2019 ha sido un año muy complicado para Sara Carbonero (35 años) e Iker Casillas (38). El infarto que sufrió el deportista y el cáncer al que ha tenido que hacer frente la periodista han sido dos importantes escollos que han conseguido librar con éxito y siempre unidos. Sea como fuere, este año ha sido el más aciago para el matrimonio y, de seguro, están deseando verlo terminar. Desde que el pasado mes de mayo Carbonero anunciara que le habían detectado un tumor maligno en el ovario, optó por un perfil bajo mediáticamente y dejó apartada su profesión.
Se alejó y se arropó en los suyos. Sin embargo, eso va a cambiar en 2020. Según ha podido confirmar JALEOS, Sara reaparecerá públicamente por primera vez desde que comenzara su batalla contra el cáncer. Será en un evento muy especial para ella: "Volverá para promocionar la línea de joyas Ágatha París". Una colección que ha creado ella misma y que "la tiene muy ilusionada". De hecho, se desliza que la creación de la línea ha sido un pasatiempo y una motivación capitales para la mujer de Casillas. Su rentrée mediática tendrá lugar "cerca del Día de la Madre" y la expectación será máxima.
Sea como fuere, están siendo unas Navidades muy especiales y familiares para Sara, que ha pasado Nochebuena y el día de Navidad con su familia en su pueblo natal, Corral de Almaguer. Allí se la ha podido ver junto a sus hijos y su hermana Irene. Este periódico ha podido conocer que "Sara está muy positiva después de estos meses complicados".
Está muy animada y, de hecho, no duda en "dejarse ver" por el pueblo con más frecuencia, cuando hace unos meses, se apunta, no era tan así: "Antes quien hacía más vida social era Iker. De hecho, el verano pasado se lo veía siempre a él con los niños en la piscina". Ha sido crucial en su ánimo el hecho de haber superado con éxito el tratamiento contra el cáncer al que se sometió. Además, se informa que Iker ya está en el pueblo de Sara tras regresar de Doha y que pasarán Fin de Año juntos. Lo que de momento se desconoce es el destino que elegirán. Todo apunta a que la familia se desplazará al pueblo de Casillas.
2019, año complicado
El primer susto llegó en mayo, cuando el portero sufrió un ataque al corazón en pleno entrenamiento con el FC Porto. Una dolencia que le llevó a ser intervenido de urgencia en Oporto y a retirarse temporalmente de los terrenos de juego. Un shock para todos que se sumó al peor diagnóstico: el que recibió Sara Carbonero tras unas pruebas rutinarias. La periodista tuvo que someterse a una rápida operación para que le extirpasen un tumor maligno en el ovario.
Una triste noticia que ella misma quiso compartir en sus redes sociales junto a un texto del escritor japonés Haruki Murakami: "Hace unos días en una revisión, los médicos me vieron un tumor maligno de ovario y ya he sido operada. Todo ha salido muy bien, afortunadamente lo hemos pillado muy a tiempo pero todavía me quedan unos meses de lucha mientras sigo el tratamiento correspondiente. Estoy tranquila y con la confianza de que todo va a salir bien. Sé que el camino será duro pero también que tendrá un final feliz". Dos episodios muy complicados que Iker y Sara han superado juntos.
En agosto Sara publicaba una imagen a sus redes sociales y desvelaba en primera persona cómo estaba siendo su lucha personal contra el cáncer: "Este verano está siendo un poco diferente. Las semanas transcurren entre médicos, pruebas, incertidumbres, maletas, mucha improvisación de última hora, ratos de alivio pero sobre todo están llenas de momentos muy intensos que estoy saboreando como nunca. De repente las cosas más cotidianas y banales del mundo han dejado de serlo para convertirse en instantes únicos y mágicos, muchos problemas se han ido de golpe. Siento a mi gente más cerca que nunca y me estoy riendo, creo que como jamás antes lo había hecho. Porque la vida es así, un cambio constante, un regalo precioso pero envenenado" empezaba comentando la periodista deportiva y es que recordemos, que está alejada del foco mediático ya que se está tratando con la máxima discreción posible, luchando contra ese cáncer de ovario desde hace ya varios meses.
"Una rosa con espinas, como la que me ha traído esta mañana del parque Martín a la cama. Cuando le he preguntado si se había hecho daño al cogerla me ha respondido que sí, que de hecho se había pinchado pero que merecía la pena por darme la sorpresa. Luego le hemos quitado las espinas y la hemos metido en un jarrón con agua. -Ahora te gusta más? -Le he preguntado -No mamá, ahora no parece una rosa de verdad. Y tenía toda la razón , porque la rosa no deja de ser bonita por tener espinas, ni las espinas dejan de hacer daño porque tengan rosas. Siempre hay algo de dolor en lo bello y mucho de belleza en la adversidad. Y en esas estamos, consiguiendo que los ratos buenos superen con creces los menos buenos. Porque como diría el gran Andrés Montes, la vida puede ser maravillosa".
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