Lolita Flores (61 años), al igual que millones de españoles, lleva varias semanas confinada en su casa debido a la crisis social y sanitaria que ha provocado el coronavirus. La artista, que ha vivido durante años en un chalet adosado en el Soto de la Moraleja, hacía poco que había vendido esta propiedad para trasladarse al centro de Madrid. Aquí es donde le ha cogido el estado de alarma que el gobierno decretó el pasado 14 de marzo.
La vivienda está situada en una de las zonas más emblemáticas y más exclusivas de toda la capital. En pleno Paseo de la Castellana y muy próxima al estadio Santiago Bernabéu, el inmueble se asienta en un edificio construido en 1956 con portero presente 24 horas, tal y como ha podido saber JALEOS.
Las casas de este edificio de diez plantas son de gran tamaño, y van desde los 200 metros cuadrados, la más pequeña, hasta los 500 metros cuadrados, la más grande. Esta gran superficie unido a su ubicación privilegiada hacen que Lolita Flores tenga que desembolsar cada mes 3.500 euros de alquiler.
La artista ha mostrado algunas de las estancias de la misma en sus redes sociales. En esas imágenes se aprecian las paredes blancas y los suelos de parqué oscuro, que siguen un estilo clásico y minimalista perfecto. Con los recuerdos de toda una vida ha conseguido darle su toque personal hasta convertirlo es su nuevo hogar en Madrid.El salón es la estancia en la que más se percibe la personalidad de Lolita. Muy amplio, este espacio se divide entre la sala de estar y un comedor gracias a un sofá de varias plazas en azul verdoso que da un toque de color a la zona.
Lolita Flores es muy dada a recibir amigos y familiares, por lo que la amplitud de la estancia, unido a la gran luz natural de los ventanales, las multitud de sillas y sillones que rodean la estancia la convierten en la zona ideal para poder ejercer de anfitriona.
En esta salón también hay una zona que hace las veces de rincón cultural. Lolita Flores ha colocado una pequeña librería en una de las estanterías, cuadros de estilo abstracto para decorar las paredes, ha situado un pequeño altar para recordar a sus seres queridos y, cuando su ajetreada agenda se lo permite o cuando la inspiración le sobreviene en estos días de cuarentena, con pincel en mano se lanza a crear sus propias obras artísticas.
La otra estancia donde pasa la mayor parte del tiempo es el dormitorio. A diferencia del salón, que es una auténtica explosión de color y donde abundan objetos de lo más diversos, en su cuarto Lolita Flores ha preferido optar por lo simple y el color blanco inunda desde los armarios, pasando por las sábanas y llegando hasta las lámparas y las persianas.
La simpleza del cuarto tiene, sin embargo, un efecto positivo para sus redes sociales: es el lugar ideal para tomarse selfies. En estos meses la artista ha sacado su lado más influencer y no ha dudado en posar frente al espejo del dormitorio con poses tanto informales como de lo más sensuales.
Solución a sus problemas económicos
Los últimos años no han sido fáciles financieramente para Lolita Flores, que debido a sus problemas con Hacienda tuvo que vender hace poco más de un año el chalet que poseía en La Moraleja.
En concreto, la artista explicó en Sábado Deluxe que ya tenía cuatro diamantes empeñados y que su madre solo le dejó "dos piernas maravillosas, mucho arte y mucho amor, pero dinero nada de nada".
"No he defraudado a nadie. No ha sido por fraude fiscal, sino por unas deudas que no pude pagar cuando llegaron. Vendí mi casa para pagar a Hacienda, una multa de alrededor de 600.000 euros", detalló, "no me vais a pagar esto (la entrevista) hasta agosto, así que hasta entonces seca como lo mojama", aseguró.
Tras deshacerse de su casa en la Moraleja, y antes de ocupar el piso del centro de Madrid, la artista estuvo viviendo un tiempo en un ático de 220 metros cuadrados, situado en la urbanización de El Soto de La Moraleja con portero físico, jardines y piscina.
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