En poco más de 48 horas Miki (23 años) apostará por colorear y llenar de energía positiva el mundo cuando suelte al fin La venda de los prejuicios en la gran final de Eurovisión 2019, un muro que el artista catalán ha sorteado a menudo, según confiesa en una entrevista con Efe este jueves.
"Solo por haber nacido en Cataluña, ya existe el prejuicio de que no podemos hacer nada por España", cita este joven barcelonés como ejemplo de esas ideas preconcebidas que marcan a determinadas personas.
Con una vista privilegiada de la costa y la Ciudad Blanca de Tel Aviv, donde se celebra la sexagésima cuarta edición de Eurovisión, Núñez (Terrassa, 1996) reflexiona con franqueza del mensaje que pretende trasladar con la canción que compuso Adriá Salas (La Pegatina) para este festival de la canción.
"El mundo está lleno de prejuicios. Yo mismo los tengo cuando voy por la calle, aunque mi madre siempre me dice que no juzgue antes de conocer, pero es difícil", reconoce, antes de señalar con humor un estereotipo que también le ha marcado: "No quería decir que escucho a Taburete porque la gente pensaría que soy un pijo".
Las premisas con las que Miki saltará al escenario de Expo Tel Aviv este sábado son bastante mejores que las que han acompañado a España en los últimos años en el concurso. Así, a los pronósticos que le conceden un puesto a mitad de tabla, se suma que el azar le permitirá actuar en la segunda mitad de la gala, lo que se presupone más favorable.
"Para mí fue un alivio, porque las canciones rápidas y alegres van las últimas siempre en los conciertos. Creo que nos va a ir bien este año", suscribe, convencido de que España saldrá de la maldición de los puestos finales y de que el televoto jugará a favor de su tema.
"Creo que el voto de la audiencia nos va a ser bastante favorable. Mucha gente me dice que su hijo de 3 años está todo el día escuchándolo en el coche, es como algo familiar y quiero pensar que en las casas va a gustar. ¿Y por qué no también a los jurados? Tenemos una puesta en escena increíble y vocalmente Mamen Márquez nos ha entrenado muy bien", destaca.
De hecho, La venda ha caído en gracia en Israel y no es raro que sus ciudadanos reconozcan y saluden al representante español por la calle. Incluso un colegio del sur de Tel Aviv se ha atrevido a replicar su videoclip, entre saltos y piruetas, como se puede ver en Youtube.
De su experiencia con ellos, destaca su cercanía y su sentido del "jutzpá", una actitud que pasa por "echarle cara a la vida" y ser audaz.
"Quizás me iría mejor si yo lo hiciese. En catalán, bueno es 'bo'. Mi profesor me decía: 'Tú eres tan bo, que a veces eres dos veces bo y eres bobo'", recuerda entre risas.
Respecto a otros aspectos más peliagudos del país, como la escalada de violencia en Gaza solo unas semanas antes del certamen o las reiteradas peticiones de boicot a esta edición por la gestión de su gobierno respecto a la ocupación de territorios palestinos, el representante español se acoge a las normas que les impiden pronunciarse políticamente.
"Desde que entramos a Operación Triunfo firmamos por contrato que vendríamos a Eurovisión y Eurovisión es un concurso apolítico", destaca Núñez, quien no descarta hablar sobre todos estos asuntos cuando concluya su participación. "Me parece bien", responde al emplazamiento de la prensa.
Hablando de su futuro después del festival, sus ojos se encienden ante su sueño más inmediato: lanzar su primer disco y un sencillo que girará en torno "al amor propio y a poder superarse".
"Es lo que estoy viviendo últimamente. Necesito darme ánimos y celebrarme un poco", destaca el intérprete de La venda, que fantasea también con la idea de una carrera musical larga en la que, dentro de unos años, siga emocionándose al subirse a un escenario.
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