Bertín Osborne (64 años) se ha adentrado este viernes por la noche en una de las mansiones más famosas del mundo del corazón, el impresionante chalet que María Teresa Campos (77 ) poseía en Molino de la Hoz. De la mano de Mi casa es la tuya, el presentador ha quiso hacer -el pasado mes de febrero- la última visita a la presentadora y su pareja Edmundo Arrocet (69) antes de que se mudasen a su nuevo domicilio en Aravaca.
Bertín ha querido entrevistar a Bigote y conocer más al hombre que lleva ilusionando a la presentadora desde hace más de cinco años. Feliz al lado de María Teresa, el cómico chileno ha narrado ante las cámaras de Telecinco el episodio más difícil de su vida. Y es que, a pesar de reconocer que tuvo una infancia feliz, Bigote se marchó de su casa con tan solo 12 años. La separación de sus padres le impulsó a tomar esta decisión tan drástica: "No puede elegir entre mi padre y mi madre y a los 12 años me fui de casa y no volví".
Tras vivir una semana debajo de su casa entre mantas y cartones, Edmundo comenzó a trabajar en una mina donde era el encargado de hacer los agujeros para introducir la dinamita. Una dramática historia que no ha evitado que se reconciliase con los suyos, con todos excepto con su padre: "Nos cruzamos por la calle y me giró la cara y dije yo "¿Para qué?'". Aún así, el novio de María Teresa Campos reconoce que "si no hubiese sido él así, yo no hubiese sido quien soy".
Los tabúes de María Teresa y 'Bigote': el ictus y 'Supervivientes'
Otro de los temas complicados para el cómico es su paso por la isla de Supervivientes. Edmundo estuvo en Honduras en 2017, una estancia marcada por el ictus que sufrió su pareja. Molesta con este asunto, María Teresa demostró ante las cámaras de Bertín que no fue de su agrado el paso de su pareja por el reality: "Ya eso pasó y yo prefiero no opinar. En una pareja, uno se tiene que sentir libre de hacer las cosas, pero eso no quita que también las cosas en un momento determinado, se hablen, se digan y no te pillen así de sorpresa... Ahí es donde empezó una parte de mi vida, que yo creo que ya voy a salir de ella porque hay un antes y un después del ictus. Me dio ahí por diversas cosas porque eso son cosas que tienen mucho que ver con el estado anímico".
Una forma de reaccionar que María Teresa trata de cambiar: "Yo somatizo mucho las cosas, cosa que tengo que dejar de hacer... Cada día prometo no enfurecerme por cosas o no darle valor a cosas que no lo tienen, pero eso es una cuestión de sensibilidad de la persona también y en eso, no se puede cambia".
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