Isabel Pantoja (62 años) ha vuelto a protagonizar un intento de abandono en Supervivientes, argumentando que necesita estar al lado de su madre, Ana: "Creo que mi participación aquí ha terminado y que todos los concursantes que están ahí valen muchísimo. Necesito estar en mi casa, con mi gente y con mi madre. Siento que sus días me pertenecen y no quiero perder ni un solo día más sin estar con ella", se ha excusado la tonadillera.
El argumento no suena extraño, y es que está claro que los lazos de unión entre madre e hija son muy fuertes. Sin embargo, JALEOS ha podido descubrir por qué nunca llegará a abandonar la isla: para salvar una de las propiedades donde más a gusto se siente su progenitora, el residencial vacacional de La Bamba en Fuengirola.
Según ha podido saber este periódico, estas propiedades cerca de la costa malagueña soportan desde el pasado 10 de abril del año 2018 un embargo a favor de la Agencia Tributaria por valor de 54.736,23 euros de principal. Una cantidad a la que hay que sumar intereses y costas, con los que la cifra aumenta hasta los 63.763,43 euros. La buena noticia para la familia Pantoja es que antes de entrar en Supervivientes, la cantante negoció con Hacienda un aplazamiento y ha conseguido paralizar la subasta de los dos áticos de La Bamba hasta poder hacerse cargo de la deuda.
Isabel siempre se ha sentido muy 'consentida' en esta localidad costasoleña. Es el lugar donde hizo sus primeras vacaciones Isa Pantoja (23), que acudía cada mañana a la playa con Ana y su hermano Kiko Rivera (35). La artista siempre ha dicho que se encuentra "como pez en el agua en la localidad de Fuengirola".
Otra de las razones por las que no quiere desprenderse de esta propiedad es que fue en este lugar donde se instaló junto a Diego Gómez, "el hombre que tanto la ha cuidado y respetado".
Así, a pesar del cariño que siente por estas propiedades, en 2016 apareció publicado que Isabel había puesto a la venta los dos áticos que posee en la localidad costasoleña, ante su necesidad de hacer frente a sus deudas con Hacienda. Sin embargo, finalmente no los vendió y en la actualidad siguen en su haber y a nombre de Pantomar SL, la sociedad con la que los adquirió.
En su día, la folclórica se decidió a comprar estos dos áticos anexos de 95 metros cuadrados cada uno sobre los que pesa una hipoteca de 400.000 euros con el banco de Andalucía. También dispone de plazas de garaje que no están hipotecadas.
Justo este último verano, se ha podido ver a Isabel feliz, dándose paseos por su calle Miguel de Cervantes. Los vecinos sienten devoción por ella y la folclórica se lleva de maravilla con ellos. En este sentido, uno de sus mejores amigos vive también en este complejo, su médico nutricionista malagueño que más de una vez ha puesto a dieta a la folclórica, dejándola como una filigrana.
La sociedad Pantomar SL, a través de la cual ha comprado estas propiedades, es la empresa que canalizaba los ingresos que generaban sus actuaciones artísticas, conciertos y contratos discográficos relacionados con su actividad como cantante. Esta sociedad fue creada en 1996 y tuvo su domicilio social en la casa de la Moraleja hasta que en el año 2000 se trasladó a la casa de María Navarro en la calle San Martín número tres.
Ya en 2005, la sede social se situó en el centro comercial plaza de las avenida de Manolete en Marbella, donde Isabel compartía unos locales con Julián Muñoz (70) que estaban clasificadas oficinas.
Desde La Bamba, su buque insignia fuengiroleño, Isabel Pantoja dirigió las obras en 2001de su restaurante Cantora, también en Fuengirola. En concreto, estaba emplazado en terrenos municipales, cedidos por la alcaldesa de entonces Esperanza Oña. El acuerdo de esta concesión la obligaba a explotar el restaurante durante un largo periodo, 30 años, pero el convenio fue incumplido ya que el restaurante fue traspasado a los pocos años, mediante un contrato de alquiler sin que, hasta el momentom el mencionado Ayuntamiento le haya reclamado nada.
Las demandas a la Pantoja que notifican a Mediaset
No todo son pros para Isabel Pantoja por haber entrado en Supervivientes. Más bien es un arma de doble filo, ya que al entrar en este reality, los juzgados y afectados por sus deudas tienen una dirección donde notificarle los autos: Mediaset.
Al igual que ocurrió con Aramis Fuster (64), a quien siete juzgados de distintas provincias de España le han notificado el embargo del dinero que ha generado, ya han comenzado a llegar las primeras notificaciones para la cantante.
Es el caso de una venta que hizo de terrenos de Cantora. Los letrados de este caso llevan varios años detrás de ella, ya que desde que la adquirieron no han podio hacer el registro legal de la compra de la propiedad. Uno de los abogados del propietario de los terrenos de Cantora, con el que ha hablado JALEOS, ya ha iniciado acciones legales para recuperar el nombre de la propiedad que adquirió su cliente.
El terreno en cuestión es una de las tres fincas pertenecientes en su día al difunto Paquirri. Es la mas pequeña en cuanto a hectáreas se refiere, y la tonadillera podría haberla vendido por 20 millones de pesetas, "hace años, sin ser suya y sin tener capacidad para vender". Por lo cual su actual dueño continúa sin poder registrarla a su nombre y hasta ahora Pantoja no ha respondido a la demanda aludiendo "domicilio desconocido".
Mi gitana como una selva
Con la venta de Mi Gitana en el verano de 2017 caía el poso de la folclórica por la Marbella de tronío donde un día casi fue alcaldesa. Este periódico ha visitado estos días lo que fue 'el palacete de la costa' y ha podido observar que el nidito de amor de Isabel y Julián Muñoz luce ahora como un erial selvático, con coches abandonados a sus puertas con los cristales rotos y la parcela totalmente abandonada, solo poblada por matojos y palmeras secas.
En julio de 2003, cuando Julián Muñoz e Isabel Pantoja paseaban su amor por Marbella, la pareja estableció su hogar familiar en Mi gitana, un chalé en la urbanización La Pera, próxima a Puerto Banús. Era un refugio que con el tiempo se convirtió en uno de los frentes de la acusación contra la cantante en el proceso que la llevó a la cárcel, ya que el tribunal sentenció que en su compra se blanquearon 52.000 euros procedentes de las actividades ilícitas de Muñoz.
Pantoja adquirió Mi gitana por 3,36 millones de euros en abril de 2004, a través de un crédito hipotecario suscrito, esta vez por su sociedad Panriver. La puso a la venta en 2014, acuciada por la necesidad de liquidez para pagar la multa de 1,14 millones de euros que le impusieron tras ser condenada por blanqueo. También la vendía para hacer frente a un embargo preventivo de sus bienes por valor de 1,8 millones de euros decretado por Hacienda, situación también regularizada.
El inmueble finalmente se vendió en marzo de 2015 por unos 2,2 millones de euros y la promotora inmobiliaria de capital extranjero que lo adquirió, encabezada por un inversor británico, decidió que el destino del chalé, levantado en una parcela de 3.500 metros cuadrados, sería desaparecer. Y Mi Gitana desapareció engullida por las excavadoras.
El propietario que compro el terreno no ha podido construir por problemas legales con el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que está anulado en Marbella, sin que se pueda mover, por el momento, ni un solo ladrillo de la ciudad.
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