El concejal del Ayuntamiento de Barcelona, Manuel Valls (56 años), y la heredera de los laboratorios Almirall, Susana Gallardo (54), ya son marido y mujer. El matrimonio ha puesto este domingo el punto final a los actos de celebración de su boda, que se inició el pasado viernes 13 de septiembre en Menorca, escenario en el que se conocieron hace un año.
El gran festejo que ha durado tres días arrancó bajo la luna llena con un cóctel preboda organizado por los entonces novios en las Bodegas Binifadet. Los miembros de su selecta lista de invitados llegaban al recinto en vehículos privados, furgonetas de alquiler o autobuses que la organización del evento puso a disposición de todos ellos para su comodidad.
Isabel Preysler (68) junto al escritor Mario Vargas Llosa (83); el director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez (67), junto a su esposa, la abogada Cruz Sánchez de Lara (46); el presidente de Grupo Planeta y corporación Atresmedia, José Creuheras (62), y su esposa, Columna Martí, y el empresario, Félix Revuelta (72), propietario de Naturhouse, y su esposa Luisa Rodríguez Maroto (70), son algunos del centenar de rostros vip que han estado presentes en los tres días de celebración. También asistieron los tres hijos de Susana Gallardo fruto de su anterior matrimonio con Alberto Palatchi (70); Gabriela, Alberto y Marta.
El sábado tuvo lugar la boda y su posterior convite en la finca propiedad de Gallardo ubicada en Binidalí, en Mahón. El enclave, que abarca nada menos que 98 hectáreas de terreno, se convirtió en el escenario idílico en el que la pareja se dio el 'Sí, quiero' justo cinco días después de firmar su nuevo estado civil en el Registro de Barcelona.
Desde el exterior de la finca se observaban las carpas blancas en las que se llevó a cabo tanto el acto formal del matrimonio como la posterior fiesta. Tras sellar su amor, la música inundó el lugar a ritmo de Volare de los Gipsy Kings, la canción que escogió la pareja para hacer su entrada triunfal en el salón principal y recibir el calor de los suyos que agitaban las servilletas al aire.
Gallardo mostró sus dotes rítmicas junto a un tímido Valls, que pese a ser más cauto no escondió su felicidad del momento. Lo más curioso de la boda llegó con uno de los instantes más esperados de cualquier enlace: la tarta nupcial. Como no podía ser de otra manera, una gigantesca ensaimada menorquina de unos dos metros de diámetro fue el postre que escogieron los recién casados para deleitar los paladares de sus 150 invitados. Un producto local con chocolate derretido y nata. La fiesta de la boda se alargó más allá de las tres de la madrugada.
El acto final del enlace ha llegado este domingo con un almuerzo informal en el Club Náutico de Binisafua, Sant Lluís, un establecimiento frecuentado por los novios durante sus estancias en la isla. La pareja ha llegado a las 14:30 horas al citado restaurante, al que han asistido unos 80 invitados. El convite ha consistido en un variado de entrantes y una paella.
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