Tenía solamente 20 años, pero ya se había convertido en una estrella fulgurante de la industria pornográfica mundial. Sofía Moon, conocida como la princesa guatemalteca, ya había trascendido en las películas para adultos y llevaba camino de devenir en un fenómeno social americano. Su atrevimiento para rodar escena extremas siendo tan joven, sus polémicas fuera de las pantallas, su expulsión de una gala por pelearse con otra actriz porno o su participación en los medios de comunicación, llevaron a que se hablase de ella en el mundillo como la próxima Sasha Grey (32) -tal vez la estrella más mediática del porno en la última década-.
Pero la princesa guatemalteca no resistió la cuarentena. Sofía vivía en el lado más salvaje de la vida, que diría Lou Reed. En todos los sentidos. Conocida era su adicción a las drogas, confesada por ella misma en alguna de sus intervenciones públicas. La cuarentena aprieta a los adictos, que tratan de sustituir las sustancias que no pueden conseguir en la calle con medicamentos legales. Sofía Moon murió la semana pasada en su casa de Madison, Michigan, por una sobredosis de oxicodona, un potente y adictivo opiáceo.
Curiosamente, Sofía Moon ha muerto un año después que la también actriz porno Violet Rain. Era su mejor amiga en la industria y ambas compartían proyectos. Violet Rain murió en marzo de 2019 por la misma causa que ahora lo ha hecho Sofía: sobredosis. Sofía fue la única actriz que estuvo apoyando a la familia de Violet. Es el fin de la historia de dos amigas, ambas con pasados complicados, que quisieron triunfar en la industria y se vieron atrapadas en una espiral de violencia y drogas que se las acabó llevando por delante.
"No puedo creerme que hagas porno"
"Es increíble que una chica tan joven se atreva con cosas tan extremas", manifestaba, sorprendido, un usuario canadiense de los foros especializados de la industria del cine para adultos. Se refería a Sofía Moon, la nueva enfant terrible del porno americano. Una chica de Wisconsin, pero orgullosa de su ascendencia guatemalteca. Orgullosa también de esa imagen que refería el usuario canadiense del foro. A Sofía le encantaba esa imagen de niña buena haciendo cosas escandalosas. Para muestra, un botón: la foto de encabezamiento de su cuenta de Twitter es el comentario de una traumatizada usuaria de redes, que le escribe: "No puedo creerme que hagas porno, pareces muy inocente", seguido de un emoticono de tristeza. Estas eran las cosas que le motivaban a Sofía.
La provocación por bandera. La había adoptado como seña de identidad. A Sofía le encantaba ser el centro de atención y de la polémica. Era activa en redes sociales y participaba a menudo en talk shows, programas de internet y podcasts sobre la industria. También en el proyecto Inside the industry, donde personas del sector relataban los entresijos del porno desde dentro. En sus entrevistas siempre dejaba alguna perla que generase polémica, como cuando confesó que perdió la virginidad a los 12 años y que la decisión de empezar a practicar sexo a esa edad fue suya, porque se consideraba una persona sexualmente curiosa desde niña. Una bomba para ese paraíso de la doble moral que es América y que a Sofía la hacía ganar miles de seguidores a diario.
Sofía Moon y su amiga Violet Rain encabezaban una nueva generación de estrellas emergentes de la industria pornográfica que venía a relevar a las actrices más veteranas del panorama del cine X americano, muchas de ellas fuera ya del negocio y colocadas en programas de televisión de ámbito nacional, series o incluso películas. Violet, cuyo verdadero nombre era Jazmine Rodríguez, también tenía origen latinoamericano y eso las unió desde el principio.
Dos amigas y un escándalo
Para destacar en un mundo tan saturado como el del porno, muchas de estas nuevas aspirantes al trono optaban por esta estrategia: la de escandalizar desde el momento de su llegada. Sofía no esperó. Entró en la industria cuando cumplió la mayoría de edad, teniendo como único bagaje algunos trabajos fotográficos previos como modelo convencional. Tanto Sofía como Violet tenían muy claro en qué sector querían triunfar. Por eso ambas, que tenían la misma edad, empezaron rodando escenas extremas desde sus inicios. Lo que fuese menos la indiferencia. Y en este tipo de películas se especializaron.
También en provocar polémica allá donde fueran. Especialmente Sofía Moon, que llegó a ser expulsada de una gala de los AVN -los Oscars del porno- tras protagonizar una lamentable pelea en una discoteca, episodio en el que la chica acabó rajando la camisa de un compañero, pegándole patadas en los genitales con sus tacones de aguja y lanzándole conos de la obra. Según una actriz porno testigo de los hechos llamada Melody Parker, Sofía había bebido de más y había consumido demasiadas sustancias que alteraron su comportamiento.
Porque la industria del porno es, en ocasiones, una jungla rodeada de peligros. Especialmente en materia de sustancias estupefacientes. Y esa fue la lacra que se llevó a las dos amigas. Las dos las consumían sin control y asistían a todos los eventos sociales de la industria que podían. Más vida social, más droga. Y la primera en caer fue Violet Rain. Murió el 13 marzo de 2019, tras ingerir un cóctel letal de cocaína, alcohol y otros fármacos combinados.
La muerte de Violet
La versión oficial, recogida por la publicación especializada Mike South dice que "ese domingo estuvo en un club de Hollywood, se sintió mal y fue llevada de urgencia al hospital, donde entró en coma". Cuando llegó su familia desde Arizona les dieron la fatal noticia: que estaba en estado de muerte cerebral y que no había posibilidad de recuperación, por lo que sus familiares dieron a los médicos su permiso para sacarla del soporte vital. Según el informe presentado por el médico forense adjunto del condado de Los Ángeles, el doctor Paul Gliniecki, la causa de su muerte fue una encefalopatía anóxica debido a los efectos combinados de la cocaína, el alcohol -etanol- "y otros factores indeterminados". Tenía 19 años.
Violet tenía muchas 'amigas' en la industria, pero fue Sofía la única que estuvo apoyando a la familia en los momentos de duelo. Sofía se vio realmente afectada, pero siguió grabando películas e incluso abrió su propia página personal para subir sus contenidos pornográficos al margen de las grandes productoras, para aprovechar su tirón mediático.
Pero su adicción a las drogas era incontrolable y no soportó una cuarentena. Sofía permanecía confinada junto a su familia en su casa de Madison, Michigan, una de las ciudades con mayor calidad de vida de Estados Unidos. Sin poder salir, ni a fiestas ni a conseguir sustancias ilegales. Sí que había hecho acopio, sin embargo, de un buen puñado de pastillas de oxicodona, que en Estados Unidos se comercializa bajo el nombre de Percocet. Un potente y adictivo analgésico opioide que había conseguido de forma clandestina, ya que Sofía no tenía prescrito ese medicamento. Sería el sucedáneo con el que quitarse la abstinencia cuando llegasen los malos momentos.
Droga y porno
Nada parecía hacer presagiar, al menos de puertas hacia afuera, que Sofía pasaba por un momento crítico. Seguía participando en redes sociales y haciendo comentarios sobre las películas que veía durante la cuarentena o el contenido que iba subiendo a sus redes. Su último mensaje data del 13 de abril. Entre ese día y el siguiente se produjeron los hechos. Sofía falleció por una sobredosis de oxicodona. No se trató de un suicidio ni del Covid-19, tal y como confirmó en redes su amigo James Bartholet.
Con este suceso concluye la historia de dos de las chicas que debían liderar la próxima generación de estrellas del porno, pero que se vieron arrastradas, demasiado jóvenes, por las alcantarillas más turbias de la industria, las de las drogas, Una relación que no para de dejar noticias luctuosas en Estados Unidos. La penúltima fue la muerte del rapero Mac Miller el pasado mes de septiembre, que también falleció de sobredosis tras pasar una noche con la actriz porno Carolina Cortez y consumir las drogas que ella le proporcionó. La última, la de la princesa guatemalteca, que no pudo resistir la cuarentena, intentó matar la abstinencia con opiaceos y se acabó matando ella.
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