Irene Montero (31 años), ministra de Igualdad y número dos de Unidas Podemos, ha roto una barrera que puede que cree escuela y sirva como lección para muchos otros políticos que vengan después. La portavoz de la formación morada en el Congreso de los Diputados se ha despojado de los prejuicios y ha concedido una entrevista exclusiva a una de las revistas de corazón más longevas de España.
La pareja sentimental del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias (41), con quien tiene tres hijos, los mellizos Leo (2) y Manuel (2) y la pequeña, Aitana (1), no ha tenido reparos en despejar un hueco en su apretadísima agenda institucional para dedicar un día completo a acudir a una localización, dejarse maquillar, peinar, fotografiar, y responder, a continuación, a todas las preguntas de la periodista Rosa Villacastín para la publicación Diez Minutos.
Irene Montero ha hablado sin reparos de su familia, de su experiencia como madre, de su responsabilidad frente al Ministerio de Igualdad y también de cómo se siente al tener que soportar todos los días de su vida que un grupo de personas acampen a las puertas de su casa con el único pretexto de molestarla a ella, a su pareja y a sus hijos menores de edad.
En junio de 2018 murió Clemente, padre de Irene Montero, a quien también ha mencionado en esta conversación. En su corazón queda el recuerdo de Clemente, un hombre "leal" y "generoso". "No sé si quiero más a mis padres ahora que yo soy madre, pero desde luego sí valoro más lo que son y lo que fueron. Mi padre, que falleció recientemente, era muy generoso, leal a su gente y lleno de amor, y creo que eso es también parte de lo que soy".
Esos valores de generosidad y lealtad son lo que Montero junto con Iglesias inculcan a sus tres hijos: "No lo dudes", responde la ministra, que continúa: "Que vivan con amor, es lo mejor que puedo dar a mis hijos, que estén con gente que les quiera, a la que quieran y que les hagan valorar la belleza de la vida, las ganas de vivir, la esperanza, porque todo eso tiene también su traducción política. Yo no me habría metido en política si no me hubiesen inculcado valores como la esperanza y el amor por la vida".
Irene Montero se convirtió en madre de mellizos el 3 de julio de 2018. Tan solo un año después, el 2 de agosto de 2019, nacía su tercera hija. Pero, ¿cómo ha cambiado la maternidad su vida? "La maternidad no te hace ser otra persona, pero el día a día cambia mucho, la posibilidad de improvisar, de hacer planes a largo plazo, organizar tu vida, algo que ahora no puedo hacer al estar al frente del Ministerio de Igualdad, porque mis tres hijos tienen unos horarios y una rutina que quiero respetar y compartir".
Y continúa: "He descubierto lo que es el amor incondicional, más que nada porque la primera maternidad no fue fácil. Compatibilizar el amor a mis hijos con el miedo que supone ser madre primeriza me provocó mucha impotencia".
Y, ¿cómo compatibiliza Irene Montero su rol de madre con el de ministra de Igualdad en el Gobierno de España? "No me queda más remedio que organizarme y no dejar paso a la improvisación", apunta. "Tengo la suerte de contar con un equipo que me organiza la agenda y que son de mucha ayuda. Después está el papel fundamental que juegan los abuelos con los que en España tenemos una gran deuda, sobre todo la gente de mi generación porque son nuestros padres y abuelos los que se encargan de sus nietos cuando nosotros no podemos hacerlo".
Irene Montero no solo es la mano derecha de Pablo Iglesias en Unidas Podemos sino que también es ministra del Gobierno en el que es vicepresidente segundo y su pareja actual. ¿Logran desconectar al llegar a casa después de trabajar juntos? "A veces lo conseguimos y otras no [...] Los niños ayudan porque te obligan a desconectar. Cuando hay criaturas que quieren jugar, merendar o bañarlos... te centres o no te centras".
Para concluir, Montero responde a la pregunta sobre cómo está llevando el hecho de que un determinado grupo de personas de ideología de ultraderecha esté acampando a las puertas de su casa: "Mal, se lleva mal porque no están ahí para hacer reivindicación política, están ahí para insultarnos y para molestar a nuestros hijos. No es una manifestación contra el Gobierno o el Ministerio de Igualdad, no. Vienen a intentar ocupar nuestro espacio de intimidad como es nuestra casa, vienen para que nos sintamos incómodos. Es una situación anómala en una democracia".
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