha paciencia que es lo que había que tener para estar unos días más por precaución y de momento no está dando nada de guerra.

¿Quién ha sido su apoyo?

Yo creo que al final todos somos más fuertes de lo que pensamos y cuando pasa algo así pues, lógicamente, todo el mundo, familia, amigos, otra cosa no pero muestras de cariño nonos han faltado, ha tenido un aluvión de reconocimiento, de cariño, una especie de homenaje en vida, afortunadamente.

Él también se sorprendió...

Él no estaba pendiente de todo, en el hospital no estaba siguiendo todo, yo sí que lo veía un poco más y se lo contaba pero siempre te sorprende, por mucho que sepas que la gente te quiere tanto, fue desmesurado, una pasada. Lo aprecia mucho, lo parecíamos mucho.

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