María Patiño (48 años) es una apasionada de la moda y tras años cambiando de estilo parece haber encontrado el suyo personal. En lo que respecta a la estética no solo cuida de su aspecto físico sino también de sus estilismos hasta el punto de que es ella la que elige su ropa en el programa de Socialité y se guía por aquello que ve que le favorece y con lo que se siente cómoda. Así también lo hizo para el día de su boda el pasado 15 de agosto en Sri Lanka, cita para la que vistió un traje de novia de estilo princesa creado bajo sus pautas y confeccionado solo para ella por Ion Fiz. Tan claro tiene su estilo, que no duda en llevarlo a la práctica en la decoración de su hogar.
La colaboradora de Sálvame no destaca por tener un gusto aburrido o clásico, sino todo lo contrario. Es arriesgada, y está tan a gusto con su tonificado cuerpo que no duda en lucir largas aberturas en la falda o escotes pronunciados. Así lo demostró en la boda de Belén Esteban (45) donde apostó por un vestido naranja chillón con falda voluminosa de tul y un escote en pico de torso ceñido. Ella es diferente y le encanta. Le gusta destacar, y quiere que su casa irradie esa misma esencia ecléctica y refleje su cara más personal.
Pocos han entrado en la casa de la presentadora, y menos desde que se mudó con su marido, Ricardo Rodríguez, al céntrico barrio madrileño de Chamberí. Del piso se sabe poco más que se trata de un ático de 140 metros cuadrados, con tres habitaciones, amplia cocina y dos terrazas. Pagan por él 2.500 euros mensuales de alquiler y no ha escatimado en gastos para dejarlo a su gusto.
Ni las cámaras ni los curiosos han podido entrar en la casa búnker de María, ya que es uno de sus santuarios de los que se muestra recelosa a mostrar. Pero, sorprendentemente, a lo largo de este otoño ha habido dos ocasiones en las que ha sido la propia periodista la que ha desvelado dos rinconcitos de su hogar.
Hace unas semanas, Patiño compartía en una de sus historias de Instagram una foto en blanco y negro de su dormitorio. La imagen la presidía una gran cama con dos mesillas de noche a cada lado. Lo más revelador de la instantánea era el llamativo edredón que vestía la cama: en tejido de patchwork. Se refiere al diseño hecho por la unión de pequeñas piezas de telas cosidas entre sí por los bordes; uniendo retales de diferentes colores y tamaños y utilizando múltiples técnicas, para llegar a crear distintos motivos y creaciones. Se trata de una técnica de la América más antigua y también recuerda al estilo más british.
Frente a tal inesperado descubrimiento en la habitación de Patiño se encuentra un objeto que a primera vista no conjuga bien con ese edredón. Esta misma semana, la periodista volvía a mostrar una parte de su mundo hogareño y daba las buenas noches a sus seguidores con un emoticono de unos labios lanzando un beso y una especie de bola con luz. No es un objeto cualquiera, es una pieza que imita el aspecto de la Luna y que en su interior posee luces LED que van cambiando de color. Azul, morado, verde, rosa, amarillo, naranja... esta alternancia de tonalidades puede controlarse mediante el móvil que se conecta a través de Bluetooth o de app al producto. Si cualquiera desea tener el mismo motivo decorativo que Patiño puede encontrarlo en Amazon por no mucho más de 20 euros.
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