El pasado 23 de abril la vida mediática de Alfonso Merlos (42 años) y Alexia Rivas (27) cambió radicalmente tras una videoconferencia indiscreta que dio la vuelta al mundo. La joven reportera se colaba semidesnuda en la conversación telemática que el periodista mantenía con Javier Negre para su programa Estado de Alarma. Las imágenes se viralizaron sin cesar horas después. Media España creía que el tertuliano seguía manteniendo una relación con la ex gran hermana Marta López (46) pero tras el escándalo los problemas y deslealtades de la expareja salieron a la luz. Desde entonces, Alexia vive confinada en el chalet de Merlos en Boadilla del Monte alejada del foco televisivo.
Tras entrar en directo en dos conexiones con Socialité en plena resaca de la polémica bautizada como Merlos Place, Rivas ha sido captada por sus compañeros de profesión y paparazzi pero no ha vuelto a ejercer en el programa de Telecinco ni en ningún otro puesto televisivo o periodístico alguno.
De hecho, la joven asegura que retomará sus estudios de Derecho en septiembre, carrera en la que se inició a los 18 años pero abandonó por el Periodismo. Por eso, de momento está centrada en una nueva faceta que se ha convertido en una buena fuente de ingresos económicos. Y todo gracias a la repercusión por el escándalo amoroso que hace solo un mes le traía dolores de cabeza y ansiedad hasta el punto de recibir la baja médica por su estado anímico.
Alexia Rivas acumula actualmente 106.000 seguidores. La exreportera ha cuatriplicado el número de followers que tenía cuando trabajaba cada fin de semana en Socialité, pues 'solo' presumía de tener 25.000 fans en su perfil de Instagram.
Gracias a esta nueva multitud de admiradores, la de Ponferrada está ejerciendo de influencer y comparte vídeos de las prendas favoritas de su armario, habla de sus tiendas de moda favoritas y etiqueta siempre las marcas de su ropa y complementos en sus fotos. Además, desde hace unos días también hace publicidad directa en sus publicaciones de redes y promociona productos de salud y belleza como algunos de rostros muy conocidos de Mediaset.
JALEOS ha querido ahondar en el giro profesional que ha dado Alexia y ha querido saber más acerca del 'sueldo' que podría embolsarse por estas acciones en Instagram. Según informa la agencia experta en influencers, Influgency, aquellas personas que superan los 100.000 seguidores, como es su caso, pueden establecer sus tarifas estándar en unos 500 euros por foto publicada y podría ascender a los 1.000 euros por un vídeo y varios Stories. Sin embargo, puntualizan, al tratarse de un personaje con relativa fama nacional, reconocible para el gran público, cuyo nombre ahora mismo tiene fuerza mediática -para bien o para mal-, "puede pedir cuanto quiera" y cuanto las marcas estén dispuestas a pagar.
Rivas no solo cumple ya con un parámetro concreto y cualitativo para sobrevivir cobrando por su labor en las redes, sino que además, según ha podido saber este periódico, está 'asesorada' por la agencia Amedio, entidad que está a cargo de las colaboraciones con marcas de Belén Esteban (46), Gema López (49) o Mila Ximénez (68), entre otros.
La joven ya ha emitido su primer vídeo en IGTV contestando durante cinco minutos a las preguntas que más le han hecho sus seguidores, cuestiones que van desde su maquillaje, sus firmas preferidas o su futuro. También compartió una imagen en bikini de la marca Saona Bcn que horas más tarde borró por las críticas, y ya ha publicitado el famoso té que toman los rostros televisivos e influencers más conocidos del panorama nacional.
Por otro lado, un detalle destacable que revela las ganas de Alexia por triunfar en las plataformas virtuales son sus cambios constantes en la descripción de su biografía en su perfil de redes sociales. Alexia ha modificado al menos cuatro veces las frases de su presentación en su cuenta de Instagram. En un principio destacaba su faceta de reportera de Socialité, después lo cambió por: "mi padre dice que soy una pizpireta"; más tarde prefirió algo más familiar y humano como definirse como una nieta que adora a su abuela; y finalmente -o por el momento- se ha decantado por escribir "journalist, traveller" (periodista y viajera) en el espacio dedicado a su descripción.
Tanto gusto le está cogiendo al manejo de las redes que incluso ha abierto una cuenta a su perro adoptado, Iro. La inauguró el pasado 16 de mayo y desde entonces su mascota ya acumula 661 seguidores y ha publicado 14 fotos. Él sí que nunca ha cambiado su biografía: "Me como la comida de la mesa cuando mis papis no me miran. Recibo el 'tratamiento' de un bebé".
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