Alfonso Merlos (41 años) sigue, de momento, a la cabeza del departamento de Comunicación del Colegio de Abogados de Madrid (ICAM). La Junta de Gobierno se reunió este lunes para decidir el futuro del murciano en la organización. Tras cinco horas de debate telemático se concluyó que no era aceptable que se le rescindiera el contrato ipso facto, por lo que seguirá en la cúpula directiva de la institución pero con muchas condiciones, tal y como informa Confilegal.
La decisiva reunión comenzó exactamente a las 17 horas de este lunes. Estuvo dirigida en todo momento por el decano del ICAM, José María Alonso, quien no quería presentar la reunión como una simple votación a favor o en contra de Merlos. Y logró un debate con diversos puntos a aclarar después de que varios diputados de la organización solicitaran respuestas al escándalo por parte del Colegio tras 13 días de silencio absoluto.
La ilustre organización se ha visto manchada e implicada en una de las mayores polémicas rosas del confinamiento y los expertos reunidos en esta videoconferencia eran consciente de ello. Por eso, no quisieron tomar una decisión drástica que afectara principalmente a la institución. Así las cosas, los 14 miembros de la Junta de Gobierno optaron por mantener a Merlos como director de Comunicación pero con condiciones para evitar revuelos mayores en un futuro.
"Vamos a dar una segunda vuelta a la cosa. Se va a revisar su contrato, se va a estudiar si es más apropiado un contrato laboral o como autónomo y si puede seguir yendo a las televisiones, como hasta ahora, porque consideramos que muchas de esas apariciones son incompatibles con ser director de Comunicación del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid", es lo que han declarado fuentes de la ICAM y recoge el ya citado medio.
El famoso Merlos Place había puesto en jaque el cargo del periodista, y con ello su suculento sueldo al mando de la Comunicación de la abogacía madrileña. El contrato mercantil que ICAM tiene suscrito con la empresa del murciano, Trocadero Comunicación, S.L., supone un embolso de un total de 180.000 euros, dividido por un fijo de 120.000 euros y un bonus de 30.000 euros por objetivos.
Precisamente, por las cantidades que había en juego y por no empañar aún más el impoluto nombre de la institución, la mayoría de miembros del Colegio pensaron en el objetivo prioritario de la reunión: sacar de la polémica las siglas de la organización.
Por eso, aunque sí se escucharon preocupaciones por las dimensiones que había tomado el asunto amoroso de Merlos, la realidad es que se llegó a la conclusión de que rescindir el contrato del tertuliano político y llevar a cabo su despido se mostraría ante la opinión pública como un supuesto error del Colegio por haberle contratado en el pasado.
Y es que los datos avalan y protegen a Merlos, ya que, según ICAM, el murciano siempre trabajó con rigurosidad y ciñéndose escrupulosamente a las peticiones de la institución. Tal y como se habló en la reunión, el empresario supo satisfacer los encargos y responsabilidades de su puesto y por tanto, en ese sentido, no existía motivo profesional para expulsarlo. Además, para muchos, el asunto de la videollamada, fue algo "no buscado de forma expresa" por el protagonista, y por ello, rescindir su contrato sería "castigarle sin culpa alguna".
Con la decisión de mantener a Merlos en su puesto pero al mismo tiempo dejarle claro el rechazo del ICAM ante su escándalo, los miembros de la Junta se decantaron por la segunda opción de cuantas existían a su disposición en este excepcional caso. Eran las siguientes:
1. Mantener a Merlos en su puesto y esperar a que el escándalo termine desapareciendo de las páginas de papel couché.
2. Una segunda posibilidad sería mantener a Merlos en su puesto pero con una rebaja de su sueldo y prohibirle acudir a las televisiones donde desempeña su labor como comentarista político.
3. La opción más drástica: rescindir directamente su contrato y prescindir de sus servicios. Con lo que ICAM se desvincularía completamente del escándalo.
Pero Alfonso Merlos aún debe quedarse a la espera de la sentencia final. Falta por saber lo que se decidirá en la segunda vuelta y cómo se detallarán esas condiciones que forzosamente el Colegio va a imponer al periodista. Y es que, si uno de los vetos que establece la institución es limitar o acabar de forma total con sus apariciones en televisión, quizá el murciano se vea obligado a rechazar el cargo de directivo para no tener que renunciar a la pequeña pantalla, ya que siempre fue una de sus grandes pasiones.
[Más información: El suculento sueldo que Alfonso Merlos puede perder esta semana, no solo su reputación profesional]