JALEOS intercepta a Adriana Abenia (36 años) en mitad de su merienda, pero se niega a colgar el teléfono: "Nada, nada, ya que estamos, te atiendo. Tuya soy". Con la alegría que caracteriza a este cascabel con patas, de abrumadora rapidez mental y de sinceridad apabullante, la presentadora responde a este diario sin esconder ni por un segundo la ilusión que le proporciona su nuevo fichaje como colaboradora del programa Espejo público de Antena 3.
Y no solo se aborda con ella el siempre complejo asunto de la televisión sino también la maternidad, el universo de las redes sociales y la longeva relación con su marido, Sergio Abad, con quien empezó a salir cuando tenía 15 años.
Adriana, ¿cómo está?
Muy bien alimentada como acabas de comprobar -risas- y feliz de esta nueva etapa que he emprendido. La verdad es que la gente me ha recibido con los brazos abiertos y me está resultando muy divertida.
Con lo de la nueva etapa se refiere a Espejo público, ¿verdad?
Sí, sí, no estoy embarazada -risas-.
¿Es un fichaje de verano o se queda ya toda la temporada?
Me quedaré toda la temporada. En verano me han exprimido mucho, he estado yendo prácticamente todos los días. Ahora todavía tienen que montar escaletas y no puedes hacer planes a más de una semana vista, pero sí. Voy a continuar dando cera.
¿Proyectos a corto plazo más allá de la tele?
Con la primera oleada de la pandemia, las publicidades en Instagram se cayeron precisamente porque a muchas marcas les resultaba obsceno publicitarse. Luego encontraron el método de hacerlo: volcándolo todo en la familia, apelando a los sentimientos, al corazón, al amor... De esta forma se retomaron esos proyectos y la verdad es que genial.
Con lo joven que es, tiene una trayectoria enorme en televisión, pero mucha gente aún la recuerda por su paso por Sálvame, ¿cómo recuerda aquello?
No me acuerdo de nada, fue hace once años.
¿Cuánto tiempo estuvo allí?
Un año y medio o así... Realmente fue el trabajo que me encumbró y me dio la fama. Le tengo especial cariño. Pero como luego han venido tantos programas... Hazte un selfi, Cuatro al día, las Campanadas, galas de Nochevieja... La verdad es que Sálvame queda como diluido en el tiempo. Me hace gracia porque algunas abuelitas en el súper me recuerdan por aquello y me parece entrañable. Me rejuvenece, pero como he presentado ya tantas cosas, pues bueno... Mis inicios, sin más.
¿Algún colaborador al que recuerde con cariño? ¿Tuvo roce con alguno?
Todos se portaron fenomenal conmigo. La relación con ellos fue estupenda. Yo volcaba mi tema y me marchaba, no había tiempo de que llegara la sangre al río. De alguna manera mi personaje oxigenaba el plató. Yo era educada, pero a la vez alocada... Ya no lo soy tanto, será la edad.
¿Volvería si la llamaran para hacer exactamente lo mismo?
No. Jamás volvería a Sálvame. No tiene nada que ver con la Adriana Abenia de ahora. Si me pidieran que lo hiciera, no sabría. Sería imposible hacerlo ahora por todo lo que he aprendido. Sería inviable. Es como si te dijeran a ti que volvieras a preescolar.
¿Algún deseo por cumplir en televisión?
Antes tenía más pretensiones en televisión pero con los años las prioridades cambian y la televisión me sigue fascinando como antes, pero ya es otra cosa... De alguna manera, te dejas arrastrar por los proyectos que se van sucediendo y que tú dices "sí" o "no". Ya un poco desde la distancia porque creo que mentalmente, para curarnos en salud, se hace de esta manera. La televisión es muy caprichosa. Emprendes un proyecto con mucha ilusión y se va al garete. No tiene que ser por ti aunque tú seas la cara visible. Simplemente las cosas no funcionan, la franja horaria es complicada, entonces, bueno... Cuando vuelvo a casa, desconecto. No hablo nunca de televisión. Eso me salva.
Es un punto de vista muy inteligente, hay gente que no lleva bien eso.
Pues yo sí, ¿eh? Incluso las críticas. Mis amigos se ríen pero es verdad que no me afectan en absoluto, solo las de las personas que quiero. Es verdad que tengo poco hater y cuando lo tengo, me encanta. Me da subidón. Vaya, que sí, que de alguna manera conforme pasan los años, tú pones todo tu cariño en que te salga bien pero hay que vivir un poco al margen o este mundo te atrapa.
Usted es muy libre, sube, por ejemplo, a su hija sin pixelar a las redes
Lo hago porque no podría prescindir de una persona tan importante en mi vida como lo es mi hija, Luna. Respeto que la gente no lo haga, pero, sinceramente, sería ridículo, en mi caso, no sacarla cuando es tan básica para mí. Es que como madre la ves siempre preciosa, graciosa, es un orgullo para mi estar criándola tan sana y tan risueña.
¿Por qué la gente se cree con la autoridad de meterse en todo? Hubo un usuario que le recriminó que su hija no llevaba agujereadas las orejas.
Para ser una misma hay que ponerse tapones en los oídos. Hay que pasar de eso. Cuando fui mamá, un día puse una foto sexy y la gente se llevó las manos a la cabeza... Ser madre no significa dejar de ser mujer. Yo puedo debatir con vehemencia sobre algo político o de la actualidad y luego verme guapa y subir esa foto que me encanta. Y ya está. Mis redes no están muy meditadas, cuelo lo que me place. A lo de mi hija le respondí con naturalidad, agujerearla o mutilarla ya de pequeña pues... cuando tenga más edad que lo haga ella. Si quiere, que se ponga piercings o lo que le dé la gana.
¿Sigue sin pendientes?
¡Y sin peinar! Solo una vez la he llevado a la peluquería. El padre casi me mata porque me decía, "déjale el pelo largo, que está muy graciosa". Y desde entonces, mira, le hago unas coletas y unos peinados maravillosos. Cada padre y cada madre lo hace lo mejor que puede. Cada uno tiene que ser libre de guiar a su hijo como quiera dentro de la educación y el respeto, claro.
¿Cómo lo hace para llevar toda la vida con Sergio?
No solo toda la vida juntos sino que no hemos estado con nadie más. Eso es más grave todavía. Él solo me ha besado a mí. Yo no puedo decir lo mismo. Pero ya ves, con 14 años, qué beso he podido darme yo con otro... Estamos súper a gusto. Realmente creces con esa persona de una manera tan fuerte que... ¿Sabes lo que me fastidia de él? Antes de abrir yo la boca, ya sabe lo que estoy pensando. Hay transparencia absoluta. Ese es el secreto de una relación: la confianza, no hay celos, entendemos perfectamente a qué nos dedicamos. Estoy muy tranquila en ese sentido y me da estabilidad, cosa que en este mundo tan loco de la televisión es necesaria.
¿De dónde viene su amistad con Georgina Rodríguez, la novia de Cristiano?
¡Ella es de Jaca! ¡Es paisana! A mí me encanta su manera de ser, su forma de ver las cosas. Está con Cristiano y lleva una vida que, a priori, es irreal, pero luego pone una foto en Insta tendiendo la ropa y eso tiene mucha gracia. Al ser mamá las dos prácticamente a la vez, pues hemos compartido dudas, experiencias, miedos, sensaciones y la verdad es que ella es fantástica.
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