El camión llegaba este miércoles por la mañana a Aravaca y estacionaba frente al gran portón de entrada de la casa de Terelu. Por ese arco de acero iba y volvía un trabajador cargado con los muebles más especiales de la colaboradora. Un colchón, varias cómodas, sillas de diseño, banquetas altas... como si de un catálogo se tratase, el hombre de camiseta verde cargaba a sus hombros decenas de artículos con el sello Campos.