Miki Nadal (51 años) y su todavía mujer, Carola Escámez, se han visto las caras este martes en el Juzgado de Violencia contra la mujer. Lo han hecho después de que el pasado mes de junio saltara a la luz pública que el humorista era condenado por un delito leve de supuestas vejaciones a Escámez. Una delicada sentencia que veía la luz tras el anuncio de su ruptura matrimonial y una hija en común. En el fallo se dictaba que Nadal debía realizar trabajos para la comunidad, si bien su representación legal recurrió en su momento la sentencia en apelación, ya que no era firme.
En ese momento, JALEOS pudo conocer más detalles tanto de la resolución como de la tensa relación que se respira en el ambiente familiar. Se arguyó entonces que la razón de las vejaciones que el humorista vertió supuestamente a su esposa se encontraba en una presunta infidelidad de Escámez, que habría derivado en una fuerte discusión en el ámbito familiar. Sea como fuere, este periódico ha podido conocer que en la actualidad el todavía matrimonio se ha 'dado cita' ante la judicatura solo para la vista de medidas provisionales previas a su divorcio. Es decir, la razón no obedece a ninguna cuestión penal ni encuentra relación con la condena.
Hasta los juzgados se han desplazado tanto Miki como Carola con sus respectivos letrados. Huelga decir que, a la luz de las imágenes, han entrado por separado, dada la tirantez que se respira entre ellos. De hecho, el pasado junio este periódico obtuvo información de la misma. Se deslizó que tanto Miki como Carola intentan mantener la mínima relación personal, y por lo que único que miran es por el bien de la menor que tienen en común. Ahora, más allá del divorcio, solo queda esperar que, una vez recurrida la sentencia, se ratifique esta de instancia o no. Si ocurre, Miki deberá cumplir la pena que le ha fallado Pedro José Arduán Rodríguez, el titular del Juzgado de Violencia sobre la mujer número cuatro de Madrid.
Cabe recordar en este punto que las fisuras en el bienestar del matrimonio nacieron desde antes de comenzar el año. Como prueba, las redes sociales de ambos. Acostumbrados a prodigarse con mensajes cargados de amor, desde el 3 de noviembre de 2018 no han vuelto a dejarse inmortalizar juntos. A la espera de que todo se aclare y las aguas vuelvan a su cauce habitual, de momento Carola ha eliminado cualquier rastro del que todavía sigue siendo su marido.
Un matrimonio convulso
Hay que decir que el matrimonio no ha pasado por sus mejores años en el último tiempo. Uno de los primeros rasgones vino cuando Carola anunció su embarazo en el invierno de 2016. Sin embargo, en enero de 2017 se conoció la noticia de que había perdido el bebé que esperaba: "Íbamos a ser 4, pero no ha podido ser... Embarazo ectópico. No he empezado bien el año, pero después de la operación de hoy, mi salud está mucho mejor y casi fuera de riesgo".
Esta frustración se unió a la siempre dificultosa relación del humorista con su familia política. Han sido varias las ocasiones en las que se ha hecho público que los padres de Carola nunca aceptaron a Miki, toda una figura mediática de primer orden que, parece, no encajaba del todo en el engranaje de un clan poderoso tanto económica como socialmente.
Según se ha publicado, y este periódico ha podido confirmar, la madre de Carola era la más exigente con el humorista hasta el punto de que protagonizaron una gran discusión el verano de 2017, y por la que la suegra de Miki pidió el enfrentamiento en los tribunales contra su yerno y su propia hija. Así, el actor y Carola se alejaron de ella e incluso le prohibieron ver a su pequeña Carmela. A pesar de estar muy unidos en esta disputa familiar, la pareja no ha superado sus diferencias, y desde ahora emprenden caminos separados, aunque con la responsabilidad eterna de cuidar del bienestar de su hija en común.
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