Las intolerancias alimenticias son cada vez más comunes. Son muchas las personas que conviven con problemas a la hora de digerir ciertos alimentos, cuestión que una vez detectado puede ser relativamente fácil de tratar, pero que hasta su diagnóstico pueden provocar la total alteración del sistema inmunitario del paciente y su malestar.
Muchas son las caras conocidas que han reconocido no poder tomar ciertos productos, como por ejemplo Eva González (39 años), que es intolerante a la lactosa, o Adriana Abenia (39) y Miley Cyrus (27), que son celíacas. Problema con el que también convive la actriz María Valverde (33), que ha logrado sacar aspectos positivos del rechazo de su organismo al gluten.
Fue al cumplir su primer año de vida, cuando sus padre comenzaron a introducir en su alimentación los cereales, cuando comenzaron los problemas para la protagonista de A tres metros sobre el cielo. "Mis padres recorrieron durante varios meses todos los hospitales de la capital y todos los médicos decían lo mismo: que se trataba de una gastroenteritis. Todos los días mis padres me llevaban a urgencias hasta el día en que un médico, de una especialidad distinta a la gastroenterología, dijo nada más verme que lo mío se debía a una intolerancia al gluten", explicaba la madrileña en el año 2009, tras colaborar en un libro donde personajes conocidos contaban su experiencia con la celiaquía.
La que fuera ganadora del Goya a mejor actriz revelación en el año 2003 por la película La flaqueza del bolchevique, confiesa que al afrontar esta situación desde que tiene uso de razón se siente bastante cómoda conviviendo con el problema. "Ahora mismo me encanta ser celíaca. Es más, me siento privilegiada de poder y querer cuidar mi alimentación", ha llegado a decir María Valverde, que reconoce que esta patología la ha hecho que su educación alimentaria sea mucho más severa y cuidada que la del resto.
Pese a que a día de hoy lleva muy bien el asunto, reconoce que no siempre fue así. Y es que la niñez y la adolescencia complica la comprensión tanto personal, como social, en lo que respecta a las intolerancias alimentarias. Y más si se trata de un elemento que está tan presente en los productos que consumimos como es el gluten. "Cuando eres más joven condiciona bastante. La sociedad poco a poco va conociendo esta intolerancia, pero todavía quedan muchísimas cosas por hacer. En mi caso, llevo bien y controlo este problema con facilidad. Pero es cierto que cuando eres joven, es un poco estresante el hecho de saber que tienes una intolerancia y entender las implicaciones que ello tiene es algo complicado", afirma Valverde.
A día de hoy existen muchas opciones a bajo coste para tomar todo tipo de alimentos sin ingerir gluten, lo que resta muchas limitaciones a los afectados. Pero hasta que un médico diagnostica la patología, resulta muy incómodas sus consecuencias. La celiaquía o enteropatía, se le puede llamar de ambas formas, se caracteriza por una inflamación de la mucosa del intestino delgado como consecuencia de la intolerancia inmunolófica y permanente del gluten proveniente de la cebada, el trigo y el centeno. Cereales a los que se le puede sumar la avena en caso de que la enfermedad aparezca por predisposición genética.
Si no se toman medidas a tiempo, esta enfermedad puede provocar enfermedades digestivas severas y daños en el intestino delgado. Problemas que pueden derivar en falta de absorción de vitaminas, minerales y demás nutrientes. Lo que finalmente podría traducirse en vomitos, hipotrofia muscular, anorexia, hepatitis, anemia ferropénica o artritis crónica juvenil entre otras dolencias. Un problema muy serio que afecta a entre el uno y dos por ciento de la población, y que puede evitarse con un eficaz y temprano diagnóstico.
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