Mi casa es la tuya ha 'cruzado el charco' para continuar entrevistando a personalidades de la mano de Bertín Osborne (64 años). Hace un año, en la temporada anterior del programa, Osborne prometió a Alejandro Sanz (50) que visitaría su casa de Miami para hacer un programa especial, pero la promesa se ha cumplido a medias, ya que el presentador sí se ha desplazado allende los mares, pero el cantante de Corazón Partío no ha abierto las puertas de su casa a Bertín.
El espacio se grabó en una casa de alquiler, la que el de Moratalaz buscó a Bertín para que se hospedara durante su semana de visita. Nada más arrancar el programa Alejandro se excusaba y se dedicaba a mostrarle al presentador la que era su nueva casa en Miami. Así las cosas, la audiencia del programa se ha tenido que conformar con ver la casa del cantante de lejos mientras Bertín y Alejandro daban un plácido paseo en lancha. "Por ahí está mi casa", le hace ver en un momento dado Alejandro a Bertín, sin mostrar demasiado interés en indicar la localización.
Sea como fuere, se ha tratado de una entrevista muy emotiva y sincera. El cantante ha querido hablar, entre otras cosas, de sus difíciles inicios en la música: "Me dieron por muerto mucho antes de empezar. Le presenté una maqueta a la compañía con la que estaba y me quisieron putear, no se portaron nada bien. Me pedían dinero y no me dejaban marchar. Simone Bosé fue el único que se portó bien conmigo. Me senté delante de la compañía y les dije que hasta que no me diesen la carta de la libertad no me marcharía".
En su distendida charla con Bertín, el intérprete no ha dudado en destacar las sombras que conlleva el éxito y el sucio interés que se crea cuando se llega alto: "Me agobié mucho y sentía que tenía que parar y poner a todo el mundo en su sitio. Tenía mucha gente a mi alrededor y no todos pensaban en mi bien estar. Tuve decepciones de personas muy grandes. Te das cuenta que no has significado nada y has sido un objeto que han utilizado para su beneficio".
Con su consabida naturalidad, que no ha perdido pese a su éxito internacional, el cantautor ha compartido uno de sus mayores secretos: por qué se apellida Sanz como nombre artístico, cuando su verdadero nombre es Alejandro Sánchez: "Cuando empecé con mi carrera, a la gente de las compañías les parecía muy vulgar Sánchez para dedicarme la música". Hay una parcela que para Sanz es muy dolorosa: la de sus hijos y el tiempo perdido: "Me he perdido muchas cosas, de los pequeños no. De Alexander me perdí un concierto que dio en su colegio y le pedí perdón públicamente. No sabes lo que le dolió, se lo tomó muy mal".
No puede sentirse más orgulloso de sus hijos. En concreto, Alexander ha heredado el arte de su padre. Toca el trombón a la perfección y canta por Serrat. Hace tiempo que le 'pide' el estudio de grabación que Alejandro tiene en casa: "Al principio me negué a dejárselo a él y sus amigos, pero cuando lo escuché tocar le dije que adelante". Eso sí, es muy crítico con su hijo: "Las primeras canciones que subía a redes sociales le decía que las borrara. Las letras eran… de tres rombos, le dije que no lo hiciera". Sin duda, se ha tratado de una entrevista en el que el artista ha vuelto a demostrar sus férreos valores y su humildad... aunque no le haya enseñado su casa a Bertín.
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